En pleno siglo XXI no podemos seguir siendo testigos de una irresponsabilidad colectiva donde se juega con la vida y se celebra la barbarie y la inconciencia
Atrás quedaron los años de gloria y la euforia de público viéndolo salir por la puerta grande, el gran torero vive el ocaso de la fiesta brava en medio de un descalabro económico
"No existe método más noble y que respete de mejor manera a los toros que las corridas. Mueren adultos y con la posibilidad de prolongar su vida por indulto"