Un Central Park en Colombia
Opinión

Un Central Park en Colombia

Por:
junio 28, 2014
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¿Qué tan grande es Central Park? Muy grande. Aunque nunca he estado allí, las historias de la gente y las fotos que uno ve le dan algunas pistas de su tamaño. Igual, es complicado entender las dimensiones cuando uno no tiene cómo compararlo con algo que conozca.

Buscando, encontré una herramienta ideal para este propósito:mapfrappe. Básicamente le permite al usuario comparar diferentes áreas en dos puntos diferentes del mundo. Es muy sencilla de usar y permite trazar polígonos sobre un mapa que se reproducen en un segundo mapa en la parte inferior de la pantalla. Entonces pensé que sería buena idea “poner” a Central Park en algunas ciudades colombianas y esto fue lo que resultó:

Bogotá

Bogotá

Bogotá

Medellín

Bucaramanga

Bucaramanga

Pasto

Pasto

Estos son sólo algunos ejemplos que se me ocurrieron, dos ciudades grandes, dos más pequeñas. Soy consciente de que Central Park no es el parque urbano más grande del mundo. Tampoco he pasado por alto el hecho de que Nueva York tiene aproximadamente veinte millones de habitantes (contando su área metropolitana), mientras Bogotá (nuestra ciudad más poblada) tiene alrededor de ocho millones. La idea aquí es comparar dimensiones y resaltar lo importante de preservar espacio público verde en nuestras ciudades tan pálidas y la capacidad de algunas sociedades de preservarlas aunque vayan en contravía con los planes ambiciosos de los constructores de centros comerciales y unidades cerradas o de concesionarios de automóviles. Por supuesto, el tamaño de esta zona no es lo único que vale la pena resaltar. Su naturaleza pública y compartida es tal vez aún más importante. Un espacio como este es de todos, no tiene dueño, no se requiere pagar mensualidad ni pertenecer a un club privado o a una élite en particular. Se puede leer, hacer ejercicio, tomar una siesta, llevar a los niños, hacer un picnic, jugar golf(ito) y hasta casarse. En un mismo lugar hay americanos, hispanos, europeos, árabes, orientales, africanos. Negros, blancos, rojos, azules, verdes y amarillos. Hombres y mujeres, niños y adultos.

Me pregunto entonces, ¿por qué nuestras ciudades no han sido capaces de proteger estos espacios verdes, públicos, tan importantes para el bienestar de todos? ¿Por qué nuestro concepto de “parque” implica cubrir todo con cemento? Me niego a pensar que es por el mantenimiento que ahorra el pavimento y a creer que no seamos capaces de ver los beneficios sistémicos que traen consigo las zonas verdes (públicas, por supuesto) y la naturaleza: disminución del material particulado, disminución del efecto de “islas urbanas de calor”, provisión de sombra, zonas para que se filtre el aguaal subsuelo y así se eviten inundaciones, aumento de aves e insectos polinizadores, aumento de los niveles de felicidad de las personas, disminución de la segregación social/económica/racial/generacional, disminución (o eliminación) del desplazamiento necesario para encontrar un lugar con un poco de paz y tranquilidad (y al mismo tiempo el tráfico y las emisiones), y para los “financieros”: el aumento del valor del suelo. ¿Qué va a ser de aquellos personajes que solo se mueven de la oficina a su casa y viceversa? Al paso que van nuestras ciudades, muchos habitantes urbanos pensarán que los árboles solo nacen de las materas o huequitos en el pavimento, así como tantos niños creen hoy que la leche viene de una bolsa (no precisamente la ubre).

El tema de la naturaleza como parte del ser humano (o más bien al revés) no puede simplemente ignorarse. Grúas de construcción, martillos neumáticos y mezcladoras de cemento no significan desarrollo. O tal vez sí, pero para los países que construyen los equipos, nos los venden, y con parte del dinero mantienen sus bosques y parques verdes y sus árboles sanos. Desarrollo es una mezcla de muchas cosas, entre las cuales son centrales la salud física y mental (pista para los amantes del crecimiento económico: gente enferma y/o aburrida no es “productiva”). Aún no es tarde para proteger las pocas áreas verdes que nos quedan de las garras de los constructores y de los políticos/funcionarios públicos corruptos. Aún hay tiempo para blindar los contados pulmones que quedan sin construir contra las retroexcavadoras, las aplanadoras y el pavimento. No hay necesidad de amarrarse a los árboles para que no los talen, debería bastar con demostrar el valor de la fauna y flora local, los beneficios que traen estos espacios a los ciudadanos y la voluntad de contribuir en sociedad al mantenimiento de parques y jardines. Debería bastar con un poco de sentido común.

NOTA: No pude evitar usar esta herramienta para comparar otras áreas

Mancha urbana de Bogotá vs. San Andrés Isla.

Mancha urbana de Bogotá vs. San Andrés Isla.

Embalse Itaipú (Brasil) vs. Embalse Peñol-Guatapé (Colombia).

Embalse Itaipú (Brasil) vs. Embalse Peñol-Guatapé (Colombia).

El Rodeo (Club privado en Medellín) vs. Parque Simón Bolívar (Parque público en Bogotá).

El Rodeo (Club privado en Medellín) vs. Parque Simón Bolívar (Parque público en Bogotá).

Espacio marítimo que perdió Colombia contra Nicaragua vs. la Amazonia colombiana (aproximado).

Espacio marítimo que perdió Colombia contra Nicaragua vs. la Amazonia colombiana (aproximado).

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