Las fuerzas democráticas no deben permitir que ocurra un golpe y para desactivar ese horror se debe realizar la más amplia movilización social y popular
Si Petro decide pelear su derecho a gobernar acudiendo a sus propias fuerzas es posible que eso termine en el caos y ahí sí: ¡adiós a cualquier institucionalidad!
Lo que está en juego son los derechos de millones de colombianos que sufren el acecho de la ultraderecha empeñada en obstruir la paz total y las reformas sociales