La vacuna contra el virus del papiloma y el viacrucis de las niñas del Carmen de Bolívar

La vacuna contra el virus del papiloma y el viacrucis de las niñas del Carmen de Bolívar

El ministro Alejandro Gaviria niega los posibles efectos de la vacunas, pero los testimonios de las niñas que están en el hospital San José evidencian lo contrario

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agosto 27, 2014
La vacuna contra el virus del papiloma y el viacrucis de las niñas del Carmen de Bolívar

La vida de María Camila Ramírez se volvió en una pesadilla a partir  del día que le pusieron la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano. Al colegio Manuel Emilio Mendoza llegó en octubre del año pasado una brigada de la secretaría de Salud del municipio del Carmen de Bolívar, pusieron a todas las niñas como ella, entre los 15 y 16 años del décimo grado, a hacer una fila y una a una les fueron inyectando el líquido. Cuenta Víctor Hugo Ramírez, el papá de María Camila, que a su casa nunca enviaron un documento para que los acudientes de las estudiantes autorizaran aquel procedimiento médico.

María Camila comenzó a tener maluqueras esporádicas, pero siempre pensó que se debía a sus respectivos cambios hormonales. Sin embargo, los días soleados y alegres de su Carmen de Bolívar se tornaron grises y tormentosos después del 11 de marzo del año 2014. De nuevo a su colegio llegó la brigada de la alcaldía para practicar el segundo ciclo de la vacunación. Pincharon sus brazos, les inocularon aquel extraño líquido y se marcharon. Entonces comenzó la pesadilla.

Ese mismo día la bella María Camila, una niña de tez trigueña, alta como jugadora de vóleibol, ojos claros y sonrisa de comercial, se fue de bruces en el baño de la institución después de salir corriendo con ganas de vomitar. Tras el desmayo todo empeoró. Llegaron las crisis de asfixia, esas que parece que un hombre del tamaño del ministro de Salud, la ahorcara para no dejarle pasar un hilo de oxígeno a sus pulmones.  Sus padres corrieron al hospital, pero los médicos generales no encontraron nada y hasta una prueba de embarazo le mandaron realizar.

Mes a mes su estado de salud fue empeorando: hormigueo en las manos, calambres en las piernas, dedos dormidos, fuertes dolores de cabeza, corrientazos en la columna, fatiga, días de rostro hinchado y aquellas manos invisibles asfixiando la entrada de aire a sus pulmones. Pero hubo un común denominador que despertó la intriga de los papás de María Camila: entre el mes de junio y julio por los mismos días que llevaban a su niña desmayada al hospital Nuestra Señora del Carmen, después de una crisis de asfixia, también llegaban decenas de mamás y papás con sus hijas en brazos, justamente con los mismos síntomas. Todas, coincidencialmente, también habían recibido la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano.

Más de 1OO niñas del Colegio Espíritu Santo del Carmen de Bolívar han llegado con los mismo síntomas que sus papás alegan se presentaron tiempo después de la vacuna

Más de 1OO niñas del Colegio Espíritu Santo del Carmen de Bolívar han llegado con los mismo síntomas que sus papás alegan se presentaron tiempo después de la vacuna

 “Entre el Carmen de Bolívar y sus corregimientos hay más de 100 niñas que se enfermaron gravemente después de la vacuna”, dice Víctor Hugo en una cafetería frente al Hospital Infantil San José de Bogotá, donde logró que trasladaran a María Camila. “Yo creo que son más, y hay niñas que están allá muy muy graves”, dice, acotando a la charla, doña Gloria Patricia Medina, otra de las mamás que está en el hospital a la espera de lo incierto.

El 20 de agosto apenas se enteró que una ONG estaba tratando de hacer todo lo posible para que la Secretaría de Salud de El Carmen de Bolívar, trajera a Bogotá a un grupo de niñas con el objeto examinar al detalle su crítica situación, Víctor Hugo Sánchez dejó tirado su trabajo como instrumentador quirúrgico, montó a su hija en el bus que salía para Cartagena y no hubo poder humano que lo bajara. El amor por su hija le ha hecho hasta perder la vergüenza de dormir en el piso.

“El viaje ha sido de lo peor que nos ha tocado vivir”, advierte otra de las madres que no quiso dar su nombre porque extrañamente ciertos funcionarios del hospital Infantil San José, le han metido el miedo de hablar con la prensa. Siete mamás con sus respectivas hijas, más dos papás con sus respectivas pequeñas, partieron el pasado miércoles 20 de agosto a las dos de la madrugada del Carmen de Bolívar hacia el aeropuerto de Cartagena. La escena en aquel pequeño bus al parecer fue dantesca: una a una las niñas les iba dando la crisis, las mamás lloraban y los hombres junto al ayudante del bus, trataban de socorrerlas abriendo ventanas, bajándolas del carro para que respiraran mejor.

