“Nos deben una Constituyente”, dicen las Farc en La Habana

“Nos deben una Constituyente”, dicen las Farc en La Habana

En esta reveladora conversación con León Valencia, Álvaro Leyva cuenta por qué las Farc lucharán hasta el final por una Constituyente.

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julio 23, 2013
“Nos deben una Constituyente”, dicen las Farc en La Habana

L.V. La constituyente ¿Por qué la solicitud reiterada de las FARC?

Eso tiene una lógica. Ellos  son de lógica  histórica, su pensamiento se va conformando a través de conferencias y van identificando  los puntos sobre los cuales se debe negociar o conversar. Hay  puntos que no se agotan en una sentada, por ejemplo todo lo que tiene que ver con la tierra;  ellos justifican en buena medida su existencia a partir del problema de la tierra, que todos los días es más difícil de abordar. Hay otros puntos   realmente engorrosos, que no son fáciles de aproximar y sobre los cuales hay que reflexionar mucho; una cosa es ponerse de acuerdo alrededor de un temario y otra cosa es desarrollar el temario.

Entonces, ¿fue en el desarrollo que surgió lo de la constituyente?    

En ninguna parte del documento inicial  se habla de referendo, solo que al final de la negociación se definirá un  mecanismo de refrendación. La historia de la refrendación tiene mucho que ver con la soberanía popular. El  constituyente del 91 establece que la residencia de la soberanía  ya no es en la Nación  sino  en el pueblo. La función  del sufragio ya no se limita a la elección de representantes en los cuerpos colegiados – Congreso, asambleas y concejos – sino que se amplía a las consultas, el referendo, el plebiscito,  el  sufragio como medio para participar en   mecanismos democráticos de refrendación de decisiones y de iniciativa ciudadana.

Las FARC dicen que como  mecanismo de refrendación de los acuerdos, prefieren  la constituyente.

Correcto. En el acuerdo inicial solo se establece que se  acordará un mecanismo para la refrendación.

Y para el gobierno sería  cualquiera de las otras figuras, menos La Constituyente que considera que no  es la adecuada para refrendar los acuerdos.

Los mecanismos se definen de manera diferente, porque son distintos. Debe establecerse,  no a la luz del deseo sino  del derecho público y diferenciar bien para que sirve cada una de ellas.

 O sea que con esa  interpretación del concepto de  refrendación,  las FARC no desconocen el acuerdo inicial.

No solamente no lo desconocen sino que  al proponer  La Constituyente reafirma posiciones suyas sobre esa  necesidad, planteadas desde  Jacobo Arenas. Cesar Gaviria envió  una comisión exploratoria  a hablar con las FARC sobre su participación cuando se estaba cocinando la convocatoria a la Asamblea Constituyente del 91. Los comandantes de la Coordinadora Guerrillera no aceptaron participar pero acordaron que recibirían una nueva comisión para analizar el asunto, sobre la base de que ningún tema estaría vedado.

Esta información es importante porque  se ha dicho que las FARC siempre rechazaron participar en la constituyente de Gaviria.

Hay un comunicado  firmado por todos  los comandantes donde afirman que estarían dispuestos a participar, luego de analizar el tema con la comisión propuesta. Por  una serie de razones que aún no conocen los historiadores,  nunca se integró esa comisión y todo terminó  con el bombardeo de Casa Verde el  día de las elecciones de los constituyentes. La Asamblea Constituyente aprobó en su reglamento que  si durante el proceso  constituyente los alzados en armas iniciaban un proceso de diálogo con el gobierno, la guerrilla podría mandar un vocero suyo  para explicar  sus posiciones y  establecer un puente  con la Constituyente, a fin de buscar la paz.

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Según Leyva, fue Humberto de La Calle como ministro de Gobierno quien saboteó la participación de las Farc en la Asamblea Constituyente del 91, y ahora quiere repetir la historia. FOTO: El Espectador

Correcto y no por algún capricho de carácter personal, sino por un interés que tiene historia  ¿Quién es la persona que va a Caracas y  evita que la Constituyente aplique lo que había aprobado sobre el envío del  vocero de la guerrilla  para ser escuchado? Quien  no permitió la presencia del vocero fue el entonces Ministro de Gobierno y hoy jefe del equipo negociador, Humberto de la Calle. Primero no integró la comisión solicitada por las FARC y acordada en acta suscrita con los comisionados gubernamentales  y luego, obstaculizó la presencia del vocero de la guerrilla. Las FARC han mantenido y reiterado su posición y le están diciendo al Presidente,  nos deben una constituyente.

