Opinión

Trump y Petro como fenómenos históricos

Tanto Trump como Petro responden o encarnan una etapa histórica, pero solo son actores circunstanciales de un guion de mayor trascendencia

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diciembre 31, 2025
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Al ver una encuesta lo primero que se menciona es que solo refleja la foto del momento , pero que dice poco respecto a lo que en la votación podrá suceder. Y se aclara que como información solo sirve si con una continuidad de anteriores encuestas se vuelve la película que muestra las tendencias y permite proyectar probabilísticamente un resultado.

Esto aplica no solo a las encuestas sino, si se quiere entender el momento que se vive, toca asumir lo que se ve como parte de un proceso y situarlo dentro de un contexto de evolución de las condiciones que llevaron adonde estamos.

Tanto Trump como Petro son los que responden o encarnan una etapa histórica, pero siendo solo actores circunstanciales de un guion de mayor trascendencia.

Si miramos un contexto más amplio, lo primero que toca tener en cuenta es que lo que desde el punto de vista político caracteriza el momento es el desgaste de la Democracia.  No es casualidad que el número de países que no tienen este modelo de gobierno son más de los  que suponen ‘gozar’ de él, de los cuales a su turno a menos del 50%  se le reconoce como ‘democracia real’; y, en donde aún subsiste por lo menos operativamente el sistema, tampoco es coincidencia que más del 60% de la población estén descontentos con él (entre ellos Colombia). También se vuelve significativo que se vuelva un grito de batalla el ‘defender la democracia’ por quienes ven que su deterioro perjudica los privilegios que tienen.

Porque la palabra ‘democracia’ ha acabado remplazando el calificativo de ‘bueno’ sin aclarar  porque lo sería. Si se habla de valores o de propósitos por supuesto que lo sería.  Nadie estaría en contra de la defensa de la justicia social, ni del derecho a la libertad o del respeto a la dignidad. Pero cuando se habla de un modelo o sistema de gobierno lo que se constata es que cumplió un ciclo en efecto benéfico, pero que la experiencia demuestra que ya se superó. Ya nadie discute que la propiedad privada no es un derecho absoluto sino se reconoce que la propiedad es o tiene una función social (tiene que ser productiva para la comunidad y obligada a respetar el medio ambiente); que la libertad de uno termina donde comienza la de los demás; que la función del Estado de Derecho incluye no solo las condiciones para el crecimiento económico sino las responsabilidades -o sea la obligación de ser intervencionista- para cumplir objetivos sociales.

Porque es el proceso de la humanidad el que muestra una tendencia hacia la ‘democratizacion’, entendida ésta como la forma en que la distribución del poder y de la riqueza se reparte cada vez entre más partícipes. En otras palabras, el proceso de democratización no lo inventó el sistema de gobierno ‘democrático’ sino es una característica de la evolución de la humanidad.

Lo que llamamos ‘Democracia’  sirvió como uno de tantos modelos de gobierno que han ayudado por ese camino, pero no es el único ni en el espacio ni en el tiempo que cumple o puede cumplir ese objetivo.

Los Estados donde se busca La ‘Democracia’ van saliéndose de ese paradigma y cayendo en los populismos y/o autoritarismos de derecha  izquierda

Si vemos entonces el momento histórico no como una foto sino como la película en desarrollo, lo que caracteriza el actual es cómo los países o Estados donde se tiene o se busca que rija la ‘Democracia’ van saliéndose de ese paradigma y cayendo en los populismos y/o autoritarismos (lo primero seguido normalmente de lo segundo) ya sea de derecha o de izquierda.

Bajo el ‘modo de producción ‘ que emerge (Inteligencia artificial; redes sociales; nuevo orden geopolítico; cambio climático; multiplicidad de género LGBTXXX,  etc).,  las instituciones vertebrales de la ‘Democracia’, como el voto, la regla de las mayorías, el principio de los pesos y contrapesos, etc. resultan poco operantes. La legitimidad de un sistema político no reside únicamente en si es o no una ‘Democracia’  sino en si sirve o no a la población y si cuenta o no con su respaldo.

Tanto Trump como Petro solo son personajes que corresponden a la época, a la decadencia del sistema democrático.

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