La sencilla familia paisa que se inventó El Éxito en el popular barrio Guayaquil de Medellin

Los paisas que se inventaron El Éxito como una pequeña tienda de ropa y terminaron vendiéndolo en dólares

La familia Toro empezó vendiendo telas, sufrieron el secuestro de cinco familiares por parte del Pablo Escobar y después de 15 años lo vendieron a extranjeros

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octubre 30, 2023
Los paisas que se inventaron El Éxito como una pequeña tienda de ropa y terminaron vendiéndolo en dólares

El 9 de junio de 1992, a los 63 años, murió de una afección coronaria Don Gustavo Toro Quintero en Medellín. Había nacido en Titiribí. En 1949 un amigo le prestó los quince mil pesos que necesitaba para abrir un local de cuatro metros cuadrados en el sector en el popular barrio Guayaquil donde empezó vendiendo telas. En esa época era fácil confeccionar para las mujeres y hombres sus propios trajes a partir de las máquinas de coser que abundaban en las salas de las casas, asi que lo que se vendía era el material de costura y no los productos acabados. Ochenta años después, de aquel pequeño local resultó el Grupo  Éxito un conglomerado vuelto multinacional que vendió el año pasado más de 16 billones y que muchos colombianos se han beneficiado de sus ganancias a través de las acciones que se transan en la Bolsa de Colombia como también el Grupo Casino que adquirió la mayoría en el 2007.

Una larga historia de creatividad paisa  

La historia comenzó cuando los hermanos Toro eran unos niños en la década del treinta del siglo pasado y ayudaban a sus papás en Titiribí (Antioquia) con la cría de ganado y siembra de café. De eso vivían.

Sin embargo, Gustavo, cuando tenía 20 años, se metió en el negocio de las telas. Él detectó que los días buenos del mercado eran los lunes y los martes ya que, al comienzo de la semana, venían los comerciantes a Medellín a surtirse. En esos años ocurrió la transformación.

A los 21 años, se decidió a montar su propio negocio. De Titiribí se trajo a seis de sus diez hermanos para echar a andar el naciente negocio. Los repartió así: él era el gerente; Mario era el jefe de ventas, Leonardo se encargaba de las bodegas, Manuel de la Contabilidad, Darío de la administración, Alberto de Mantenimiento, Alfonso de la confección.

Don Gustavo Toro con los diez hermanos que le dieron vida a El Éxito

Don Gustavo fue tan avispado y hábil, que se dio cuenta que el gran margen de beneficios quedaría si se encargaba de la cadena de distribución. Por eso se encargó de todo. Con la fuerza de sus hermanos atendían los negocios, llevaban las cuentas, contactaban a los proveedores. Lo único que le dejaba claro a sus hermanos era que, si alguno tenía problemas con los vicios, inmediatamente quedaba por fuera de la compañía.

La clave del negocio fue ser cercano y amable. Que cada cliente pudiera servirse como fuera. A principios de la década del cincuenta y de allí surgió la idea del autoservicio, un formato que resultaba muy moderno, toda una innovación.

En 1957 llegó a Medellín el grupo Sears con el concepto práctico norteamericano de venta en grandes superficies. Los hermanos Toro fueron a la inauguración. Cuando el presidente mundial de la compañía Sears que fue a Medellín a cortar la cinta, terminó su discurso inaugural con la frase: “En el futuro este almacen será un éxito”, los hermanos se miraron y sabían que, sin quererlo, el hombre fuerte de Sears dijo una frase que terminó convertida en una profecía.        

Los Toro antes que atemorizarse por la competencia se sacudieron y aprendieron de ésta. No solo innovaron sus almacenes sino que le metieron el acelerador al plan de expansión más allá de la capital hacia otras ciudades del departamento,  en 1984 empezó la influencia del Éxito.

Los almacenes LEY se convirtieron en su principal competencia y cuando Don Gustavo murió en 1992 estaban en plena confrontación. Una pelea por ganar consumidores que se daba en un momento duro para Antioquia acorralada por la mafia y el Cartel de Medellin en su guerra contra el gobierno y las instituciones. Los Toro como muchas otras familias no escaparon a la persecución de Pablo Escobar a través de su brazo armado: los Extraditables. Extorsionaban, secuestraban buscando recursos para financiar la guerra y los Toro se convirtieron en blanco de ataque: cinco miembros de la familia fueron secuestrados.  

El propio Don Gustavo fue secuestrado en 1988. Se pagó una fortuna cuyo valor nunca se conoció. A los pocos meses, secuestraron a Alfonso, su hermano, y a uno de sus sobrinos, Alberto. El 10 de noviembre de 1990, mientras se desplazaba  en un Toyota de color verde en el sector de El Poblado, llamado Patio Bonito, fue secuestrado Gustavo José, el hijo mayor del fundador de El Éxito. El secuestro fue atribuido a Los Extraditables. En ese momento, Pablo Escobar había desatado una guerra contra el gobierno de Virgilio Barco, férreo contra la extradición y recibían a bala el entrante Cesar Gaviria, quien llegaba con el asesinato de Luis Carlos Galan a cuestas, buscando tumbar la extradición. El hijo de Don Gustavo duró un mes secuestrado.

Almacenes Sears en Medellín, década del 70.

Después de su muerte en 1992, el Éxito continuó con su expansión a pesar de las adversidades familiares. Llegaron a absorber a todos sus rivales, incluido Almacenes Ley, Carulla y Vivero, un proceso que admitió la presencia de otros socios distintos a la familia Toro como el Grupo Empresarial Antioqueño y la familia Mejia Correa, del Grupo Corbeta.  El año 2006, se dio un punto de quiebre cuando los fundadores de El Éxito consideraron la posibilidad de desprenderse de las acciones que todavía mantenían en el negocio, un 24,55 % e incluso venderle esta participación familiar a un socio extranjero. La primera oferta llegó de Chile cuando Cencosud, los propietarios de Jumbo, pusieron sobre la mesa una propuesta por $ 640 mil millones de pesos.

Sin embargo, según los acuerdos con los accionistas, ellos tenía el derecho preferente sobre esas acciones, entre ellos la compañía francesa Casino que en 1999 se había hecho al 25 % de las mismas a través de una emisión de acciones, y la había elevado a un 39,5 % posteriormente. El negocio no cuajó  con los chilenos, pue la multinacional gala se hizo al control de las acciones en circulación en manos de la familia Toro y otros socios minoritarios.

El precio ofrecido por Casino de 13.052 pesos por acción resultó muy atractivo. Con esta compra, se acababa una era que convirtió a estos almacenes en los más rentables y conocidos de el país. Los Toro le decían asi adiós su exitoso invento que arrancó con un local en el barrio Guayaquil de Medellín y terminó con 427 almacenes en toda Colombia. Casino mantuvo el control hasta que se vio obligado a salir de esta joya de la corona del comercio colombiano, por las dificultades financieras que se presentaron en la matriz francesa y la puso en venta.

Después de considerar distintos oferentes y mucha especulación sobre quienes serian los nuevos dueños el poderoso grupo de retail pasaría a manos de la familia Calleja de El Salvador que exige al menos el 51 % de las acciones, por ahora ya esta firmado un principio de acuerdo para la cesión del 47,36 % del capital de Éxito que controla Casino directamente o a través de su filial Grupo Pão de Azucar, el resto accionario será adquirido mediante opas (oferta pública de adquisición) que lanzará Calleja en Colombia y en Estados Unidos.

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