Fico es el Rigo de la política colombiana (pero usa 'doping')

Fico es el Rigo de la política colombiana (pero usa 'doping')

Rigo y Fico triunfan siendo los campeones del desabroche. Tanto que sus apodos, debido a su chabacanería, ya se han convertido en marcas

Por: Juan Raúl Navarro
septiembre 27, 2023
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Fico es el Rigo de la política colombiana (pero usa 'doping')

Rigo y Fico triunfan siendo los campeones del desabroche. Tanto que sus apodos, debido a su chabacanería, ya se han convertido en marcas.

La del primero, Go Rigo Go, ha logrado consolidarse como una reconocida empresa de prendas y artículos deportivos, sobre todo en el ámbito del ciclismo. Rigo tiene su propio tour, el Tour de Rigo, y, últimamente, con dos restaurantes propios, La finca de Rigo y Grosería, el pedalista más gracioso de Colombia incursiona con éxito en el sector de la gastronomía. Rigo es tan mediático que hasta le acaban de hacer telenovela.

Algo similar sucede con Fico. Bastan las cuatro letras de su alias para que sepamos que se trata de Federico Gutiérrez, el político que fue candidato a la presidencia de Colombia en las elecciones pasadas, alcalde de Medellín entre el primero de enero de 2016 y el primero de enero de 2020, y actual aspirante a repetir en dicho cargo.

Es innegable que Rigo es un diamante ciclístico de valiosos quilates. En el 2012 se ganó la medalla de plata en la prueba de ruta de los Juegos Olímpicos de Londres, en el 2013 y el 2014 fue segundo en la clasificación general del Giro de Italia, y en el 2017 se subió al podio de subcampeón del Tour de Francia. El toro de Urrao, como se le llamaba antes de que se impusiera su nombre-marca, es, sin duda, el primer mejor segundo en la historia del ciclismo colombiano.

En lo que Rigo sí ha sido el número uno indiscutido, para que lo sepan huevones, es en venderse a sí mismo y a sus negocios con una estrategia de marketing irresistible: el desabroche y la chabacanería vulgar, que tanto le encantan al vulgo, han calado en la memoria de sus conciudadanos y han conquistado su cariño.

Su manera de expresarse, en apariencia descomplicada y espontanea, se volvió intencional y premeditada desde el momento en que una palabra suya, hasta entonces no apta para los medios, salió al aire y se volvió viral. A partir de ese momento Rigo se convirtió, de lejos, en el líder del ranking de los famosos colombianos en la autopromoción de sus emprendimientos.

La mayor semejanza entre Rigo y Fico es que ambos personajes son grandes escaladores. Rigo se ha trepado en la fama y la riqueza con sus embalajes en las cimas de las principales carreras ciclísticas del mundo, y con su parlache, sus ocurrencias y sus empresas.

Fico, parlanchín y chabacano también, se ha encaramado en lo alto de la política con sus esprints escandalosos en pauta publicitaria y con los pedalazos maquillados de su gestión. Es el exalcalde más reconocido por los ciudadanos de Medellín. Su “queridura” y su “descomplique”, que parecen naturales, son calculados y le dan votos.

No duda en saludar con una sonrisa a todo aquel que se le acerca: “Quiubo home, ¿cómo estás? Para Fico, regresar a la alcaldía de Medellín es un premio de montaña de primera categoría, tras el cual volverá a intentar coronar la cumbre de la presidencia de la República. “

La gran diferencia es que Rigo ha subido con sudores y olores trasparentes, mientras que Fico ha escalado, en su carrera política, con astutos dopajes.

Sobre ellos trata la columna del escritor Alberto Morales, titulada “La gran tragedia de Medellín: es peor el 'remedio' que la enfermedad”, de la cual cito, en desorden, varios apartes:

“Ya casi a punto de terminar su administración, Federico Gutiérrez anunció con bombos y platillos que Medellín había sido seleccionada “ciudad Discovery”. Un logro que se atribuía a los portentos de su gestión. Éramos una ciudad que se convertía en un referente para las otras ciudades del mundo. ¡Un orgullo!”

“Pero no. El famoso “premio” fue un “reconocimiento” comprado. Su valor, según demostró el portal La Silla Llena, ascendió a 1.427 millones de pesos”.

“La Cámara de Comercio de Medellín hizo público en marzo de este año, el desafuero de la contratación directa que protagonizó la ciudad entre 2017 y este año, un período que cubre estas dos administraciones gemelas: la de Federico Gutiérrez y Daniel Quintero. Destaca en efecto que en ese período se adjudicaron casi 18 billones, lea bien por favor: billones, en contratación directa, y más de 19 billones, sí, billones, en contratación por régimen especial. Para que se haga usted una idea de la dimensión de esta modalidad de corrupción, las licitaciones públicas sólo ascendieron a 6.7 billones”.

“Ese “régimen especial” que son los contratos interadministrativos, es un engendro que busca revestir de legal, un mecanismo que, por el contrario, propicia la corrupción más desembozada. Fue la administración de Gutiérrez la que creó las condiciones, para que la administración de Quintero pudiera pulir estas mañas de la contratación a dedo”.

“…la contaminación de las redes sociales, las estrategias de las fakes, y la manipulación descarada de los medios de comunicación, son capaces, juntos, de “instalar” falsedades verosímiles en las mentes de las personas, que, a su vez, los algoritmos son capaces de convertir en nuevas “verdades”. Es insólito, pero es cierto: ahora resulta que las gentes creen que el señor Federico Gutiérrez es “diferente”, es “opuesto” al señor Daniel Quintero, cuando la realidad es que este último es un calco del primero. “El mismo perro con distinta guasca” diría un abuelo, allá en el campo".

“¿Alguien puede negar la coincidencia de las dos administraciones en las presiones a los contratistas?, ¿los testimonios publicados sobre los abusos y amenazas?, ¿las denuncias ante la Procuraduría?, ¿la coacción a otros funcionarios y empleados del municipio?, ¿las avivatadas en Telemedellín para promocionar al “de Fico” o al de Quintero?”.

Jonathan Bock, coordinador del Centro de Estudios de Libertad de Expresión de la FLIP, dijo en su momento al portal La Silla Vacía, que había ahí “un ejemplo perfecto de cómo entregarles recursos públicos a los medios más influyentes de la región y escapar al escrutinio y la mirada crítica de la prensa”.

“Un dato de la investigación de la FLIP, para que usted compare: Federico Gutiérrez gastó entre 2016 y 2017 más de 130 mil millones de pesos en publicidad. Una suma que representó casi el doble de lo invertido por Alejandro Char, que era en ese momento alcalde de Barranquilla y, atérrese usted, el 30% más, de lo que había gastado el alcalde de Bogotá Enrique Peñalosa”.

“Los análisis de contenidos le permitieron concluir al señor Bock que Federico Gutiérrez “gasta más para mostrarse a sí mismo, que para promover los programas de su administración”.

https://alalberto.com/la-gran-tragedia-de-medellin-es-peor-el-remedio-que-la-enfermedad/

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