Que los miles de iglesias existentes no paguen impuestos y conserven privilegios fiscales es una afrenta a una sociedad que tiene una población pobre del 33 %;
La iglesia católica rehúsa considerar las mascotas como parte de la familia y confunde la “humanización” del animal con su aceptación como integrante de ese núcleo
Se levanta un muro entre quienes alegan que hay que preservar la tradición y los que alegan que la Iglesia debe avanzar según las demandas de nuevas generaciones