La paz, paradójicamente pasa, como en su tiempo la tierra, a desplazar a esta como agente detonante de nuestra cíclica tragedia de guerras y violencias
La política en Colombia es un absoluto desastre generador de profundas divisiones que terminan en odio, en rechazos profundos de quienes se consideran opositores
Es inaceptable que se justifique la violencia de los saqueos simplemente cuando se trata de atacar a alguien que se cree es un enemigo. ¿Hasta estos extremos está llegando el odio?