Sin ánimos de entrar en debate, y teniendo en cuenta los pocos conocimientos que tengo sobre finanzas públicas y presupuesto, quiero decir que solicitar adición presupuestal al honorable Concejo Distrital no es algo atípico, no demuestra improvisación ni mucho menos falta de compromiso o negligencia por parte de un mandatario local, como lo hizo Carlos Caicedo, alcalde de Santa Marta, al ejecutar el presupuesto anual de apropiaciones. Hacer este tipo de solicitudes, además de ser normal durante una vigencia fiscal en curso, es algo que está dentro de lo legal, tal y como lo consagra el EOP.
Las adiciones presupuestales se hacen con el objetivo de:
1. Complementar recursos insuficientes.
2. Ampliar los servicios existentes.
3. Establecer nuevos servicios autorizados por la ley.
Para que se puedan efectuar deben cumplirse por lo menos dos requisitos: el primero de ellos es tener el carácter de extraordinarios e imprevisibles frente a la estimación inicial de gastos; el segundo, contar con mayores ingresos.
De acuerdo con todo lo anterior, revisando el proyecto de adición presupuestal presentado por el alcalde Caicedo Omar, y conociendo de su gestión financiera y social durante lo que va corrido de su administración, doy cuenta que se dieron todas las condiciones favorables para que se facilitara el acceso a dicha adición.
Los argumentos con que alegan la negativa son respetables, pero creo que se quedan cortos cuando se revisan las estadísticas de esta administración, en materia financiera y social, en comparación con las de administraciones anteriores; y mucho más si se examina con lupa el contexto en el que se ubican las posturas de desaprobación, debido a que la coyuntura no obedece a un tema político, sino más bien de técnica presupuestal. Los recursos están disponibles, solo es cuestión de facultar y asignar tareas que le competen solo al Concejo Distrital.
Para nadie es un secreto que el actual alcalde y su gabinete sacó a la ciudad de la quiebra, que han incrementado en un porcentaje considerable el recaudo de los ingresos corrientes del distrito (mejorando así la gestión fiscal y tributaria), que han emprendido el plan más ambicioso de infraestructura de las últimas dos décadas en Santa Marta, y que han demostrado con creces que el gasto público de inversión ha sido, es y siempre será justificable cuando está dirigido a satisfacer las urgentes necesidades de la población samaria.
Estando al tanto de lo anterior, creo, entonces, que no es irresponsable aprobar la solicitud de adición presupuestal, debido a que con esos recursos, además de atender obligaciones en el sector educativo y de salud del distrito, se financiarían proyectos que no habían sido abordados anteriormente de manera seria y decidida como lo están siendo hoy. Estos van desde la desde la creación de espacios públicos propicios para la sana recreación, el deporte, la cultura y el entretenimiento, hasta la forma de cómo articular el desarrollo y crecimiento socioeconómico bajo los principios propios de una democracia participativa, en una ciudad que por años ha estado sumida en el atraso y presa por la mezquindad y corrupción de unos pocos, que por cierto desconocen gran parte de lo descrito hasta ahora.
Sin duda alguna Santa Marta en la actualidad está viviendo un momento histórico, gracias a los cambios estructurales que se están emprendiendo, pero necesitan de la unión y el apoyo de todos sus ciudadanos, tanto natales como foráneos, para que estos puedan trascender y perdurar en el tiempo. Samario, súmate y aboga por el cambio, es el momento oportuno de crear referentes y de construir un sentido de propia valía, que nos permita erigir nuestras propias categorías.
YORDANI PERTUZ ESCALANTE
CONTADOR PÚBLICO EN FORMACIÓN
UNIVERSIDAD DEL MAGDALENA
