Cúcuta, la ciudad que toma malas decisiones y que le gusta joderse a sí misma

Cúcuta, la ciudad que toma malas decisiones y que le gusta joderse a sí misma

Aunque allí nació la Constitución de 1821, para su tiempo muy liberal, fueron muchos los de derecha que salieron a marchar en una oposición desinformada

Por: Alex Rolon
octubre 30, 2022
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Cúcuta, la ciudad que toma malas decisiones y que le gusta joderse a sí misma

Cúcuta es la ciudad capital de Norte de Santander, una ciudad donde la mayoría de población es conservadora y camandulera, fanática de la derecha y muy una presa fácil para el uribismo en cada elección.

Es una ciudad donde no se necesita invertir tanto dinero en una campaña política para que gane un candidato de la derecha en una elección a la Presidencia. Tenemos como ejemplo los resultados de 2018 y los de 2022.

Y ni hablar de la marcha de la "oposición de ganso" del 29 de octubre, donde con mentiras y desinformación. Sacan a la gente a la calle a protestar y si algún periodista los entrevista y les pregunta por qué están ahí y qué realmente les molesta, no saben ni qué explicación dar.

No tienen argumentos sólidos. Parece más un "envenenamiento" político hacia la población que una rechazo argumentado.

Es solo que pongan a rodar una cadena de WhatsApp con alguna noticia falsa y gran parte de la población se come el cuento. Ya que abunda cierto grado de manipulación emocional de la población, de por sí de creencias muy conservadora y camandulera.

Porque sí, aunque no lo crean, es una ciudad donde la Iglesia aún tiene una gran influencia en todos los estratos sociales, y la visión de la sociedad es aún muy teológica. Es el "dulce" perfecto para que cualquier político de tendencia derechista, machista y autoritaria gane apoyo en gran parte de la sociedad.

¿Una ironía, no? Pues Cúcuta es una ciudad histórica donde nació la Constitución de 1821. Una Constitución liderada por el prócer Santander, de ideología bastante liberal. De hecho es el padre de la educación pública en Colombia y quien creía en la separación de la Iglesia del Estado.

Este fenómeno de la manipulación es bastante interesante que se viene presentando desde la elección 2016, siempre en cada elección el "coco Venezuela" sale a como bandera en cada campaña y es utilizado como estrategia política para amedrentar a la población.

Cualquiera que analice el tema desde el interior del país, creerá que el miedo que le meten a la población es fácil de entender, porque tiene a unos minutos la frontera y la crisis venezolana.

Pero se equivoca al pensar eso, el tema es mucho más amplio. Porque así como tiene la frontera a unos minutos, la ciudad ha tenido un pasado oscura de ilegalidad y violencia por el conflicto armado.

Todos estos factores han creado un escenario perfecto para que la gente viva "amedrentada" y crea que cuestionar al Estado y sus instituciones es ser de izquierdas o revolucionario. Y no un derecho ciudadano dentro de una república. Bueno ese debería ser el deber ser; pero, la realidad es otra.

¿Si acá nació la república, qué le pasó a la ciudad? ¿Por qué si en el pasado fue la vanguardia del país, se volvió tan reaccionaria?

Son muchas preguntas que se deberían sus habitantes, pero no lo hacen, porque hay poca crítica, hay sentimiento de conformismo con el estado actual de la ciudad y donde ven con rechazo cada intento de reforma y de cambio.

No sé si eso tendrá que ver ese "mito urbano" de la influencia de algunos curas y monjas españoles de tendencia franquista con gran influencia en el sistema educativo de la ciudad. Y por ende ayudaron a formar el comportamiento de la sociedad en la obediencia y en la no crítica al sistema. Pero es un tema que lo dejo a la análisis y critica de cada uno.

En cuanto a lo político no hay explicación tanta sinvergüenzura y alcahuetearía de la sociedad con los políticos que tienen a la ciudad en el ruina, cada cuatro años es la misma película.

Viene un político del centro del país, que no tiene ni puñetera idea de los problemas de la ciudad, se va a los puentes que conectan con Venezuela, le echa unos "madrazos" a Maduro y se va para Bogotá como si fuera el "caudillo" de la ciudad.

