Hay que levantar el trasero y salir a trabajar
Opinión

Hay que levantar el trasero y salir a trabajar

Éxito y felicidad son proporcionales a lo que se hace por sí mismo, a lo que se trabaja, no a las historias de humo que venden todos los días

Por:
septiembre 23, 2015
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Hay que actuar a pesar del miedo y seguir adelante a pesar de nosotros mismos”.
Maya Angelou,

La vida no es perfecta y de eso damos cuenta todos los días con lo que nos pasa. La vida es como la queramos ver, porque mientras trasegamos por ella es dura, chévere, atractiva, injusta, cíclica, dolorosa, alegre, motivadora, llena de emociones de todo tipo y —por lo mismo— contradictoria.

Hace unos quince años, la sicología norteamericana le dio un vuelco a su práctica terapéutica que venía centrándose en cómo solucionar lo negativo de las personas, y pasó a reforzar las cosas positivas, lo bueno, lo destacable. No digo que esté mal; por el contrario creo que es una forma positiva de enfrentar lo negativo. Sin embargo, comenzaron a surgir los vendedores de ilusiones de humo, donde si no se es feliz y exitoso a cada minuto, no se está bien. No digo que todos sean malos, hay conferencias muy interesantes, pero a esos cuya premisa es ser feliz y exitoso como fin último y a cada minuto, ¡hay que huirles!

Estos magos de la vida que nos están invadiendo, nos presionan a que debemos ver todo positivo —no como es—; a que tenemos que ser felices a toda costa —hay que estar siempre sonrientes—; a que tenemos que ser los mejores en todo —aunque las aptitudes no nos acompañen—; y en lugar de sentirnos mejor, hemos comenzado un camino estresante en el que si no tenemos la historia de amor del príncipe Guillermo y Kate Middleton, o no somos Bill Gates en tres minutos, llevamos una vida desgraciada de loosers como dicen los muchachos hoy en día. Es la total mediatización de los sentimientos y las aspiraciones.

Nuestras mamás pasaron por todas las “mancias” con quiromancia, cartomancia… Mejor dicho, la lectura del tinto, de la mano, del cigarrillo, de las cartas, del tarot buscando su pedacito de felicidad y de éxito. Ahora nos consideran “mensos” ofreciéndonos todo tipo de publicaciones, teorías y fórmulas mágicas que invalidan nuestros pensamientos y nuestros sentimientos. ¿Quién dijo que estar triste es malo? ¡Hay que llorar para desahogar el alma! ¿Quién dijo que pensar mal sobre algo no está bien? ¡Hay que dudar! ¿Quién dijo que no se puede perder? ¡Es la mejor lección de vida! Todos los sentimientos son buenos, todas las experiencias enseñan. ¿Que las cosas a veces no son como uno quiere? Pues sí, pero así es la vida. Dolorosa a ratos, entiéndase bien “a ratos”, pero hay que enfrentarla. Lo que hay que pensar es qué hacer, qué caminos tomar ante la adversidad o insistir en el que se está, si se cree que hay que seguir por esa vía.

Tengo una amiga muy querida que es coach, también muy de moda por estos días, y en algún momento me enseñó a diseñar el “mapa de los sueños”. Había que hacerlo en una hoja tamaño carta, con fotos, y pegarlo donde lo viera todos los días. Con mis necesidades, que entonces eran muchas, preferí hacerlo en un cuarto de pliego; ya se imaginarán mis afugias del momento. Recuerdo que todo tenía un lugar en la hoja: familia; salud; carrera; relaciones; servicio con la comunidad; trabajo; vivienda y recreación; dinero y finanzas, que me encantó porque debía girarme un cheque y ya se imaginarán mi generosidad; y Dios en el centro de todo con la frase “Dios mío, estoy trabajando en mi propia conciencia y siempre me pasan cosas maravillosas. ¡Gracias!”. Quiero decirles que cuando terminé este mapa, que me tomó mucho tiempo, entendí que debía insistir en lo que venía haciendo y que le escuché alguna vez a un humorista mexicano: “Hay que levantar el trasero y salir a trabajar”.

No podemos dejar en manos de terceros nuestra vida. Me refiero ni en manos de mapas, ni de repetir “tengo que ser feliz” mil veces, ni de repetir “Tengo que ser exitoso” otras mil, porque si no trabaja por eso, a punta de pujos no lo va a lograr. Reitero que uno sí necesita una actitud positiva, constructiva, y eventualmente ayuda emocional y de todo tipo, y hay que buscarlas, pero duden; tomen lo que piensen que les sirve. No crean todo; ni siquiera en lo que les estoy diciendo, que no lo pretendo tampoco. A lo mejor ustedes están pensando en este momento: “Qué vieja tan pragmática. Nos vamos por nuestro sueño”. ¡Pues arranquen!

