La falacia antitaurina: ¡Hay que leer señores!

La falacia antitaurina: ¡Hay que leer señores!

Por: Fabio Andrés Olarte Artunduaga
abril 22, 2014
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La falacia antitaurina: ¡Hay que leer señores!

Básicamente, hay dos puntos de partida para crear una falacia. Uno de ellos, puede ser el desconocimiento o falta de autoridad intelectual para hablar de un tema en específico. Por otro lado, hay unas falacias que nacen con el objetivo primordial de manipular, persuadir o engañar a los demás. La falacia antitaurina, a la que hago referencia en este texto, nace de la plena conciencia de sus creadores. Lamentablemente.

Durante los últimos años ha estado circulando por la Internet una foto que, rápidamente, se convirtió en la bandera de lucha de muchos antitaurinos alrededor del planeta tierra. La imagen y las palabras que la acompañan (las cuales podemos ver acompañando mis letras), a priori, parecen ser una historia mágica de conversión por parte del señor Álvaro Múnera, pero lamentablemente hoy vengo a decirles, a quienes creyeron en esta farsa, que todo este tiempo han estado engañados por dos o tres más vivos que ustedes. Ni el personaje de la foto es el ex torero paisa, ni mucho menos esas palabras son de él. La fotografía (que tanta gente me envía por correo y me postea en redes sociales) resulta ser de un torero mexicano (Sánchez Vara), quien en realidad realizaba un magnifico desplante taurino y como fruto de un avanzado manejo del Photoshop, pareciera estar “arrepentido”, pero quienes seguimos la fiesta sabemos que es una gran mentira. Las palabras, citadas por los genios manipuladores antitaurinos, pertenecen a una gran pluma española llamada: Antonio Gala. El autor de la notable pieza de poesía “Enemigo intimo”, estampó estas palabras en una columna del diario, español, El País en el año 1995; además, la frase esta vulgarmente manipulada con el fin de tocar las fibras de aquellos que no investigan. Y vaya que lo lograron. En suma, señores antitaurinos, algunas personas llevan años burlándose de ustedes en la cara.

Ahora bien, hay algo que no puedo negar y es la historia de Álvaro Múnera. Conocido en el mundo del toro de lidia como “El Pilarico”, fue un torero “del montón” en la generación taurina de los años 80 en nuestro país, pero quien contó con la fortuna de obtener un contrato para torear en suelo español. Tras un puñado de faenas (mediocres), alrededor del país ibérico, el 22 de septiembre de 1984 en la hermosa ciudad de Albacete y frente a un astado del Marqués de Villagodio, llamado “Terciopelo”, la vida le dio su más grande prueba. Una embestida (feroz) del (inocente) animal, lo hizo volar aquella tarde de otoño. Tras la misma, una fractura en la quinta vértebra cervical (acompañada de una lesión medular y un trauma craneoencefálico) decretó que, lamentablemente, a partir de ese momento seria parapléjico. Tras completar su rehabilitación en Miami (Estados Unidos) y recibir una importante condena (moral) de sus allegados, americanos (quienes por supuesto no tienen idea de la fiesta brava, y al contrario, mucha de la cultura de McDonald’s), “El Pilarico” decidió tener un cambio radical de vida y “dedicar” sus días a la lucha por los derechos de los animales. Tras estudiar, Teosofía (de manera evidentemente no tan profunda y para desgracia de autores como Henry Steel Olcott o William Quan Judge), y volver a Medellín tomó la decisión de ser el “abanderado” de la lucha antitaurina en el país, aunque en realidad tenía todo un plan político de fondo. En 1998, este particular personaje, logró una curul en el concejo de la ciudad de la eterna primavera. Actualmente, se encuentra viviendo su cuarto periodo como cabildante de la capital antioqueña. Lo más paradójico del caso, es que varios allegados a la fiesta brava y al mundo de la Plaza de Toros de la Macarena, me aseguran que la decisión no la tomó por ninguna convicción moral o ambientalista, sino por su desprecio al destino y a la situación que había vivido, tratando de condenar a todos los matadores de toros que si lograron éxito tras recibir de toriles, al animal que mas amamos los taurinos de verdad.

A manera de conclusión y tras “abrirle los ojos” a un par de antitaurinos, la invitación que dejo abierta es a que investiguemos un poco más, para dar unos argumentos validos en el debate (absurdo) de la fiesta brava. No tengo nada en contra del señor de la silla de ruedas y los casi 9 mil votos en las elecciones pasadas, pero me parece que debería rectificar, al menos, su falsa cita y la imagen de uno de sus ex colegas. Sería muy triste ser reconocido, durante años, por algo que no hizo o que no dijo (al menos desde mi punto de vista). Por supuesto, muchos antitaurinos tras leer esto (si es que alguno lo hace, porque ellos no leen usualmente) me van a atacar de manera indiscriminada puesto que la predisposición de estos sujetos, en el debate de siempre, es extremadamente notoria y logra que se pierda el foco en muchos casos, convirtiendo el debate en un tema moral y no artístico.

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