Sonata inconclusa
Opinión

Sonata inconclusa

Del poder y su ejercicio

Por:
marzo 09, 2017
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Se ha perfilado la idea de buscar, como se decía, el muerto aguas arriba. No, imposible.

El fenómeno de la corrupción no ha estado tapado u oculto por los funestos hechos, graves, gravísimos de la Subversión. Por el contrario, si se observa bien, se encontrará que son hechos a los que la sociedad se había acostumbrado, como noticia de todas las horas.

Suficiente con repasar los grades descalabros económicos, los miles y miles de recursos que el Estado ha perdido desde siempre y, se encontrará que cada cual poseía una forma de ser que estaba en el radar de la opinión.

Cosa diferente es que, como sucedió con la violencia, la gente, todos nosotros como que nos habíamos acostumbrado; nos habíamos acostumbrado a su existencia, pues al tiempo que se almorzaba, se tomaba un café o al momento de descanso, nos topábamos con un ataque, con una toma, con un desplazamiento.

Con la corrupción pasó lo mismo. Un poco diferente, pues además de la costumbre, de someter a la gente a su existencia, ella cobró importancia social, tal vez por los personajes a ella ligados,  como en aquellas épocas, aun no superadas por infortunio, del narcotráfico. Tomó categoría social: casi se convive con su lastimoso descaro.

Y, recuerdo, ustedes también me imagino, que cuando el presidente Turbay sentenció que tocaba rebajar la corrupción a sus justas proporciones, como chascarrillo, no hubo más reacción, cuando desde siempre ha sido un flagelo que torna inviable la económica y así, las instituciones republicanas.

Y, qué curioso que en el Gobierno de la denominada ‘Unidad Nacional’ podamos recordar las palabras que, como periodista, el hoy presidente de la República: ‘La lucha contra la corrupción se ha convertido en bandera proselitista por excelencia, sobre todo en los países emergentes. En todas las campañas políticas aparece en la lista de prioridades, al lado de la lucha contra la pobreza. La ironía es que suelen ser los más corruptos los que más la agitan y, por desgracia, en la mayoría de los casos, se queda en la lista de promesas incumplidas. (…)

Las campañas que no producen resultados relativamente rápido y sin peces gordos en la cárcel tienden a fracasar. Los corruptos se acomodan con gran facilidad’.

 

Ahí vamos con una cascada de investigaciones,
en esta materia, tan global y envolvente que ojalá no sea,
como dice el adagio popular, ‘vísperas de mucho, día de nada’

 

Y, ahí vamos con una cascada de investigaciones, nunca antes vista en esta materia, tan global y envolvente que ojalá no sea, como dice el adagio popular, ‘vísperas de mucho, día de nada’.

Miren ustedes: esto se precipitó y no sabemos hasta dónde llegará; de un caso en Estados Unidos, unido a otro del Brasil, aquí llega y de qué manera; varios funcionarios de primer orden, cuya trayectoria se suponía a prueba de fuego, quién lo creyera; operadores de empresas privadas, salpicados; exfuncionarios en la danza macabra; lobistas nuevos y por supuesto, reconocidos hoy, pero desconocidos ayer; y, qué ironía, hasta campañas a la Presidencia de la República. Por fortuna muchas de las pruebas vienen del exterior.

Todo un andamiaje de posturas, de acciones, de despilfarro de oportunidades para el mejor, de puestas y apuestas por hacerse a las obras, a la acción privada exitosa y hasta al poder.

Se informa que ya existen posibilidades de delación en la Fiscalía General de la Nación, fuera de las propuestas que, ha de decirse, fuera de sentido, desde la Secretaría Anticorrupción de Presidencia de la República, se han hecho y, obvio, utilizando el remedio para todos nuestros males: el fast track, de pronto, aspiro a que no, como distractor a los ecos o noticas de cada día.

Y si hoy se pregunta por el ‘estado del arte’ de Colombia, entre el proceso de implementación de la paz  y lo que está ocurriendo frente a la corrupción, la respuesta es sencilla: suficiente con leer las encuestas para encontrar  la, no propiamente mágica, respuesta; a lo que se agregan, los reparos a la política antidrogas, como la han observado desde el Coloso del Norte, en momentos, agregamos, de los debates de lo que se denominaba el Plan Colombia y  que, para ser creativos, se tornó en Paz Colombia.

La situación es bien compleja: una sonata inconclusa que puso de presente una forma de ejercer el poder.

Así, vendrán las nuevas campañas políticas, cuya impronta será la corrupción: llegó la novedad.

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