 ¿Cuál es la Constituyente que plantean  las FARC, cómo se convocaría, cómo se compondría, qué temas abordaría?

El entonces Ministro de la Calle redactó el artículo  376 de la Constitución, que establece cómo debe procederse para reformar la Constitución por una Asamblea Constituyente – los otros procedimientos son por actos legislativos votados por el Congreso o por referendos votados por el pueblo –que sería convocada  por votación popular en desarrollo de una ley  aprobada por la mayoría de las dos cámaras. La ley determinaría “la competencia, el período y la composición” de la eventual Asamblea Constituyente.

Lo que tienen en la cabeza ahora las FARC es una Asamblea Constituyente.  ¿Qué pasaría  mientras tanto con el Congreso?

Mientras  la Constituyente esté convocada y sesionando, el Congreso no puede tratar los  temas que por ley delegó en la Constituyente. Conserva  su capacidad de control político  y  de iniciativa legislativa en los temas no delegados. La Corte Constitucional debe controlar que la Asamblea no aborde temas no incluidos en la ley. Están dadas las condiciones para que no suceda con esta Asamblea Constitucional lo que ocurrió con la  del 91.

Los acuerdos necesitan ser refrendados por el pueblo. El gobierno defiende para ello, el mecanismo del referendo. ¿Cuál es su opinión al respecto?

Es claro que  los acuerdos a que se llegue en la Habana no  son vinculantes para sus firmantes. En relación con el referendo como mecanismo de refrendación, los tratadistas consideran que  el referendo opera para pocos temas con contenidos  concretos, pues  cada enunciado sometido a su consideración le exige al ciudadano un esfuerzo intelectual y  generalmente el votante no cuenta con la información y el conocimiento necesarios para fundamentar su decisión. Los referendos son para contestar tres o cuatro preguntas sencillas.

 Si, prácticamente habría que reducirlo a preguntar,  está de acuerdo o aprueba los acuerdos de la Habana, sí o no.

Claro pero entonces  deja de ser un referendo y se convierte en un plebicito,  que según los tratadistas es propio de las dictaduras o para aprobar o aceptar temas muy concretos ya sucedidos como el establecimiento de las nuevas fronteras después de una guerra. Es decir, la naturaleza de cada una de estas funciones del sufragio tiene sus características particulares para refrendar cuestiones que igualmente tienen características específicas. En una negociación como la que se desarrolla en La Habana por sus características y complejidad se van a presentar muchos disensos que no pueden asumir ni el referendo ni el plebicito. Si  se  aprueban o acuerdan temas que requieren reformas constitucionales lo lógico es  ir a una constituyente donde el punto se puede mejorar, se puede dejar tal cual o se puede derrotar.

 ¿Cuál sería el  temario posible a refrendar? ¿Los acuerdos para refrendarlos o para desarrollarlos? Cómo sería eso.

Hay unos temas gruesos, difíciles y fundamentales así no  se enuncien en el acuerdo firmado, donde se limita a  señalar el temario o la agenda de las transformaciones a realizar posteriormente (¿?). Al  desarrollar el temario comienzan a aparecer esos temas gruesos. Por ejemplo al desarrollar el tema de la tierra es necesario abordar  el reordenamiento territorial, que quedó inconcluso en la Constitución y sin posterior implementación.

 Algo semejante podría plantearse sobre los derechos de la oposición, contemplados en el acuerdo general.

Los derechos de la oposición tienen que elevarse a  norma constitucional, tienen que estar consignados en una norma constitucional. Al respeto vale la pena  leer muy despacio lo que  han dicho: vayamos a una constituyente, allá planteamos y defendemos nuestros  temas y si nos derrotan, acataremos  la decisión de la constituyente.

Con ello las FARC ante todo están diciendo que su propuesta de constituyente no es un proyecto contra la Constitución del 91, sino que buscaría darle  continuidad a la constitución del 91; adicionalmente que buscaría  incorporarle asuntos salidos  de la negociación y que requieran  un  temario definido. Finalmente, estarían tomando la decisión política de  someterse por primera vez al juego de la democracia electoral.

Hay en ello además un punto  bien interesante,  que es lo que está en el fondo de toda esta discusión y es que  han entendido que hay una gran diferencia entre el poder constituyente y el poder constituido. El poder es uno, en el Estado se habla es de ramas del poder, pero para efectos de la explicación hablemos del poder  del Ejecutivo, el Legislativo, el Judicial y de los  órganos de control,  que  son poderes constituidos, a diferencia del poder que los constituye que es el poder constituyente. Para entender la diferencia entre los dos poderes, ponen de presente el caso de la Argentina donde  un poder constituido  perdonó a los militares y luego otro poder constituido los condenó, concluyen que solo el poder constituyente tiene la facultad suficiente para conceder el perdón y el olvido definitivo, pues por  encima de él no hay otro poder. Ello le daría un carácter definitivo a lo acordado.

