La realidad del problema entre taxistas y Uber

La realidad del problema entre taxistas y Uber

"A pesar de prestar un pésimo servicio, el gremio taxista está en clara desventaja frente al servicio que presta Uber"

Por: Diego Alejandro Cubides Gomez
marzo 15, 2016
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La realidad del problema entre taxistas y Uber
Foto: yucatan.com.mx

Para quienes aún no tienen claro qué es Uber y por qué el gremio de los taxistas se está rasgando las vestiduras en Colombia y alrededor del mundo ante su evidente éxito y crecimiento, pues les cuento: Uber es una empresa fundada en San Francisco, California en 2009. Desde su creación, se ha dedicado a ofrecer un servicio preferencial de transporte individual a través de una aplicación móvil, mediante la cual el usuario (Pasajero) tiene la posibilidad de registrarse y tener acceso a una amplia red de conductores que han ingresado sus vehículos para realizar su desplazamiento.

La aplicación, que puede ser descargada a cualquier dispositivo  con sistema Android, iOS o Windows Phone, utiliza un sistema de GPS para ubicar el conductor de Uber más cercano y así prestar el servicio de manera eficiente y rápida. Actualmente la compañía está en más de 250 ciudades alrededor del mundo, con presencia en Europa, Asia y América, además de estar en constante crecimiento y expansión a nuevos mercados. En Colombia a pesar de todas las protestas, está presente en las principales ciudades como Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla.

El plus de Uber, es que ofrece a sus clientes una red de vehículos último modelo y en su mayoría de alta gama, brindándoles un excelente servicio de lujo y confort. Usted puede elegir desde el llamado UberX que viene siendo la opción más económica del portafolio, hasta camionetas deportivas para 6 o más pasajeros. Esto se traduce en lo inevitable: clientes satisfechos.

Una ventaja que tiene la utilización de este servicio, es que se cuenta con información real y actualizada del conductor. Usted desde el principio cuenta con los datos personales de éste e incluso puede hacer una calificación del servicio al final del mismo y viceversa (Así es, el conductor también puede calificar al pasajero). Esta característica recientemente fue copiada por algunas empresas de taxis convencionales como estrategia para aumentar la seguridad de los pasajeros (O al menos aparentarla), pero la diferencia es que en Uber esta herramienta no está de 'adorno'; hay un límite específico de calificaciones negativas o quejas que un conductor puede recibir, y si sobrepasa este límite será expulsado de la red de conductores permanentemente. Además, todas las interacciones entre pasajeros y conductores quedan registradas en la base de datos de la compañía para llevar un control estricto del servicio, lo cual contrasta con el sistema de calificaciones de los taxistas, en donde existen casos de vehículos con decenas de denuncias que van desde exceso de velocidad, pasando por taxímetros adulterados, agresiones y hasta acoso sexual y siguen andando campantes.

Pero bueno, hay que decir que Uber no es para nada barato. Las tarifas no están reguladas por el estado y son mucho más altas que las de un taxi tradicional, por tanto el nicho de mercado al que va dirigido el servicio no son los estratos bajos precisamente, sino personas con mayor capacidad de pago. Por ejemplo, mientras que por una carrera un taxista puede cobrar $15.000 pesos, Uber por el mismo recorrido, dependiendo del tipo de vehículo, puede llegar a cobrar más de  $60.000 pesos, además de que todos los pagos se hacen con tarjeta de crédito desde su celular y las tarifas son calculados automáticamente por la aplicación. Definitivamente no es un servicio para todo mundo, pero sí existe una gran porción de este mercado que prefiere pagar lo que sea con tal de recibir un servicio de calidad, y es ésta porción de mercado la que Uber le está ganando a los taxis tradicionales.

¿Por qué pelean los taxistas?

A nadie le cabe en la cabeza, que una empresa (en este caso gremio) tenga que entrar en un paro, o hacer protestas cuando se enfrenta a un competidor. ¿Se imaginan que Coca Cola cancelara su distribución en un país, porque este permite comercializar productos de PepsiCo? Exacto: ¡Ridículo! Antes, yo como muchos, era uno de los que pensaba: ‘’ ¿Por qué esos sin vergüenzas de los taxistas no prestan un mejor servicio para competirle a Uber y dejan de llorar?’’ Pero entendí que el problema de fondo es mucho más complejo.

