Se darán en la cara… ¡marica!
Opinión

Se darán en la cara… ¡marica!

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agosto 23, 2013
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El presidente Santos invitó hace poco a imaginarnos el país gobernado por su primo Pacho y esta semana dijo que veía al expresidente Uribe llegando al Senado. Me impactó tanto esto, que soñé con el 7 de agosto de 2014 cuando se posesionará el nuevo mandatario colombiano.

Vi en mi sueño al Congreso en pleno discutir como conformar la comisión protocolaria que debería ir por el primer mandatario para acompañarlo a la toma de posesión. Estaban en el Salón Elíptico que por tradición se habilita para tan importante acontecimiento. El recinto se encontraba repleto y el periodismo nacional e internacional se alistaba para captar estos momentos históricos.

En el ala derecha se aposentaban los congresistas del Centro Democrático encabezados por su vocero natural, el senador Álvaro Uribe Vélez, rodeado de sus más cercanos copartidarios. Uribe intentaba disimular  su incomodidad pero un tic nervioso en la boca develaba su profundo disgusto por ciertas figuras del Salón.

Con ternos nuevos, barbas recién afeitadas y corbatas de marca ocupaban, el otro lado del Salón, los miembros de la  bancada de izquierda. Eran los congresistas del proceso de paz en La Habana, con el senador Timochenko a la cabeza, acompañado entre otros por Iván, Pablo, Teodora y  Tania. En ese sector se sentía también una creciente insatisfacción por la presencia de la bancada de la derecha, tanto que Timoleón se llevaba constantemente la mano a  la cintura para buscar su arma, que por supuesto no estaba allí. La había tenido que entregar a la entrada del recinto. Para tranquilizarlo alguno le susurró al oído que recordara que esta apenas era una de las  formas de lucha, ya habría tiempo para usar las otras.

En la misma ala, pero replegados, estaban otros representantes de la izquierda, los elegidos por voto popular. Una bancada un poco menor que la de los exguerrilleros, pero igualmente honorable, como se estila llamar en el Congreso a sus integrantes.

En el centro del Salón, había un sector menos homogéneo compuesto por los de la U, que tienen prohibido pasarse a la derecha y los del Partido Liberal que se trastearon al centro porque ya no cabían en la izquierda. También, cómodamente aposentados, encontré a los del Partido Conservador, que no tienen inconveniente en hacerse en cualquier lugar, con tal de que los puesticos estén libres. Las sillas que sobran son para las minorías que sobrevivieron al aumento del umbral.  Verdes, Mira, PIN, ASI, indígenas y afros se cuentan con los dedos de la mano.

Cuando el presidente del Senado leyó los nombres que conformarían la comisión para ir por el primer mandatario, el ambiente se enrareció mucho más, como si estuvieran en medio de un conflicto interno. Uribe furioso toma la palabra para enviar un mensaje en ciento cuarenta caracteres: “Terroristas far no pueden hacer parte comisión Casa Nariño, su presencia viola sagrado recinto. Exijo se los mande a la Picota pública”.   Y propone con otro tuit  que cada bancada delibere por separado.

Timochenko solicita derecho de réplica y llama mafioso y paraco a Uribe, pero apoya su proposición de sesiones separadas. La bancada uribista mancilla la honra del Salón Elíptico, presidido por el libertador Simón Bolívar, dice el novel senador.

Los del centro, acorralados por las dos bancadas, no logran que les den el uso de la palabra. El presidente del Congreso  llama al orden porque el señor presidente ya está a punto de entrar al Salón. Para ayudar a apaciguar los ánimos el senador Mockus le  tira un vaso de agua en la cara a Uribe y el senador Serpa aprovecha para vaciarle un valdado a Mockus, como desquite por el que este le había tirado hace varios años.

En ese preciso instante entra el mandatario electo, Uribe arremete con un trino que dice: “le doy en la cara Marica, honorable Timochenko”. Suena el himno nacional todo el mundo se levanta y es tal la gresca que se ha formado que no alcanzo a distinguir cuál de los dos Santos es el nuevo presidente. Siento como si yo también hubiera recibido un vaso de agua y me despierto: Me oriné del susto en la cama. ¡Ayyyy, que pena!

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