Cesar Gaviria como presidente de la República, durante la firma de la Constitución de 1991.

La Asamblea Nacional Constituyente fue la puerta de entrada del M-19 como fuerza desmovilizada a la vida política del país. FOTO: Constitución Colombia

 Eso permitiría además  blindar los acuerdos frente a las entidades internacionales.

Las FARC  lo tienen claro y lo han analizado con  asesores de afuera. La jurisdicción internacional no está por encima de tratados fundamentales. Por ejemplo, el Tratado de la Corte Penal Internacional, en su enunciado inicial dice que para efectos de suscribir un tratado se requiere respetar la autodeterminación de los pueblos. (¿?)

Una razón  más para acudir a la figura de la Constituyente y trascender el   poder constituido, es que éste y las personas vinculadas a él pueden ser investigados por instancias internacionales, por ejemplo la Corte Penal Internacional, pero no pueden investigar al pueblo. Por esa  razón  los temas que señale la ley de convocatoria quedan absolutamente blindados; ese es el factor revolucionario del constituyente primario cuya capacidad  es de tal manera suficiente que nadie puede estar, que ninguna institución puede estar por encima de él.

¿Y frente a la composición de la asamblea?  ¿Respecto a los representantes de las FARC, serán elegidos o las FARC pedirían un cupo?

No sabría contestarle León,  son temas por discutir. Lo fundamental es lo que dice el artículo 376 de la Constitución, que la ley señalará quienes la integrarán. Cuando la Constitución le dice al Congreso que determine quienes la integrarán, lo  está autorizando para que, por ejemplo, modifique excepcionalmente el sistema electoral  en virtud de su potestad constitucional   de señalar quienes la integran. Y para definir su integración se requiere una negociación para establecer las condiciones  de su integración.

Respecto a la convocatoria,  con el voto ciudadano  el constituyente primario  refrenda  los tres asuntos que  la Constitución ordena que deben serle incorporados al proyecto de ley para convocar la Asamblea: su competencia o sea el temario a desarrollar, el período o duración de la  Asamblea y quienes la compondrán, es decir, quienes podrán ser elegidos como constituyentes y el procedimiento o condiciones para su elección.

En el país hay confusión y preocupación por la duración del proceso. El gobierno lo quiere corto y creo que en eso expresa un querer ciudadano, reforzado ese querer por la  presión que le ejerce la proximidad de unas elecciones. Las FARC por su parte dicen que no están interesadas en una “negociación express ¿Usted cómo lo ve?

No es bueno que un proceso de paz se prolongue demasiado, porque puede ser  desestabilizador, no solamente para el país, sino para el proceso mismo.

 Pero es  que en este proceso ya llevamos tres años…

Si pero frente a la opinión pública que es la que en un   momento determinado puede establecer realidades, paros, encuestas, señalamientos en fin,  no lleva sino un año. Pero no hay que demorarse  porque  comienzan a surgir problemas externos a la negociación misma como  la muerte de Chávez y la situación que se está generando ahora con Maduro; el ambiente en  la región se enrarece; está el problema de la delimitación marítima con Nicaragua. Elementos todos que complican  el escenario de la negociación. Y  está de por medio el expresidente  Uribe. Considero que   preocupa más   lo que pueda acontecer entre   Uribe y  el gobierno, que con la negociación, y  ésta situación puede terminar por  afectar  yo diría que de manera grave,  el proceso de La Habana.

A lo anterior se le añade el escenario electoral. Por  tradición en el país  los procesos electorales son larguísimos. El gobierno y el Presidente ya están en campaña. Hay cambios en las posiciones oficiales frente al público para mostrar al presidente Santos como  una persona dura,  que no cede. Me preocupan esos cambios que generan confusión e incertidumbre y pueden acabar por debilitar la credibilidad presidencial y poner en un riesgo mayor las posibilidades de paz en el país. Entre  más transparente sea la negociación y  menos elementos exógenos  la  perturben, más rápido se concluirá.

 ¿Las FARC no han precipitado la discusión de la constituyente, rompiendo el acuerdo general establecido?

El acuerdo que se firmó y que  se viene desarrollando,  tiene al final lo referente a su mecánica y operación y allí  establece  que superado el primer punto del temario se puede revisar y modificar el orden de conocimiento de los demás puntos, o sea que se pueden escoger  puntos del final  del temario acordado y estudiarlos desde ahora.