A las seis de la mañana salió el avión para Bogotá. Al llegar al hospital Infantil San José, el secretario de Salud del Carmen de Bolívar se fue para una reunión al ministerio, pero nunca más volvió a aparecer y todo indica que un día después regresó a Cartagena. Prácticamente, relatan los padres, los dejaron tirados y a la deriva. No mienten. Desde hace siete días Víctor Hugo Sánchez le ha tocado dormir en las sillas plásticas del hospital, a su hija no le han dado cama e igual que la mayoría de niñas la tienen pernotando en una camilla en la sala de observación de adultos. “Hoy me tocó ponerme bravo. No me importa que me toque dormir en el suelo, pero que a mi niña le deben dar una cama, es lo más decente”, dice mientras el hombre contiene lágrimas de impotencia.

Solo en el departamento de Bolívar han sido vacunadas más de 150 mil niñas, muchas de ellas sin la autorización de sus padres, teniendo en cuenta que no es una dosis obligatoria

Solo en el departamento de Bolívar han sido vacunadas más de 150 mil niñas, muchas de ellas sin la autorización de sus padres, teniendo en cuenta que no es una dosis obligatoria

A su teléfono entra una llamada de María Verónica Romero, la mamá de otra de las niñas que llegaron del Carmen, ella le pide el favor de prestarle plata para que le compre una cena (carne, papa, arroz y jugo), porque no ha comido. La señora de la cafetería da cuenta que un médico del hospital Infantil San José, al ver la precariedad por la que estaban pasando los forasteros les dejó pagando una tiquetera para 30 comidas, bien fueran almuerzos, desayunos o cenas, pero estas ya llegaron a su fin en los siete días que han pasado.

Al hospital también llegarían un par de paisanos del Carmen de Bolívar que se han encargado de recoger donaciones que ayuden a la manutención de los adultos. Los carmelos Pedro Peña, Endry Torres y Hugo Riveros han ido haciendo una especie de teletón para comprarles hasta los útiles de aseo. Como si a lo tétrico le faltaran más componentes, mamás y papás se quejan de la burocracia en los procesos administrativos de hospital. Incluso, de entrada les hicieron firmar un pagaré porque la medicina cuesta, muy a pesar de que la EPS Unión Temporal del Norte que cobija los servicios de salud de María Camila, ya autorizó todo cuanto tenga que ver con su estadía en el San José. Suerte con la que no han contado las niñas afiliadas a la EPS Médicos Asociados, que aún se encuentran sin el debido trámite.

Lo único bueno en estos siete días, cuentan los testigos, ha sido la atención de los galenos, de la cual no tienen queja. Verbigracia, agradecen sobremanera el trabajo y profesionalismo del doctor Camilo Uribe, quizá el mejor toxicólogo que tiene el país y por el cual enviaron a las menores a dicha institución hospitalaria. “El doctor Uribe, una eminencia eso sí, nos ha dicho que hasta que ellas no hayan sido totalmente desintoxicadas, no puede brindar un diagnóstico de lo que les está pasando”, cuenta Víctor Hugo.

Desde que llegaron, a las niñas les comenzaron a hacer exámenes que van desde resonancias magnéticas, laminografías, electro cardiogramas y hasta pruebas de psiquiatría. Pero lo que el doctor Uribe encargó fue comenzar un procedimiento de quelaciones para eliminar residuos tóxicos de la sangre propios en este caso, según se cree, de metales pesados como el plomo. Cada día va pasando y lo único que les dan son analgésicos y a las que se ahogan demasiado una bala de oxígeno para que no se desesperen ante las inminentes crisis. “Parece que esa vacuna de la (…), les dispara la absorción de plomo que tiene cada persona”, dice sin vacilar una mamá que se ha parado a escuchar a todos los médicos que se han posado frente a la camilla de su hija.

Investigador Gardasil habla claro - CBS News - Google Chrome

Solo en Estados Unidos más de 85 niñas han muerto con el común denominador de haber sido vacunadas con Gardasil. En ese país también cientos de casos han sido reportados con la enfermedad de Guillian Barré (parálisis del cuerpo que dura años, o permanentemente – a veces causando finalmente la asfixia). Igual que la niña que denunció lo mismo en Cali.

