Una de mis preocupaciones cuando estaba menos avanzado el SITP, partía por la escasa oferta de puntos de venta y recarga de la famosa tarjeta Tu Llave.
Ver que sostenidamente la Administración Distrital incumplía fechas para la mentada “Integración de tarjetas”, que aún quizá dos años después del primer anunció, no está cerca al 100%, sumaba desolación a esa odisea que fue al principio recargar la tarjeta: la compré (la gratis no me la dieron porque debía “esperar tres horas”) y cuando se acabó el saldo, las primeras cuatro recargas me constataron 20 visitas a puntos no muy cercanos donde la respuesta siempre fue que la red estaba caída.
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La situación venía mejorando y aunque, a veces, volvía a perder intentos de carga, ya era más la excepción que la regla. Además una papelería cerca a mi casa comenzó con el servicio.
La dicha duró poco, justo ahora, que la oferta se ha ampliado y que los buses ya no son gigantes vacíos que empeoran el trancón, noto no sólo que la oferta de puntos de recarga Tu Llave no es suficiente, si no que está bajando. Ahora no sólo es la red caída, también el “no la hemos recargado”, al tiempo que aumentan las quejas de quienes prestan el servicio por lo dispendioso y poco lucrativo que resulta.
La papelería cerca de mi casa se “cansó del tema” y cerró el punto. Lo mismo dijo una señora en la 73 que mantiene el punto, pero afirma que los beneficios no le compensan los problemas. En esas, fracasé en mi intento de recarga en puntos en Normandía, la 73 y 67 con séptima.
Pregunté cuáles eran los beneficios de ofrecer recargas y desde @TuLlavePlus me indicaron que esto era un “proceso interno”. Así, encontré un testimonio que comprueba mis sospechas y muestra que “el sexto mejor alcalde de su universo” y sus desacertados funcionarios de movilidad, tampoco le pegaron a esta. Tratan de expandir una red supremamente necesaria por la ciudad sin los convenios, los incentivos ni la planeación para lograrlo.
Comenta Sandra, quien en un punto de llamadas e internet, implementó el servicio hace más de un año, que éste se logra prestar tras un dispendioso proceso, de meses, en el que muchos se rinden en el camino. Prestarlo deja la poca atractiva comisión de 1% sobre recargas vendidas y según explica con esta comisión debe cubrirse el incremento en el consumo de energía (hay que tener tres aparatos prendidos todo el día y contar con conexión a internet).
Hay otros temas, que desde luego no subsanan la baja comisión: resulta que hay que hacer recargas para poder recargar. Esto implica para el comerciante ir a un banco a consignar (más gastos). También es claro que la promesa que atrajo a algunos de subir el flujo de clientes es bien discutible “y finalmente esto solo entorpece las otras actividades de tu negocio”, asegura Sandra. Doy fe de eso, en la papelería que ya no presta el servicio, jamás compré otra cosa, porque nunca necesité nada de lo que allí vendían. Es decir, por todo el tiempo que gasté en unas seis recargas, aumentaron su carga operativa para recibir unos $600 de comisión.
A lo anterior, podemos sumar algo que puede resultar aún más incomodo y es el hecho de que el sistema manejado por “Movilred”, presenta frecuentes problemas. Algo que además expone a los comerciantes, incluso a injustos improperios de gente que descarga su frustración en ellos.
“Por lo menos una o dos veces al mes se cae la pagina de Movilred, y a veces se cae la línea de tu llave, pues son dos plataformas”, afirma Sandra.
Las pruebas de esta afirmación están recientes basta mirar su página en Facebook (ver) y recordar que desde el 13 de septiembre, la red colapsó y por las mismas cuentas oficiales del SITP, me informaron que las recargas se podían realizar en las estaciones y solo en las de la tercera fase. ¿Se imaginan la dimensión del problema de tener por cinco días recargas únicamente en la Calle 26 y la Carrera décima de la 26 al sur?
Parece que al alcalde y sus súbditos no se les ocurrió que las recargas para el SITP deben tener una amplia oferta y garantizarse casi que 24x7. Uno no ve que haya gestión para lograr convenios con por ejemplo Bancolombia, Cajeros ATH, Servibanca, Carullas y los puntos Baloto, red que perfectamente tiene un punto cada cinco cuadras y que casi siempre está en servicio.
Esa negligencia, se adiciona a que el modelo actual no le sirve al comerciante, bien lo dijeron Sandra, los que lo tienen, los que lo dejaron y el de la tienda de al lado de mi casa, quien tajantemente me dijo que no le interesaba asumir “ese problema que ni dejará ganancia”.
Ojalá Petro piense que hay que dar más, si no los puntos de recarga van a decrecer y su ridícula invitación de usar más un terrible e ineficiente transporte público, será, cada vez, más absurda.
Se me ocurre, que se pueden establecer metas de recargas (según demanda en zonas y cercanía de más puntos) para lograr por ejemplo un descuento en el ICA y despertar interés por vincularse y tener el servicio activo.
En síntesis, formulas hay, falta que el alcalde las descubra en algún tiempo libre que le quede tras preocuparse por delicados temas internacionales y librar la batalla contra sus enemigos: los reales, los que solo habitan en su mente y su discurso clasista y los principales, que no son otros que las consecuencias de su nefasta gestión.
Termino, con un llamado a los colegas que cubren Bogotá, para que indaguen más sobre esta problemática. ¿Qué hay detrás de cada contrato? ¿Cómo se espera que se garantice la calidad y eficiencia en el servicio? Seguro de fondo hay mucho más que lo que un ciudadano preocupado puede detectar, que no es otra cosa que este bus del SITP con graves fallas que lo tienen lejos de ser el transporte que merecería una ciudad como Bogotá.