No es cierto  que firmado  el acuerdo  en La Habana,  inmediatamente después se iría  a la Asamblea Constituyente. Primero debe  aprobarse  la correspondiente ley para que el pueblo decida si convoca la Asamblea, luego  se realiza  un proceso electoral para convocarla en el cual  participarían los gremios, los partidos políticos, los sectores ciudadanos y se  manifestarían  en torno de cada uno de los asuntos que la ley les plantea.

Con la Asamblea instalada y sesionando, la suerte de los puntos contenidos en el temario aprobado depende de las votaciones luego de su debate. Se entiende que si las FARC participan como constituyentes  aceptan que la no aprobación de alguna o algunas  de sus propuestas es definitiva.

Tirofijo, comandante de las Farc conversa con Jacobo Arenas en el campamento de lo que se llamó la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar.

Leyva recuerda que Jacobo Arenas siempre tuvo en su agenda una Constituyente como un camino de refrendación de los acuerdos que se dieran en un proceso de paz. Foto: Marta Ruiz

Aunque  el mecanismo de refrendación tiene que estar atado a los puntos acordados, sin embargo considero que hay temas que sin haber estado incluidos en el temario de la negociación acordado, como sería el caso de la reforma de la justicia, son necesarios para el logro de las conversaciones (¿?), entonces creo que en esos casos puntuales  es de la conciencia del estado introducirlos. Deben revisarse aspectos concretos de la organización del Estado sin tocar la estructura del Estado Social de Derecho que  es intocable. Por eso en el  temario que se incluya  en la ley de convocatoria no va toda la Constitución  sino  temas  precisos identificados en La Habana y otros que proponga el Estado. Los disensos expresados en La Habana sobre puntos gruesos los asumiría la Asamblea para discutirlos, analizarlos y votarlos.

¿Y el temor de algunos de que el uribismo ganaría las elecciones de los constituyentes y desmontaría la actual Constitución?

Se están anticipando a los resultados de una elección. Se dice que si la elección fuera hoy, el uribismo ganaría. No necesariamente. La elección no va a ser hoy. De ahora a la fecha de una convocatoria se tendrán ya éxitos y  acuerdos que modificarán la correlación de fuerzas.

 Preocupa que la eventualidad de una elección de constituyente obligue a aplazar las elecciones del 2014.

No necesariamente,  esa es una posibilidad. La otra es que la Asamblea se elija después  de las elecciones. Proponer  no es obligar. Hay que dejar que la gente hable, es que cuando usted ha combatido 50 o 60 años tiene mucho que decir,  y espere que entre el ELN al proceso.

¿Y el ELN?

Me parece inteligente  buscar una  paz integral, es decir, uno no puede hacer una paz aquí con Timotchenko y ver a ver como hago después la paz con el ELN. No, es no es el camino.

Se podría constituir un punto de llegada de ambas negociaciones a la convocatoria de una Asamblea Constituyente.

Queda abierto el tema de quienes de las FARC podrían participar en la Constituyente. Es asunto del segundo punto de la agenda de la participación política que comprende además todo lo referente a la justicia transicional. Las FARC van a definir  en este punto de participación lo referente a  elegibilidad.

Voy a  referirme al punto sobre  justicia transicional. El Congreso votó (¿Marco legal para la paz?) una reforma constitucional a estudio de la Corte Constitucional. Constitucionalistas expertos consideran que sería muy raro que la Corte  acepte  esa reforma, votada  como un artículo de transición de  la Constitución del 91 porque según ellos, no se le puede agregar a la Constitución un artículo de transición  pro tempore porque esos artículos hay que agregarlos al momento de la aprobación de la carta. Pero supongamos  que efectivamente se aprueben, su aplicación  requiere unas leyes estatutarias por  tocar  con la justicia, leyes sometidas  al conocimiento de la Corte Constitucional. No se sabe en que termine o cuando podría  estar lista la reforma constitucional  para su aplicación. No es posible como pretende el gobierno, negociar un proceso de paz   sin tener listo el instrumento jurídico de la justicia transicional y pretender  establecer los temas cuando el instrumento  todavía  no existe. No se puede  ir a donde unos alzados en armas y decirles que  tienen  que someterse a unas determinadas  condiciones que aún no existen.

¿Y qué seguridad jurídica pueden tener las FARC en esas condiciones?  

