El tontazo de Nicolás Maduro ha optado por soluciones a la crisis energética de nuestro vecino que parecen sacadas de El extraño mundo del Subuso. Como la energía no alcanza y él no puede permitirse el lujo de que llegue un apagón a Caracas porque eso podría significar el fin de su desorientado gobierno, ha decidido declarar festivos o no laborables dos días a la semana para todo el sector público y uno solo para el común de la gente.
Hoy se trabajan en Venezuela tres días y se descansan cuatro. Eso podría sonar al cielo si fuera en un país muy primitivo o muy desarrollado pero no en esta república bolivariana donde la comida y los bienes de consumo están más escasos que los megavatios.
Si no hay generación eléctrica no hay producción, se dificultan o reducen notablemente las actividades industriales, agrícolas, económicas, de transporte, los servicios públicos, la atención en salud, en fin casi todo se hace más lento o se deteriora. Y lo peor, es que este apagón disfrazado de vacaciones es una metáfora dolorosa de lo que está pasando bajo el régimen chavista, el país parece una llamita de esas que está a punto de apagarse apenas con un vientecito leve.
Para lo único que ha servido la cabeza de Maduro, o la de sus asesores probablemente porque la del primer mandatario es tan pequeña que parece sufrir microcefalia, es para inventarse actos arbitrarios de gobierno y desconocer todas las libertades, la de prensa, de oposición, de protesta, de defensa, etc. Y con el apoyo de los más radicales defensores de la revolución bolivariana mantiene un control difícil de explicar a no ser por la cooptación de casi todas las ramas del poder.
La oposición se la sigue jugando por las vías legales y democráticas y eso está muy bien. Sin embargo se corren serios peligros, como que alguna facción militar decida dar un golpe e instalarse de nuevo en Miraflores con otro Chávez que reemplace a Maduro pero no garantice la democracia.
La salida que ha planteado el movimiento que agrupa todos los partidos de oposición
es la de un plebiscito revocatorio que tiene tantas trabas y tanto trámite
que no se ve cómo pueda ser exitoso
La salida que ha planteado la MUD —movimiento que agrupa todos los partidos de oposición— es la de un plebiscito revocatorio que tiene tantas trabas y tanto trámite que no se ve cómo pueda ser exitoso. Para empezar el Consejo Nacional Electoral, ampliamente prorrégimen demoró la aprobación del formulario donde se recogerán las firmas. Tuvo que ejercerse mucha presión para que finalmente lo entregaran.
Ahora viene la revisión de las firmas que deben superar el 1 % del censo electoral. Pero, por supuesto, esa revisión corre a cargo del mismo CNE que pocas muestras de independencia ha dada hasta la fecha.
Superado esto, habrá por lo menos dos o tres pasos más antes de ir a las urnas a votar para sacar a Maduro con un número de electores superior a los 7 millones. Ojalá todo este trámite se surta lo más pronto posible y sea viable antes de que definitivamente se vaya la luz en Venezuela y reine la oscuridad total para la democracia de ese bravo pueblo.
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