Tienen múltiples orígenes. Hasta los militares presos han manifestado claramente su aceptación a los mecanismos de justicia acordados por el
Gobierno con las FARC y su rechazo a ser representados por alguien como el expresidente Uribe. Es imposible asignar los votos y decir que en el Plebiscito ganaron fulano o sutano. Nadie puede adueñarse de ellos para venir ahora a querer imponer sus intereses y sus criterios.
Con igual derecho pueden los que votaron por el SÍ reclamar que esos votos que le dieron la mayoría al No, fueron de personas que iban a votar Si, pero ese día dudaron o se dejaron enredar por lás argucias de la publicidad egañosa montada por los del NO.
Entonces ¿De dónde sacan los uribistas unas tales obligaciones de Gobierno y FARC de renegociar para meter cambios de fondo? No!!! No nos podemos dejar embaucar analizando propuestas inviables como las que pretenden desconocer la existencia de conflicto social y armado en este maravilloso edèn de la democracia y la equidad.
Ante esa imposibilidad de identificar de dónde fueron los votos por el No, los únicos llamados a definir el alcance de cualquier modificación son las partes, o sea las FARC y el Gobierno nacional