Consideran que solo a través de una constituyente convocada por el constituyente primario pueden ponerle un seguro definitivo a su situación. Sería esa la norma  pétrea que les evite lo sucedido en el Cono Sur y que ya comenté,  que un poder constituido venga y revoque la decisión de un poder anterior. Esa sería  la seguridad jurídica definitiva. Sobre este delicado asunto, no se le ha dado la suficiente atención a algo que ellos manifiestan, y es que  lo que proponen y buscan no es solo para ellos sino también para civiles y militares  que actuaron de manera indebida  dentro del marco del conflicto interno;  me parece  una posición realista y muy importante, pues la paz va más allá de Timotchenko y  de unas conversaciones con el ELN.

Alvaro Leyva durante los acercamientos con las Farc, conversa con los ya fallecidos Alfonso Cano y Raúl reyes.

Álvaro Leyva lleva más de 20 años buscando la salida política al conflicto a través del diálogo con la insurgencia, lo que lo hace un interlocutor válido con las Farc. FOTO: Anncol

 ¿Y entre  los  delegados de las FARC, quien es el que mejor  maneja el tema?

Quiero destacar que el país  debe estar o debería estar  contento,  porque se ve que de alguna manera las FARC están haciendo política. Siempre se les ha invitado a hacerlo y ese es propósito central de las negociaciones. Cuando sueltan temas a granel,  esas son conductas de carácter político.

 ¿Y usted ha hablado con los constituyentes del 91, cuáles de esos constituyentes se manifiestan  a favor de la posibilidad de una nueva constituyente?

Hay más amigos de la constituyente de  lo que uno piensa. Lo que pasa es que la realidad uribista pone muy nervioso al gobierno, no nos digamos mentiras. Vale la pena recordar acá que  Uribe ha manifestado que puede ser importante la convocatoria de una constituyente, obviamente dice que no a la constituyente de las FARC.

 En estos momentos poco se habla de los refugiados del conflicto esparcidos por el mundo. Son cerca de 200.000 registrados. Una cifra enorme.

¿Quién los representa? Nadie los representa. Como ellos  hay muchos sectores que requieren una voz. Una realidad que va más allá de las FARC, que va más allá del ELN y que va mucho más allá del Gobierno. Acordémonos que  uno de los factores de violencia históricamente en el país, ha sido la exclusión política. Excluyó el Frente Nacional que nació para superar  la violencia tradicional de los partidos históricos generada por en las  elecciones y el reparto  del botín burocrático,  de los puestos y demás.

 Una última pregunta, qué hacer con el desarme de los guerrilleros. Las FARC dicen que no entregan las armas. ¿Qué significa no entregarla? ¿Qué piensan  hacer con ellas?

Los combatientes tienen también sus muertos y  familiares desaparecidos. Cuentan lo  que les paso a la  madre, al  tío, a los hermanos. Es algo   brutal, la lucha ha sido absolutamente violenta. Su preocupación alimentada por  el recuerdo de la suerte de la UP, es que si entregan  las armas se convierten  en carne de cañón de las BACRIM. Le plantean  un reto al Estado para impedir que  los asesinen. Mientras tanto piensan que se tienen que defender. Están sumidos en la absoluta desconfianza. Hay que entenderles la situación y preguntarles  porque quieren mantener las armas; qué hacer con esas armas; y si creen  o no en el monopolio de las armas en manos del Estado. Creo que  la última pregunta  la  responderían afirmativamente. Puede ser que finalmente se busque como una de las soluciones  cooptarlos y ponerlos al servicio de la sociedad. ¿Cómo sería? Me parece un reto para el Estado.

 ¿Una guardia rural?

Podría ser. No lo sé. No  me puedo anticipar a lo que ellos tendrían que decidir.

¿No le parece que al gobierno le ha faltado informar más y ese vacío juega en contra del proceso y de la credibilidad oficial?

Estamos en manos de unos medios que en su mayoría, y lo digo  por experiencia, no son independientes. Si Álvaro Gómez viviera ya habría escrito un artículo sobre “los medios del Régimen”. La información hace parte del conflicto,  hace parte de la guerra y como  el conflicto sigue,  se pierde la serenidad para  transmitir  lo que sucede en La Habana y se enreda  la forma de  tratar los temas. Creo que a Santos hay que acompañarlo, lástima que el solo  tenga para semejante compromiso, una especie de hoja de ruta. Le falta tener cerca  gente para asesorarlo en el análisis de  las situaciones encontradas. Parece  olvidar que el  hombre de estado, se rodea con personas  de mucha estatura. Parecería que  le ha faltado a quien consultar,  personas con experiencia, criterio y serenidad. Pero bueno él es el hombre que inició el proceso, hay  que acompañarlo y buscar la forma de colaborarle para que este proceso termine satisfactoriamente.

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