La frase de Louis van Gaal entrenador del Manchester United contra Falcao de “debe demostrar lo que vale” crea un interrogante que es bueno analizar: ¿se ha convertido el fútbol en una tiranía?
La ecuación de talento + rendimiento= titularidad, hoy en día está subestimada por el angosto circulo que se llama “rosca” técnica o empresarial da igual.
La tiranía en el fútbol ha llevado a que muchos jugadores especialmente en las ligas europeas donde el mercado es mayor, como en la antigua Roma con los gladiadores, los jugadores tengan que actuar conforme a las fluctuaciones del mercado. Una industria que vive de las buenas de cada jugador (partido, venta de camisetas, firma de autógrafo, publicidad, partidos y más partidos). Un mercado donde no importa el jugador sino el espectáculo que le favorece a las multinacionales de las apuestas legales o las más jugosas, las del mercado negro abonadas por el narcotráfico y que con la caída del petróleo va ha ser una de las economías más afectadas por lo de la incursión de 'petrodólares' en el fútbol y las exigencias serán mayores o disminuirán según la chequera de cada jeques árabes que hoy están en jaque, por la baja de sus ganancias.
Un mercado que ha llevado a que jugadores que lleguen a estas ligas tras las exigencias físicas de jornadas de partidos desgastantes pierdan el primer mandamiento del fútbol, divertirse.
La alegría del fútbol se ve caracterizada por la destreza de la vanidad calculada como gotas de petróleo el sudor de cada jugador, sin importar a la persona en sí dentro o fuera de la cancha, ¿Es qué acaso un jugador no puede tener el tiempo suficiente para recuperarse después de una lección física y emocionalmente? ¿Por qué se vanagloria cuando el jugador está en las buenas y apenas cae en las malas, sea una pésima racha o una lesión, lo someten al escarnio de los resultados, sin darle las oportunidades adecuadas?
Lo de Falcao y van Gaal es la muestra de ese mercado donde el tigre jugando después de la declaración del técnico se veía en la cancha desesperado, en un afán por demostrar que sí vale, de convertir un gol que le tapara la boca no al técnico, ni a los empresarios, ni a la hinchada, ni siquiera a él mismo porque cayó en la trampa del memorándum del capitalismo que le exige a cualquier trabajador, “rindes o te vas” sin importar o mirar las circunstancias, el ambiente en que trabajas que a diferencia del trabajador ordinario estos son remunerados muy bien en su salario pero no dejan de ser personas, aunque el mercado los muestre como robots programados para rendir y facturar.
Lo de van Gaal puede ser interpretado por muchos como normal porque lo mismo le puede pasar a Messi, Ronaldo, James un día cualquiera en una industria hecha para vivir de los buenos tiempos del jugador, explotando su furor, sin invertir un solo dólar en él porque el jugador después de cotizado se vende solo, sino hagan las cuentas con la transacción de James al Real fue casi de 80 millones de euros y según la compañía Euroméricas Sport Márketing, los aficionados en solo 48 horas habían comprado 350.000 camisetas, lo que representó unos 33,7 millones de euros, ¿cuánto no se han ganado en estos casi 6 meses en el 20% de utilidades que el club alega recibir en utilidades ?
Cuando el jugador merma su producción como cualquier operario de máquina lo van despachando, de esa forma ingrata que duele, con ultimátum, que en el caso de Falcao, afecta el orgullo de cuando se es bueno en lo que se hace y lo que se hace, se hace con amor y efusión.
El fútbol es una pasión para el aficionado pero puede ser percibido como una esclavitud para el jugador contemporáneo. Como al mismo tiempo un deporte de revancha y aunque es un hecho la salida de Falcao del Manchester que tal si en el Mundial de Rusia Colombia elimina a Holanda con un gol de Falcao y van Gaal con sus mejillas rosadas tragando saliva. . ., ¿quién quita, quién quita? Todo puede pasar. . . y si no es así que importa, nosotros no podemos ser ingratos con uno de los jugadores que más alegría nos ha dado, siempre estaremos contigo Falcao, aunque las roscas pululen.
