El último censo poblacional que realizó el Dane fue en el año 2005 y este 2018, trece años años después, se inició nuevamente una medición que aún no se ha terminado. Supuestamente la entidad programó visitas entre abril y junio, pero desde ese entonces han pasado tres meses y nada.
En publicaciones anteriores el exdirector de la entidad Mauricio Perfetti manifestó que entregarían resultados totales del censo en agosto, luego que en septiembre y por último el nuevo director Juan Daniel Oviedo afirmó que se darían a conocer a finales de octubre de 2018. Esto da la clara certeza de que nunca hicieron un plan adecuado que se pudiera cumplir a cabalidad, ¡pero como son el Dane no pasa nada!
Adicional a ello a muchas personas aún no las han censado. Por ejemplo, donde vivo, que es un conjunto de más de 500 apartamentos, no lo han hecho. Apenas colocaron avisos que reflejan que inicialmente lo harían de abril a junio de 2018, ¿acaso a esto no se le podría llamar publicidad engañosa?
¿Quién vigila al Dane para que cumpla con los operativos si es este ente el que puede colocar multas precisamente por no diligenciar las encuestas?, ¿quién impone multas a esta entidad por demora en las entregas, especialmente tratándose de la urgencia de obtener la información y de que los recursos a utilizar tuvieron un costo inicial de $350.000 mil millones (recursos que nos pertenecen a todos los colombianos)?
Igualmente, y según lo que se afirmó el nuevo director y algunos medios de comunicación, y traigo a colación el artículo del diario La República, hay 57 municipios que faltan por censar, a los cuales se les deberían sumar los barrios que faltan en Bogotá, incluyendo la cantidad de personas dentro de esa población específica.
Adicionalmente, desde mi experiencia puedo decir que los operativos de las encuestas están llenos de errores. Se puede notar la falta de planeación, y en el caso de los censistas apenas les pagan un salario mínimo. Lamentable realidad para una persona trabajarle a una entidad del Estado en una encuesta tan importante por tan solo ese valor.
Por otra parte, sería bueno creer que a pesar de que se demoran en la entrega de los resultados de las encuestas, al menos fueran certeras al final. Sin embargo, es decepcionante saber que los resultados finalmente no se ajustarán a una realidad. Lo anterior es mencionado dado que al haber prestado mis servicios al Dane pude observar que en varias encuestas se cometen errores garrafales. Una de esas es la del Sistema de Información de Precios y Abastecimiento del Sector Agropecuario-SIPSA, con referencia a las procedencias de los alimentos, desde diferentes ciudades de Colombia. Al hacer la indagación de los productos los encuestadores ingresan ciertas procedencias, las cuales son cambiadas por exigencias del Dane central.
Además, de algunos tipos de alimentos, como es el caso de la papa, que cuenta con al menos 60 variedades, el Dane exige la clasificación en las más comunes, que son cuatro o cinco, lo que no se acerca a una información exacta. Lo mismo pasa con las variedades de la mandarina y otros alimentos más. Incluso, la procedencia de algunos tipos de pescados es reasignada según directrices de la entidad, porque así les parece, sin hacer un estudio real e ir directamente a los municipios para observar e investigar a fondo los productos perecederos y no perecederos que se cultivan o elaboran en estos.
Así mismo, en la encuesta SIPSA, el Dane se guía por lo que normalmente tiene dentro de su base de datos. Por lo tanto, cuando se trata de nuevas procedencias, en la mayoría de las ocasiones, no se tienen en cuenta. Se limitan a entregar una información repetida e inexacta. Y fuera de todo lo mencionado sobre dicha encuesta, en la actualidad tienen trabajadores que llevan muchos años trabajando para el Dane por prestación de servicios, y tan solo en dos ocasiones les han aumentado sus honorarios.
Al mismo tiempo, estas personas no cuentan con prestaciones sociales y deben convocarse de nuevo al cargo en cada culminación de contrato, teniendo en cuenta que, algunas veces, sus contratos duran dos meses. Aclaro también que hay algunos trabajando "por palanca" a través de sus respectivos padrinos políticos. Tristemente esta entidad resulta parecida a muchas otras..
Para finalizar, será esperar a que por fin se cuente con el dato de la cantidad de población y vivienda colombiana total, lo cual de igual manera dejará en ascuas a muchos porque con esos operativos tan traumáticos —sin los pagos acordes a la importancia de la encuesta, los elementos de trabajo, los medios y el personal que se debería tener para hacer investigaciones reales y acordes con la función de la entidad—nunca se podrá confiar en las estadísticas del Dane.