El principal argumento que tienen los taxistas para oponerse a la operación de Uber es que representa una competencia desigual y hasta ilegal, exponiendo que todas  las condiciones, restricciones y regulaciones aplicadas al gremio taxista no afectan a los vehículos de Uber, y tengo que decirlo: TIENEN RAZÓN. Para nadie es un secreto que los cupos para poder tener un taxi en Colombia pueden llegar hasta los 100 millones de pesos. A esto se le debe sumar el valor de vehículo, seguros, pólizas, impuestos, etc. Es por esto que no cualquiera puede darse el ‘’lujo’’ de tener un taxi, por lo tanto se calcula que solo el 10% de los taxistas son a la vez propietarios. El 90% del parque automotor restante pertenece a personas adineradas, empresarios y hasta magantes como el famoso Uldarico Peña, llamado 'El Zar de los taxis' que se aprovechan de su poder adquisitivo para instaurar lo que parece una mafia de taxistas, que busca apoderarse de la mayor cantidad de carros posibles (se estima que entre Uldarico Peña y su hijo, tienen en su haber más de 28.000 taxis recorriendo la ciudad de Bogotá) ,a  los cuales asignan un conductor del común, muchas veces con más necesidades que experiencia, sin salario fijo, sin prestaciones, sin vacaciones, etc. Los conductores deben matarse todo el día tratando de completar las altas cuotas diarias que a manera de alquiler deben pagarle a sus patrones, aparte de asumir gastos como la gasolina, lavado, pinchadas, uno que otro golpe, etc. Solo lo poco que sobre (Si es que sobra) se convierte en su 'sueldo'. Por ello, es en parte entendible que la mayoría de ellos presten el servicio de tan mala manera, vivan de mal humor, nos digan con altivez ‘’Yo por allá no voy’’, corran como locos, agredan a la gente, escojan la ruta que se les dé la gana, alteren taxímetros, paseos millonarios…en fin, la lista es interminable. Todos sabemos a lo qué nos enfrentamos cuando nos montamos en un taxi en Colombia.

Con Uber es todo lo contrario: los conductores de entrada no se deben preocupar por los estratosféricos cupos que pagan los taxistas. Eso ya representa un ahorro de por lo menos 80 millones de pesos, dinero que fácilmente pueden invertir en un mejor vehículo. Como ya había dicho, sus precios no están regulados por el Estado, por lo tanto pueden fácilmente cobrar lo que quieran, sin esto ser un problema para los usuarios, quienes asumen felices los costos que sean necesarios para recibir un servicio Premium.

Es una realidad que el gremio taxista está en clara desventaja frente al servicio que presta Uber, pero el problema de fondo es la pésima calidad que ofrecen, y esto a su vez es causado por las retrogradas e ineficientes políticas de control que se ejercieron sobre el gremio desde el principio, que solo se preocuparon por limitar los cupos emitidos a los taxis cuando las ciudades ya estaban inundadas de éstos y nunca velaron porque la calidad del servicio fuera la adecuada. El gremio de los taxistas está manejado por una mafia descarada, compuesta por personajes como Uldarico Peña, que con la aprobación del Gobierno montaron sus imperios, pasando por encima del bienestar del pueblo y llevaron el servicio público de transporte en Colombia al caos en el que está actualmente.

Tenemos que entender que el principal problema de los taxistas no es Uber, son las paupérrimas condiciones en las que trabajan. Esto se refleja en la mala calidad del servicio que prestan y en todos los problemas que mencionamos anteriormente, es por esos imperios casi esclavistas que han llegado a la crisis en la que están. Uber sencillamente fue quien nos abrió los ojos, era el competidor que hacía falta para comparar y darnos cuenta del deficiente, insuficiente y deplorable sistema de taxis con el que nos habíamos tenido que conformar.

¿Cuál es la solución al problema?

La solución a este problema es complicada pero no imposible. Se debe partir por una restructuración integral del sistema de transporte público individual en Colombia.

  1. Lo primero es que el Estado implemente unas políticas contundentes, que obliguen a los dueños de los taxis y a personajes como Uldarico Peña a garantizar unas condiciones laborales dignas y justas a los conductores: De esa manera acabar con ese sistema abusivo en el que los únicos beneficiados son los patrones.
  2. El Estado, de la mano de las entidades competentes, debe hacer un control exhaustivo en la otorgación de las licencias de conducción para vehículos públicos. Para nadie es un secreto que el sistema corrupto de asignación de licencias está compuesto por empresas irresponsables que solo les importa el dinero que pagan los futuros conductores. Se deben hacer pruebas reales, físicas y psicológicas para la asignación de estas licencias, exigir cursos de manejo defensivo y seguridad vial, etc.
  3. Por último y no menos importante, el Estado de entrar de inmediato a regular y controlar la operación de empresas como Uber: debe impulsar una normatividad clara y contundente, en donde se garantice que las condiciones de mercado sean las mismas para los competidores, en este caso taxistas y conductores de Uber, para evitar monopolios como los que han montado los 'Zares de los taxis' que lo único que logran es desmejorar la calidad del servicio que se le presta al pueblo. Por último se debe garantizar que no haya competencia desleal por parte de conductores de vehículos como los de Uber y otras aplicaciones.

 

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