“♪♫… ella tiene tres colores, y por eso es tricolor♪♫”. Para los que no conocen la canción, miren esta espectacular intérprete. Otras afamadas versiones incluyen Mi carita redondita.
Ahora sí al punto. Estaba pensando (parece que estoy dedicando mucho tiempo a esto últimamente) en lo que esto significa. Vamos a ver qué me pasó por la mente.
“♪♫Amarillo es el oro…♪♫”
¿Qué había en nuestro territorio cuando diseñaron la bandera? ¿Qué queda? Y aún más importante: ¿quiénes diseñaron la bandera? Por supuesto, mestizos y criollos fueron quienes lucharon por nuestra “libertad”, pero no creo que el proceso de diseño de la bandera fuera muy democrático e incluyera muchos indígenas (para quienes el oro debía regresar a la tierra para recuperar el balance) o negros (la esclavitud se abolió en Colombia en 1852, muchos años después del inicio de este proceso de diseño, 1801). Más bien fueron un montón de “occidentales” con un hambre insaciable por el oro.
Supongo que había (tal vez igual que hoy, pero aún más explícita) un tipo de fiebre amarilla, alimentado aún más por leyendas como la de El Dorado. Pero creo que ese amarillo se ha desteñido bastante, no solo porque cada vez hay menos oro (nuestros ríos ya no tienen, por ejemplo), sino por la manera en la que se está explotando el que queda, tanto legal como ilegalmente. Cuando queda agua, queda inservible y contaminada (¿Conocen los efectos del mercurio en los seres vivos? Recomiendo, entre otras cosas, el documental The cove). El oro sólo es amarillo cuando está afuera; enterrado no se ve. ¿Qué tal dejarlo donde está? ¿Será que hay otras cosas más importantes?
“♪♫…y el azul el ancho mar…♪♫”
Sé que hay más que fuentes antropológicas tiñendo el mar de negro (o de café). Pero creo que saben para dónde voy. Es más, visité hace poco Santa Marta para encontrarme con este horror (mis fotos):
No duele solo ver esa destrucción y cómo las barcazas en el horizonte arruinan el paisaje, sino más aún ver a mis sobrinitas gozando como locas en el agua (como cuando yo era niño), sin idea de lo que pasa, y a los adultos impotentes ante la mancha que las rodea y ensucia su piel y su ropa de playa. Ni hablar del color de las playas (negro) y de las costas, resecas probablemente en gran medida gracias al mal uso del agua en la zona y al impacto que los humanos tenemos sobre el clima. Ni hablar de regueros de petróleo y otros químicos (también en el Pacífico). De ancho le queda mucho al mar… ¿pero de “azul”? No tanto. Aunque debo decir que los pueblitos de la costa están llenos de azul: hay un montón de bolsas y botellas plásticas azules hermosas adornando las calles, las aceras, las ramas de los árboles, los arbustos…
Aún más, recordemos que el mar es importante, pero su agua no es potable. ¿Qué hay del “azul” de los ríos de nuestras montañas? El “amarillo” (♪♫es el oro ♪♫, ¿recuerdan?) y otros colores por fuera de los de la bandera, se han apoderado de ellos en nombre del desarrollo.
“♪♫… y el rojo es la sangre que nos dio la libertad♪♫”.
Creo que es el color que menos se ha desteñido de nuestra bandera y que, aunque agradezco el esfuerzo de mis ancestros por liberarnos del yugo español, creo que sería el único que desearía se fuera perdiendo con el tiempo. Aún después de esas guerras de principios del siglo XIX ha habido miles de héroes que han perdido su sangre por otras causas que aquejan a nuestra sociedad. Pero, ¿es lo que queremos en una sociedad moderna? Entiendo que la edad de piedra, el Medioevo y hasta la independencia fueran épocas difíciles para la humanidad… pero ¿no es hora ya de que vayamos evolucionando? Ni hablar del maltrato animal (sí, ellos también tienen sangre).
Hay muchos colores en la Colombia de hoy que me confunden: los colores de la desigualdad, del racismo, del clasismo, del sexismo, de la homofobia, de la religión, de lo rural vs. lo urbano y muchos otros más. No quiero ser injusto con mi apreciación; aún en un país limpio y tolerante habría miles de colores, pero estos representarían la diversidad biótica, cultural, étnica, de géneros, de lenguas, y el valor de nuestro campo.
Sin embargo, si nos pegamos a la tradición y al diseño original, como van las cosas, la bandera colombiana será ocre, negra y roja (de un rojo intenso, grana, de tanta sangre que se ha regado):
A mí no me gustan tanto estos colores (me excusan mis amigos teutones). Me gustan los que tenemos, cuando vuelvan a ser un reflejo fiel de lo que originalmente los puso ahí (bueno, el rojo puede desteñirse un poquito o hasta cambiarse). ¿El escudo? Ya lo discutiremos en otra ocasión.
