Hoy, el amante no pasa por un proceso de conquista para ser digno de su amada, tampoco emprende un viaje heroico lleno de complicaciones para acostarse con ella
Esta sociedad bipolar y moralina no entiende que la coquetería tiene un valor en sí, que no necesita llegar a la caricia para dar placer, ni tampoco es pariente de la infidelidad