Por más de 60 años en Colombia hubo pueblos donde nadie ajeno a sus pobladores pudo entrar. Las balas, las bombas, el miedo, lo impedía. Barreras infranqueables ocultaron la belleza natural, valles, lagunas, ríos, quebradas cristalinas, manos trabajadoras, gente buena. Con la firma de la paz, el velo empezó a correrse y empezamos a descubrir un país desconocido
A solo 20 minutos del puerto de Tumaco está Bocagrande. Era el paraíso de los caleños y tumaqueños, pero un tsunami arrasó con todo en los años 70. El turismo se acabó y luego la guerra, la coca, los narcos se tomaron este puerto sobre Pacífico. Pero hoy a orillas de ese inmenso mar de mareas infinita permanece en pie un modesto hotel testigo mudo.
Jhon Frater trabajaba con multinacionales mineras en Sudáfrica y Colombia, cuando Calarcá, una población del Quindío, le cambió su vida. El café, los campesinos que nunca abandonaron sus tierras, lo fueron llevando hasta Gaitania, en la región de Marquetalia en el Tolima, donde nació en 1964 la guerrilla de las Farc.
Hasta el 2016 la carretera que une a Ibagué con Planadas, Tolima, era una ruleta rusa. Apenas si se movilizaban dos carros, y siempre a la luz del día. Conductores, pregoneros y pasajeros se persignaban para salir. El miedo rondaba.
Ibagué – planadas
Masacres, accidentes y hasta rayos, la carretera entre Ibagué y Planadas está llena de historias espeluznantes que recuerda este tolimense que hace 26 años las recorre
En Caldono, un pueblo que padeció 248 tomas guerrilleras y donde la gente aprendió a organizarse para resistir.
Cauca
El Resguardo de Pueblo Nuevo en Caldono luchó por convertirse en una de las 26 zonas veredales tras el fin del conflicto. Cientos de guerrilleros que llegaron a construir sus nuevas vidas terminaron frustrados por los incumplimientos del gobierno, pero firmes en su propósito de no dejarse derrotar por el olvido.
Un gringo, Dan E., montó un hotel canábico desde donde los turistas descubren el otro lado de hierba que está en las montañas del Cauca.
valle del cauca
A media hora de Cali queda Bitaco. Allá queda el único sembrado de té del país, y para poder viajar hasta allá había que pedirle permiso a las Farc, al ELN y a los paramilitares. Hoy la familia Llano logra sacar su empresa adelanta en tranquilidad después de haber padecido la guerra en carne propia.
Cauca
Argemiro, un campesino de Suárez, Cauca, cuenta la frustración de los campesinos organizados: han querido resembrar sus tierras de coca por cultivos legales, pero el gobierno los dejó plantados.
Cerca del 20% de la coca que se cultiva en estas fincas sale en lanchas por los ríos hacia Centro América. Aquí manda Guacho, un disidente de las Farc que lidera otros jóvenes que tienen en jaque a las autoridades de Colombia y Ecuador.
Comenzó como un mensajero de las Farc, no creyó en el proceso de paz y prefirió convertirse en un poderoso narcotraficante en las costas del Pacífico.
valle del cauca
La firma de la paz ha traído tranquilidad a Colombia. Redujo los asesinatos violentos, espantó el miedo. La vida, y sobre todo la vida en la comunidad recuperó su espacio. Pero aun el Estado no copa los territorios dejados por las armas de los ilegales. La incertidumbre está de regreso y el silencio de la muerte se ha instalado de nuevo.
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