Dan cuenta que al mismo hospital han logrado traer otro par de niñas procedentes de Medellín y Casanare, con la misma sintomatología, a las cuales les han hecho el examen de metales pesados y también les han encontrado plomo, pero niñas que, coincidencialmente, igual recibieron la vacuna. “Mire, mi hija tiene lo mismo del caso de la niña de Cali, que hace poco pasaron por televisión: asfixia torácica, dormizon en las manos, dolores en la columna, rodillas, perdida del cabello, falta de apetito y cambia de estado de animo a cada hora. Pero a mí esto me tiene asustada porque la niña de Cali, ya perdió la movilidad en las piernas”, dice otra de las mamás mientras se le encharcan los ojos de angustia.

De las más de cien niñas que se presentaron en el hospital del Carmen de Bolívar tan solo once tuvieron la oportunidad de ser trasladadas con especialistas a Bogotá. María Camila Ramírez, Alba Contreras, Vanessa Yepes, Yeidis Peña, Julia Benítez Girley Sanabria, Eva Morales, Eilin Novoa, Dina Carval, María José García y Virginia García rezan porque el ministro Alejandro Gaviria tenga la razón cuando dijo hace poco que era un caso de sugestión. “Acá también hay un tema de sugestión, mientras más se reporte y entre más se centre la atención mediática en las niñas podemos seguir ampliando el problema”, dijo el ingeniero civil y economista.

Según el propio ministro, desde 2013 se han vacunado más de 2,9 millones de niñas en Colombia, por lo que sugiere que estos casos son aislados frente a contraindicaciones y resultados adversos del medicamento. Asimismo, el viceministro de Salud, Fernando Ruiz Gómez, ha sentado su tesis en que “los análisis de seguridad de la vacuna son definitivos, se han confirmado y se han aplicado más de 150 millones de dosis en el mundo sobre las que no existen efectos adversos como los reportados en el Carmen de Bolívar”.

LAS2ORILLAS, le preguntó al ministro Gaviria cuántas dosis de la vacuna fueron adquiridas por el ministerio de Salud y cuánto fue el valor total de todos los lotes comprados por el Estado, pero hasta el momento no se recibió respuesta del funcionario. No obstante, según la página web de la EPS Salud Total: “en el mercado particular, cada dosis cuesta aproximadamente $150.000 y el esquema requiere 3 dosis por lo tanto el costo de las dosis sería de $450.000”, por persona.

En este vídeo la investigadora Diane Harper, quizá la máxima autoridad sobre la Vacuna del Papiloma Humano, cuenta los efectos del medicamento

En el mundo se ha abierto una seria controversia frente a la vacuna. Por ejemplo en España se creó la Asociación de Afectadas por la Vacuna del Papiloma en España, la cual surgió después de detectar cientos de casos de menores que resultaron gravemente afectadas en su salud tras recibir la segunda dosis. En el programa nocturna RCN, el científico e investigador español Carlos Álvarez-Dardet, aseguró que “no existe evidencia científica de que esta vacuna prevenga el cáncer de cuello uterino”.

Pero lo que más sacudió a la comunidad médica internacional fueron las revelaciones de la científica Diane Harper, hoy directora del Departamento de Medicina Familiar y Geriatría de la Universidad de Louisville. Harper fue una de las encargadas en su momento de desarrollar las vacunas contra el Virus del Papiloma Humano registradas como Gardasil y Cervarix. Resulta que en la Cuarta Conferencia Internacional Pública sobre Vacunación, realizada en Virginia, en octubre del año 2009, justo cuando iba a promover las dosis en su ponencia, se fue lanza en ristre contra sus jefes corporativos cuestionando y deslegitimando las bondades de la vacuna contra el VPH.

Ella aseguró que ninguna de estas vacunas cura y revierte los efectos del virus del papiloma humano. Incluso, afirmó que el 70% de todas las infecciones de VPH se resuelven solas, sin tratamiento alguno en el transcurso de un año, pero, además, que al cabo de dos años el 90% del virus desaparece solo. En entrevista con La W Radio este martes 27 de agosto aclaró que la importancia de la vacuna solo radica en que las mujeres que llegan a los 30 años y se la han aplicado sin sufrir casos adversos, ya tienen algo de protección frente al virus.

Harper dijo también que: “Estamos en un momento en que las empresas quieren vender las vacunas, es parte de su negocio, pero está en cada mujer, en cada niña, en cada madre la decisión de si quiere o no colocarse la vacuna contra este virus”. Tal vez de haber sabido los efectos secundarios que tuvo la vacuna en su hija, dice Víctor Hugo Sánchez, el jamás le hubiera dejado inocular la dosis a su hija María Camila. “No vinimos de paseo a esta ciudad. Vinimos porque en realidad después de la vacunación: las niñas están mal. Vinimos también para que quede un precedente porque esto es un problema de salud pública”, finaliza diciendo aquel papá mientras empaca bien la comida que le va a subir a una de las madres que quizá las próximas noches deberá dormir en una silla junto a su pequeña hasta que se acabe esta pesadilla.

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