El Guerrillero que nunca dejó de escribir

El Guerrillero que nunca dejó de escribir

En medio del fragor de la guerra Martín Cruz Vega tuvo tiempo para atesorar recuerdos que salieron en el libro El último fusil, lanzado en la FILBO 2018

El Guerrillero que nunca dejó de escribir

Escribir y leer es  una de mis grandes  pasiones, desde aquella lejana adolescencia, donde los bríos y la energía nos brotan por los poros y nos reímos de la vida, no soñamos sino que hacemos las cosas por impulso, queremos tomar el sol y atrapar la luna y volar con ella en el infinito del mismísimo universo. Agradezco mi formación a la militancia en las FARC-EP. No tengo de que arrepentirme. Creo que miles de mujeres y hombres  como yo, hicimos  lo correcto. Solo nos dejaron la sinuosa guerra. La empinada forma de la lucha armada. Lo demás todo nos lo negaron: La lucha política civilizada.

Corría el fin del año 1976. Tenía yo apenas 13 años. Mi padre también fue guerrillero y fundador marquetaliano de las nacientes FARC. Cursaba yo   sexto grado, mi padre me llevó  para la región del Duda. Ya sentía sobre mis talones la persecución por el seguimiento a mi padre. Me dio  como tarea leer y leer, presentándole resúmenes de cada libro, el primer libro que leí  fue “La Rebelión de las Ratas” de Fernando soto Aparicio, luego “La Vorágine” de José Eustasio Rivera. Seguidamente vendría  literatura Soviética, “Los misterios de Saturno”, “La Madre “ de Máximo Gorki, “A Solas con el enemigo”, “Un Hombre de Verdad”,  “El Comité Regional Clandestino Actúa”  Luego muchas obras de García Márquez, recuerdo que el primer libro que leí de él, “La Cándida Eréndira y Su Abuela Desalmada”. Poco  a poco  fui   creando  en mí conciencia una idea de lo justo y lo injusto de la sociedad. Y de cada libro me tocaba presentarle un resumen a mi padre . Pero definitivamente el escritor que me impactó para toda la vida y fue mi gran maestro fue,  José María Vargas Vila “El Divino”, por su sarcasmo, mordacidad, su antiimperialismo, su estilo afilado como un delgado  puñal, su crítica a los que profesan la religión, su verticalidad. Su irreverencia frente a la mezquindad y a la opulencia. Su prosa, su lírica y su exquisita gramática. Leía literatura griega, a Homero su Ilíada y la odisea.   Más adelante leí  “El Diario del Che”. Este emblemático guerrillero es el símbolo de todos quienes empuñamos las armas y los luchadores revolucionarios. Sin pretender ser como él, porque su grandeza es inalcanzable cobija todo el universo.

El 21 de febrero de 1977, cuando apenas tenía 14 años, estando con mi padre en El Duda, tomé la decisión de ingresar a las FARC-EP. No querían darme ingreso por ser menor de edad. Me dirigí en una nota al camarada Manuel Marulanda, diciéndole que yo quería ser guerrillero. Me dijo que no. Tanto le insistí, hasta que dijo “váyase pues, con su padrino Joselo”. Al cierre de la “Dejación de las Armas”, completé 40 años y 8 meses de militar en esta organización. Recuerdo que en  mi morral empaqué un solo libro: “Diario del Che”. Así emprendí este camino de revolucionario. De ser el  hijo del jefe intendente  guerrillero, a  la escuela básica del principiante insurgente. Un sueño delirante. Quería ser grande. Todavía quiero serlo.. Seguí leyendo. Ya no presentaba resúmenes,  sino que me aventuré a escribir todo cuanto vivía, veía, y ya no era solo eso sino lo que yo pensaba de todas las cosas a mí alrededor.

Nunca  busqué prototipos, mi estilo  es libre  y siempre empleando un lenguaje sencillo y descriptivo. Escribir para los demás, es siempre mi razón. Aunque solo a muy pocas personas les mostraba mis escritos. Creo que era un buen vicio escribir y leer,  luego en la vida guerrillera un  hobby y ya como mando, una forma de terapia para sobre llevar las grandes responsabilidades que significaba ser mando en las FARC. Nunca pensé escribir un libro y tampoco la guerra permitía tal hecho. Pensaba que publicar un  libro solo era  para los grandes escritores.

Fui escribiendo y guardando muchos de estos textos. Muchos se perdieron en el devenir y la trashumancia guerrillera. Nadie sabía que yo escribía. Sentía cada vez más elasticidad en mi mano y mis ideas fueron tomando más contenido. Hacía poemas por encargo. Toda mis  elaboraciones hasta el año 80 se  perdieron en los avatares de la guerra. Reinicié mis textos  en los años 90, ya estaba en Urabá. Siempre me ha acompañado un diccionario, primero en físico y luego digital. Igual pasé de los húmedos cuadernos al computador. El primero que me dotaron fue un Toshiba de 4 Gb. Me sentía dueño del mundo. Nunca lo prestaba, lo cuidaba como un gran tesoro.

Así como yo crecía como revolucionario y como hombre también, mi pluma adquiría más destreza. Tengo escritos de más de 30 años de todo tipo, que marcan una época y una historia vivida, que  tiene que ser contada. Jamás pensé ver algún día  mis escritos en un stand, o peor aún, que mis elaboraciones  fueran a ser leídos por particulares, que aquellos escritos construidos sobre piedras, troncos, sentado y sobre mis piernas el cuaderno y  el computador hoy llegaran a la Feria Internacional  del Libro de Bogotá. Eso más que satisfacción, es una gran felicidad. Claro siempre observo a los grandes escritores con respeto y profunda admiración.

