Por años, los latinoamericanos han envidiado la fortaleza del mercado europeo, el estilo de vida y la política revolucionaria que ha convertido este lugar en el ideal para vivir, con altos índices de desarrollo humano y un estilo de vida deseado por todos.
Sin embargo, solo se ha vivido en la ilusión sobre este territorio, al cual se ha vanagloriado por su fortaleza grupal y solo es un lugar lleno de odios, violencia y xenofobia, fortalecida por los constantes episodios guerreristas que han ocupado la historia del viejo continente.
Los jóvenes consideran ese territorio mucho mejor que Colombia porque no ocurren muertes o hechos grotescos. Sin embargo, Europa se ha construido bajo los cimientos de una civilización que solo pensó en guerras, territorio y poder. Algunos ejemplos de estas guerras han sido: La Guerra de los 100 años (1337-1453 entre Inglaterra y Francia), La Guerra de los 30 años (1618-1648 que involucró a los países europeos), la Guerra de Sucesión Española, la Guerra de Sucesión Polaca, sin mencionar la I y II Guerra Mundial, conocida por todos.
Al parecer, toda esta situación se hizo evidente al conocerse los resultados de las votaciones sobre el Brexit, que dio victoriosa la medida impulsada principalmente por Nigel Farage e hizo al primer ministro británico, James Cameron presentar, precipitadamente, su renuncia.
Europa vive en odio y no existen otras palabras para explicarlo. La más reciente copa europea lo demuestra: 5 partidos fueron considerados de alto riesgo porque estos tienen historias álgidas, marcadas por la sangre. Alemania-Polonia, Gales-Inglaterra o Rusia-Inglaterra son los principales ejemplos a resaltar.
Esto no se muestra en América Latina. Aunque existen divisiones y amenazas de guerra (principalmente entre Colombia y Venezuela), no se ve tal grado de odio entre una y otra civilización. Yeso es lo que menos se ve en los grandes medios, donde el continente se muestra como un lugar lleno de indios, ignorantes, tercermundistas y narcotraficantes.
Esa visión se complementa a nivel interno. En Colombia, por ejemplo, la conciencia colectiva solo acepta novelas enmarcadas en la violencia, drogas y sexo para ser exitosas, mientras que los canales pagos diseñan telenovelas de carácter internacional donde los "narcos" son los protagonistas.
Existen excepciones, por supuesto, tanto en América como en Europa, porque no se puede entregar una visión llena de estereotipos y no se puede generalizar. Cada persona es diferente, por lo que tampoco se debe afirmar a capa y espada: "Europa es el mejor lugar para vivir".
Lo correcto es decir, Europa tiene grandes avances en Derechos Humanos, con solvencia económica en varios de sus países (Grecia, Inglaterra y España son sus principales escollos), pero tiene marcadas diferencias sociales que no le permitieron llegar a ser la Unión Europea deseada (Sí, sus miembros decían que no se sentían representados, que eran franceses, alemanes o italianos, no simplemente europeos) que aunque es muy probable no se disuelva, la actual salida de Gran Bretaña generará un efecto dominó, tanto social, político y económico, que hará temblar la idea de un mundo único, que a menos de la aparición de un mesías, pensará más en sus diferencias que en lo de verdad importante para la humanidad.
