La ETB evoca el aroma de café

La ETB evoca el aroma de café

"Toca prender las alarmas por la eventual privatización de este patrimonio público por parte del alcalde Peñalosa"

Por: José Cuesta Novoa
febrero 27, 2016
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La ETB evoca el aroma de café

Rastreando las raíces históricas de la Empresa de Teléfonos de Bogotá, cuando el siglo xx aún vivía su adolescencia, encuentro un triángulo de circunstancias convergentes que no dejan de llamar la atención por lo curiosas, o tal vez, por lo pre-figurativas que resultan, si de extrapolaciones analógicas se trata, justo ahora, en medio de un intenso debate de ciudad, apenas abierto, a propósito del deseo manifiesto del alcalde mayor de Bogotá Enrique Peñalosa, quien en repetidas ocasiones ha expresado la idea de vender la ETB.

Bordeando la finalización de la década de los 20 del siglo pasado, la ciudad de Bogotá contaba con alrededor de 300 mil habitantes y tenía una cifra aproximada de 6.500 teléfonos, para una tasa de 46 habitantes por aparato telefónico. Servicio que prestaba The Bogotá Telephone Company de propiedad de General Electric de Londres, entidad que antecedió a la Empresa de Teléfonos de Bogotá, cuya conversión en empresa municipal data de 1.940, fecha en la cual, la ciudad poseía 8.649 aparatos telefónicos, según datos oficiales publicados por ETB.

En junio de 1928 estalla la primera huelga de telefonistas en la ciudad de Bogotá. El país en general asistía al desarrollo de un embrionario proceso de industrialización, a través de la producción de bienes de consumo, alimentos, bebidas y textiles entre otros.

Las demandas de mano de obra no se hicieron esperar. Esa demanda que requerían éstas industrias, la aportó la provincia cundí-boyacense, iniciándose así un creciente éxodo de campesinos atraídos por la “deslumbrante” lógica del capitalismo fabril. Asentados en la ciudad, miles de campesinos trocaron azadón por máquinas de vapor, o machete por conmutador,  fue indispensable ofrecer servicios públicos: agua, luz, transporte y telefonía, servicios básicos a comunidades que construyeron barriadas como formas de hábitat urbano. Era el despegue de la modernización socio-económica en su plena expresión. Bogotá vivía el impulso de la industrialización y la urbanización.

Desde 1.910 los operadores The Bogotá Telephone Company, fueron sustituidos por mujeres. Según los directivos de la empresa era más amable y atractivo para el mercado, un servicio operado por personal femenino; al fin y al cabo, la atención de servicios de telefonía en grandes ciudades de la época, como Nueva York, adoptaban esa costumbre laboral, reforzada en el caso bogotano por la llegada de un nuevo conmutador.

El clima de agitación social y laboral que sacudió a la empresa se hizo inocultable a mediados de 1.928. Los bajos salarios, las actitudes autoritarias de los capataces contra las operadoras, una mejor remuneración de las extenuantes jornadas nocturnas, el descanso dominical y una cachaquisima reivindicación cultural, sustitución del te inglés por el tinto santafereño, constituyeron el pliego de peticiones de las trabajadoras.

Con el fin de agotar la etapa de conciliación, las trabajadoras y trabajadores de la compañía designaron al abogado Jorge Eliecer Gaitán, como su apoderado, buscando lograr un consenso que impidiese la huelga. Este esfuerzo resultó infructuoso, y la huelga estalló el 14 de junio de 1.928. Gracias al apoyo de las fuerzas vivas de la ciudad, entre ellos, los estudiantes, las organizaciones de los trabajadores, la prensa y la ciudadanía en general, el movimiento huelguístico de las telefonistas, obtuvo cinco días después, una importante victoria laboral.

La síntesis de la soberanía popular, expresada en el poder de una nueva ciudadanía, las mujeres trabajadoras; la raíz identitaria de un territorio representado en la supremacía del café sobre el té; sumado a la voluntad de Jorge Eliecer Gaitán de defender a los más humildes,  produjo un rotundo éxito en favor de las Telefonistas.

Tras este breve contexto histórico de nuestra Empresa, porque ETB es de  tod@s  l@s bogotan@s, es preciso abordar la discusión sobre la eventual privatización de este patrimonio público por parte de la administración del Alcalde Peñalosa.

En la década de los noventa del siglo pasado, la tesis esgrimida por la escuela económica neo-liberal para promover la privatización de las empresas del Estado, fue la inviabilidad financiera, la incompetencia, la ineptitud, la burocratización y la corrupción de las mismas. En 2016, producto de una gerencia impecable de la Bogotá Humana, la ETB presenta una realidad financiera inmejorable. Pero dejemos que sean los datos económicos, duros y puros, los que hablen por si solos.

La ETB transformo un decrecimiento permanente de 7 años en sus ingresos, en un notable crecimiento económico aproximado para 2.015 de $1.5 billones; las utilidades anuales que le reporta a la ciudad son del orden de 120 mil millones aproximadamente; y según las proyecciones de los expertos el valor total de la compañía puede ser de 5 billones de pesos.

¿Como se explica este milagro económico? En primer lugar gracias a la acertada decisión de la administración Petro de diversificar el portafolio empresarial. ETB pasó de la telefonía fija a la telefonía celular; incursionó en la televisión digital interactiva; y la decisión más trascendental, promover la revolución de la fibra óptica, sustituyendo el cobre como medio de transmisión de la información. Guardando las proporciones es como superar la edad de piedra, creando las condiciones de posibilidad y avalando en la ciudad, la sociedad de la información y el conocimiento.

La realidad es tozuda, acudamos a otros datos fácticos que muestran el óptimo desempeño de la empresa. Se creó una red de fibra óptica que cubre a 1,3 millones de hogares, representando el 60% del total de los hogares bogotanos; con 130 mil clientes que acceden a la ancha y veloz avenida de internet, disfrutando de un servicio de 150 MB de velocidad, sin competencia en este país; en telefonía móvil cuenta con 400.000 usuarios de 4G; y 60.000 clientes de televisión digital interactiva.

Y justo cuando se produce la revitalización de la ETB, los profetas del mercado cambian su repertorio de justificaciones con el cual defienden la fórmula de las privatizaciones. Han dejado atrás la tesis de la bancarrota financiera de las compañías estatales, ahora el razonamiento que reivindican es el de venderlas, cuando éstas son prósperas. A esos profetas les respondemos: BOGOTÁ NO ESTA EN VENTA. LA ETB NO SE VENDE.

Y no se vende porque ETB es un patrimonio público que la ciudad necesita. Más de 30 portales interactivos permiten el acceso gratis de sectores populares a la red de internet; financia varias bibliotecas públicas de la Capital; al igual que a miles de estudiantes de la Universidad Distrital, dado que este claustro universitario posee el 2% de las acciones de la empresa.

A los argumentos ya expuestos, solo cabría agregarle uno más. Tal vez el más significativo. La revolución educativa que adelantó la Bogotá Humana en sus 4 años de gobierno, es ampliamente reconocida por organismos evaluadores tanto nacionales como internacionales. En el ámbito mundial La organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura UNESCO, calificó este modelo educativo como un “hito mundial” a ser replicado. La transformación de la calidad de la educación pública en el Distrito Capital, a tal punto que igualo en ese campo, a la educación privada, hubiese sido imposible sin la revolución agenciada por ETB, al sustituir el cobre por la fibra óptica, para que la ciudadanía pueda transitar a gran velocidad por las autopistas de la información, el saber y el conocimiento.

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