Ellos son mucho más que comerciantes que ocupan el espacio público y "afean la ciudad", son preservadores de buena parte de la cultura gastronómica de Colombia
¡Al diablo el Código de Policía! Ni él ni otras absurdas leyes pueden contravenir los principios fundamentales para criminalizar la actividad de los que venden comida en la calle
"La venta ambulante es el resultado directo del desplazamiento, la falta de empleo digno y de oportunidades para miles de personas en donde Bogotá ha sido el destino principal"