El destino no está escrito; lo construyen ustedes mismos. Háganse cargo de su vida. Todos tenemos derecho a soñar para ser felices y tener éxito, pero sobre la realidad y concibiendo la felicidad y el éxito como parte del camino, no como un fin. No se trata de cortar las alas; se trata de levantar el vuelo pero siempre con el polo a tierra. Dependemos de nosotros mismos, de nuestras elecciones. Con franqueza pienso que uno debe hacer lo que se le dé la gana, ¡pero bien! Organizando prioridades, planeando, respetando todo, siguiendo normas, pidiendo y dando ayuda, creciendo, prosperando uno mismo y haciendo prosperar a los demás.

Cada quien trasciende por lo que hace. No busquen el futuro, constrúyanlo. ¿Y qué tienen hacer para eso? Tienen que hacerse cargo de su vida. Hay que ganarse las cosas., reconocer de qué se es capaz, estudiar, seguir todos los pasos. Hay que entender y aceptar que no siempre se puede hacer todo, ni las cosas salen como queremos, ni como lo planeamos, pero lo intentamos. Y lo más importante, aprendemos. ¿Que les salió un socio chueco, les quedó debiendo una plata y ustedes se quedaron en el “Dios proveerá”? No, son ustedes los que cobran y los que hacen que les paguen. Si ustedes son católicos o creyentes de un ser superior como yo, recordarán que Dios dijo: “Ayúdate que yo te ayudaré”. No dejen las cosas a su suerte. Hay religiones que les dicen que entre más dinero den, más favores reciben del cielo. ¡Pues no! El cielo no se compra, se gana, cualquiera que sea su concepción y si cree en él.

“El verdadero guerrero es invencible porque no lucha con nadie. Vencer significa derrotar la idea de disputa que albergamos en nuestra mente”. Esta maravilla la dijo el siglo pasado Morihei Ueshiba,  militar, maestro, filósofo y artista marcial japonés fundador del Aikido, arte marcial tradicional del Japón. De él poco hemos escuchado, pero como buena romántica me encantan las frases célebres, esas que reúnen en pocas palabras todo lo que queremos expresar. Para Ueshiba, “el cielo está allí justo donde tú estás”, “el objetivo final es para consigo mismo en serenidad y armonía”.

Yo no quiero que al leer esta columna queden aburridos, ni tristes, ni deprimidos. Intento compartirles mi punto de vista. Recuerden que el éxito y la felicidad son directamente proporcionales a ustedes, a lo que hacen por sí mismos, a lo que ustedes trabajan, no a las historias de humo que les venden todos los días. Hay que disfrutar la vida, claro, mientras estamos en este viaje terrenal. Hay que vivir con intensidad cada momento y llevarlo como es: triste, aburrido, alegre, cansón, fantástico y todo lo que quiera. Hay que salir corriendo ante el éxito y la felicidad vendidos como atributos de las marcas, como cualquier producto: “Tome esta bebida y será feliz”; “este desodorante lo hará más atractivo”. Si es por eso, cualquiera que no tenga golpe de ala ya lleva consigo un plus.

Los dejo con la historia de Maya Angelou, una negra gigante de la literatura norteamericana, activista por los derechos humanos, actriz y cantante, guionista y directora de cine estadounidense, profesora de literatura y estudios sobre Estados Unidos en la Universidad Wake Forest, y colaboradora en la liberación de Suráfrica. Les cuento todos estos títulos, porque surgieron de una historia de vida muy dura. Fue empleada del servicio en Estados unidos; luego se prostituyó para poder sostenerse y terminó siendo quien les contaba al comienzo de este párrafo. “Sin coraje no podemos practicar ninguna otra virtud con consistencia. No podemos ser amables, fieles, misericordiosos, generosos u honestos”, decía.

Aunque Maya Angelou murió el año pasado, sigue siendo inspiradora. Esta mujer de mirada transparente y de sonrisa amplia aseguraba que el coraje, que fue su bandera, es una condición para poder tomar decisiones, avanzar, moverse. Es la principal cualidad del estratega, el guerrero, el combatiente. Dejó frases tan maravillosas como que “el éxito es gustar de ti mismo, de lo que haces y de cómo lo haces”, porque creía que un héroe (feliz, exitoso)es cualquier persona que trata de hacer del mundo un lugar mejor para vivir desde su propia persona. Por eso, como ella, pienso que “hay que actuar a pesar del miedo y seguir adelante a pesar de nosotros mismos”.

¡Hasta el próximo miércoles!

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