Hermosas y complejas vivencias en la “Inmensa estepa verde” como lo describiera Omar Cabezas, guerrillero nicaragüense, fueron insumos para escribir sobre la cotidianidad guerrillera, alegrías que nos llevaron por la  felicidad plena, heridas físicas que sanaron y otras incurables esperando que el tiempo sane  las  que llevamos en el alma fariana.  Tuve el gran honor de marchar junto a los grandes capitanes guerrilleros, compartir con ellos y aprender la solidaridad y la lealtad, aquellos viejos que son la luz y que nos nutrieron de razones. Mis piernas  se endurecieron como el acero trasegando lomas y valles, mis pies volaron como peces, como nos canta Neruda. Y nuestro espíritu fue y es libre como el viento de los Andes. La verdad fuimos felices como nunca, así nos costara sacrificios ser guerrilleros  íntegros.

Fue al director del Festival Internacional de Poesía de Medellín, que  lo encontré por casualidad en Bogotá, le comenté como nunca lo había hecho que yo guardaba en mis archivos unos escritos, de muchos años, Me dijo “Dámelos y  veo que contenido tienen” A los 10 días me envió una diagramación,  una propuesta de hacer un libro. Por primera vez me llegó como un  latigazo la idea de publicar mis escritos. Sin embargo, eso fue en febrero y solo a finales  de mayo de 2017   tomé la decisión.  Intercambiamos unas 4 veces borradores y un día medio bravo me dijo: “Ud, no cree en el libro y yo sí creo en él”. Y agregó, “si no quieres  publicarlo deja que el festival lo publique”. Sinceramente veía todo esto más complejo que una operación militar.

Así nació en junio del año pasado  mi primer libro “Diario de la guerra y la paz” (relatos y poemas de trinchera), lo lanzamos en el Teatro Pablo Tobón Uribe en la ciudad de Medellín en el marco del 27 Festival Internacional de Poesía, luego en Bogotá  y ahora incursiona en la feria internacional del libro del distrito capital. Son relatos de cotidianidad guerrillera, corre en sus páginas la dureza de la guerra, pero también la lucha por la paz y de una salida al conflicto armado, cargado de anécdotas de amor y dolor en medio de esta horrible vorágine que jamás debió pasar en Colombia. Reflexiones de una guerra desbordada, en la utilización por parte del enemigo del uso indiscriminado de la fuerza, violando todas las normas  de la guerra, porque a pesar de ser la guerra muerte y dolor, también tiene sus normas.  Este  libro está construido de episodios del comienzo de este proceso de paz, nuestras incertidumbres y nuestros miedos, pero también de la fe en voluntad de paz.  Cierra este libro con poemas a la vida, al amor, a la mujer guerrillera, a las ganas de vivir, el enamoramiento y las pasiones en la guerra son exquisitas porque son rojas como la rosa roja donde su  esencia es amor- subjetividad humana.

Luego en abril  en su primera semana, nace “El Ultimo Fusil (Relatos y Poemas), la escogencia de este título del libro se debe a un homenaje  a la más grande decisión política de una guerrilla como las FARC-EP, en dejar las armas como una voluntad real de paz. Esto fue  transversal para todos los ex  guerrilleros y guerrilleras, puesto que las  armas  fueron la  defensa de la vida.  Porque al dejarlas significa esperar que el gobierno cumpla lo pactado  o el peor de los escenarios,  quedamos a merced de lo que quiera hacer el gobierno. Los personajes de este libro como el primero, son los hombres y la mujeres que militamos por años en las FARC-EP, Las mascotas que fueron compañía por largos periodos de tiempo, cartas familiares, anécdotas humanas enredadas en las trochas, en los bejuqueros, en el herido o el guerrillero muerto en la batalla, a la espera del combate  en su cacería de muerte.  El gran esfuerzo por sobrevivir, mientras la muerte acecha,   tareas gigantes que solo hacemos los que nos tocó hacer los imposibles. Poemas de paz, llevando en sus letras la lucha por  la libertad, los sueños y los anhelos. El libro está diagramado, ordenado  y fechado desde los artículos más viejos a los más nuevos. Terminando con un glosario de palabras guerrilleras construidas en todos los bloques y frentes.

Creo que mis elaboraciones hacen parte a la  visibilización de la cultura que siempre llevamos en nuestra alma guerrillera, es  rescatar la memoria histórica  construida en más de 60 años de lucha armada, Pero también es reescribir parte de  la otra versión del conflicto , escrita por protagonistas directos de la resistencia del pueblo en armas, con un lenguaje sencillo y una  descripción muy menuda procurando llevarla  a la realidad plena de cómo sucedieron los hechos.

Seguiré adelante con la esquiva gramática, con la laberíntica  puntuación y la exigente y vidriosa ortografía.    y ya estamos echando los primeros trazos del tercer libro, la vida sigue su curso ineluctable, lento pero sin que se detenga, y cuando venga el ocaso, habrá una delgada  huella sobre la arena y allá   en el horizonte esculpida con un fino cincel para la eternidad, la palabra libertad y millones de voces conquistando la paz.

Los libros se pueden adquirir a precio de feria  en los pabellones 6, nivel 1 local 633 y 3, nivel 1, local 136, de Corferias en Bogotá en el marco de la feria internacional del libro.

 

 

 

 

 

 

 

 

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