Pero si viene el Presidente de la República, Gustavo Petro, y dice que hay que bajarle a la grosería y que hay que usar la diplomacia para que la frontera se normalice y vuelva a ser la más dinámica de América Latina, a un sector amplio de la población le molesta y más cuando se habla de retomar relaciones con Venezuela y hay un rechazo también al mandatario. El rechazo es más a quién hace la propuesta que por la propuesta en sí.

¿Qué carajos le pasa a la gente? En serio es tan fácil de manipular emocionalmente por parte de la derecha a la población. ¿O el analfabetismo político y la ignorancia de la población lleva a dejarse "manosear" políticamente?

Es entendible que por lo menos que el Estado Táchira y una ciudad capital como San Cristóbal, la gente tenga cierto rechazo por Nicolás Maduro, porque fue quién en 2015 el 19 de agosto, con asesoría del Gobernador del Táchira de la época Vielma Mora, decidió cerrar la frontera, y con ello, llevó a la ruina al Estado y en especial a los municipios de San Antonio del Táchira y Pedro María Ureña.

Fue una decisión que quebró el comercio de la Zona Andina de Venezuela y que generó la gran crisis que tiene Venezuela, porque arruinó su comercio natural con su vecino de toda la vida Colombia.

¿Pero en el caso de Cúcuta, que venga cualquier ciudadano a defender a la derecha que ayudó a joder a la ciudad? ¡No sean tan toches! Si algo ha pagado caro Cúcuta, los habitantes; en especial, el comercio. Es esa ridícula pelea diplómatica entre Caracas y Bogotá. Mientras ellos se echan "madrazos", son los ciudadanos cucuteños quien pagan los platos rotos, nadie más.

Porque les pregunto: ¿De qué sirvió a ese show con concierto incluido de Iván Duque en 2019, en donde afirmó que Maduro tenía contadas las horas? ¿De qué sirvió haber hecho ese ridículo internacional de haber aceptado la autoproclamado interinato de Juan Guaidó?

Ha sido uno de los ridículos más grandes en política exterior que ha tenido el país. Peor que la zona de despeje del Caguán de la época de Andrés Pastrana. Así de ridículo fue todo.

Algunos creyeron que con un concierto iban a lograr que Maduro saliera del poder y lo que lograron fue que se atrincherará más y soldara unos contenedores en los puestos. Arruinando así más la posibilidad del retorno de las relaciones bilaterales en los dos países.

¿De qué sirvió ese show? De nada, la ciudad perdió la oportunidad de poder suplir la demanda de productos de primera necesidad a Venezuela; en especial, del Táchira y por el contrario, fueron cuatro años perdidos y que han tenido un gran impacto, tanto en lo cultural, lo social y lo económico de la ciudad.

Para terminar de complicar las cosas, la falta interés por Cúcuta y por los problemas de la ciudad, le terminaron entregando al hampa el control de la misma.

Hoy en día el cucuteño tiene miedo de ir al centro y contestar el celular en la calle, porque lo pueden atracar, tampoco puede ir a comer con la novia en la noche porque se expone a una balacera en cualquier parte de la ciudad. ¡Es increíble el deterioro de la ciudad, y nadie le importa!

Y este problema no es culpa del presidente Petro, como algunos cínicos ya quieren hacerle creer a la población. El problema de inseguridad de la ciudad viene desde hace más de cinco años y ha impactado en todos los estratos por culpa del abandono estatal.

¿Qué pretenden que haga en dos meses el presidente, teniendo en cuenta el desastre de país que dejó Iván Duque? Y que irónicamente cada vez que visita la ciudad, pide también compromiso y participación de sus habitantes para que se pueda a través del Plan Nacional de Desarrollo elaborar las políticas públicas que tengan un mayor impacto en la población.

Si los cucuteños no rompen esa apatía, y se preocupan por su ciudad, sino dejan tanto "importaculismo" y rompen esa maldita cadena de irresponsabilidad ciudadana, de no asumir las malas decisiones que toman a la hora de elegir a los políticos  a nivel regional que los deben representar y luchar por mejorar el estado de la ciudad y la vida de sus electores: ¡Cúcuta, no dejará de ser la ciudad que toma malas decisiones y que le gusta joderse así misma!

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