A favor del tan criticado reality de La Voz Kids

A favor del tan criticado reality de La Voz Kids

"¿Y si cantar es lo que más le gusta a esos niños, se lo vamos a impedir?"

Por: Santiago Molina Roldán
octubre 17, 2014
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A favor del tan criticado reality de La Voz Kids
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Ya pululaban varios comentarios en contra del programa aquel de La Voz Kids, pero no pasaban de “ese programa tan bobo”, “esos jurados no saben. Qué pesar de esos niños”, “ese programa solo sirve para distraer a la gente”, y el que no puede faltar: “pan y circo para el pueblo”. Los comentarios no pasaban de ahí. Sin embargo, leía en El Tiempo una columna de doña Florence Thomas, que se titulaba precisamente “La insoportable ‘La Voz Kids’” en donde plasmó su postura completamente en contra de ese programa, con la argucia de que iba en contra de los derechos de los niños y niñas (así con su escritura ‘incluyente’). Respetable, claro que sí; discutible, por supuesto.

Vayamos por partes. Sí, La Voz busca principalmente lucrarse, eso es evidente y no tiene punto de discusión. Y sí, uno de los jurados sabe de música lo que Al Qaeda u Obama saben de paz, ni para qué disctutirlo. Y sí, para empatar con lo primero del lucro, obviamente se busca eso que se hace llamar rating con el fin de poder competir con RCN (el programa está con un rating por encima de 10 puntos).

Sin embargo, indirectamente o casi que directamente, y de manera muy positiva, ese programa beneficia enormemente a nuestra niñez.

Cuántos niños ahora no les estarán pidiendo a sus padres que los matriculen en un curso de música o algo relacionado para ir a La Voz el año entrante y ser “un artista grande y muy famoso”. Pero entonces dirán: “¡Ay, pero es que qué pesar como les dicen que No delante de toda Colombia!”. Sí, ¿y? No todo en esta vida puede ser sí, y la frustración es necesaria aunque debe saber llevarse, y más en los niños, eso sí, con compañía de adultos responsables. Además, cuando les dicen que no, son más las flores que el jurado les echan que la negativa de estos; van y abrazan al que no pasó, e incluso hasta bailan con ellos, con la ñapa de los emotivos mensajes que les brindan.

Es que en Colombia es malo si sí y malo si no. Malo si no realizan programas para los niños, y malo si hacen un programa que exalta el talento de niños como Isabella Ruiz que impresionó al jurado con su interpretación de la ‘Flaca’, o el de aquel llanerito, David Santiago, que con su ‘Cómo no voy a decir’ cautivó al jurado y a Colombia. Esos dos niños, por lo menos y solo por mencionar dos casos de esta primera temporada, tienen su futuro artístico casi que asegurado si se esmeran en ello. Y están en la plena libertad de continuar o no en ese camino.

Aunque hay más casos. En España hubo un niño formidable que brilló aún más a raíz de La Voz de ese país. Su nombre es Raul, ‘El Balilla’, y así hay muchos más niños en la edición de La Voz de países extranjeros. Desconozco si el mundo se fue en contra de esos programas por “vulnerar los derechos”; lo dudo.

Ahora, podría decirse que todas estas reacciones negativas surgieron a raíz del bullying del que fue víctima el hijo de Juan Pablo Angel (en las redes sociales); sí, es una lástima. Pero esto no es problema del programa, es problema de esta sociedad inmadura y excluyente. El programa recibe niños, y mala cosa, la sociedad los ‘matonea’. En países extranjeros 2 de cada 5 participantes suelen ser homosexuales, pero no hay bullying y no es gracias al programa sino que esas sociedades respetan al ‘diferente’.

Volviendo a la columna, además de la insoportable escritura sexista de doña Florence, considero que el problema no está en el programa sino en esta sociedad. El programa no hizo a esos niños 'fresas' que llegan allá (a los que implícitamente hace mención la columnista); el programa solo los recibe, recibe ese producto que ha generado la sociedad. Más bien pensemos en que está haciendo mal la escuela, la sociedad y el Estado para que se formen niños como esos que critican. Es que el programa no los formó de la noche a la mañana, ni ese ni Factor Xs u otro reality; eso lo ha estado produciendo la sociedad, más nadie. El programa solo se adecúa, tristemente, al recipiente que lo contiene: esta sociedad.

Por el contrario, este programa incentiva el sueño y las ganas de salir adelante en nuestros "niños y niñas". Cuántos de ahora en adelante no estarán pensando en prepararse para ir a La Voz del año entrante (al menos), en lugar de prepararse para ser la lacra de la sociedad parados en las esquinas, porque eso de pararse en las esquinas ya es oficio no solo de los pubertos adolescentes cuasi adultos, sino también de nuestros niños.

Por otra parte, Omar Rincón, en El Tiempo, también decía que muchos padres se prestan a ser explotadores de los niños. ¿explotadores? Posiblemente los habrá, es bien sabido que todo en la vida tiene excepciones, pero a la gran mayoría de los padres les gusta ver a su hijo en televisión nacional siendo escuchado y aplaudido por el talento que tiene, y más que eso, le gusta ver al hijo feliz en lo que le gusta. Florence y Rincón coinciden en que se explota a los niños para el goce adulto. En primer lugar, hay explotación cuando hay obligación. Y acá no hay ningún tipo de obligación. A ningún niño se le obligó a pararse en esa tarima. Y dirán: “Ay, pero es que son niños, ellos no saben que están siendo explotados”. Lo que sí es seguro es que ellos saben que están cumpliendo el sueño de cantarle a un público y ser aplaudidos. Si se le llama explotación al hecho de cumplírsele el sueño a un niño, pues que exploten a todos los niños del país. Esa violación al artículo 32 de los derechos del niño no aplica.

Además, sugiere Florence que dejen a los niños jugar y crecer libremente. Reza el artículo 31 de los derechos del niño, que este “...tiene el derecho al juego, al reposo, a la diversión y a dedicarse a las actividades que más le gusten”. ¿Y si cantar es lo que más le gusta? ¿le van a privar de esa pasión?

Remata Rincón con la siguiente frase: “Y “Colombia” (los televidentes) gozan. Ese es el país de la paz que tenemos” Yo creo que es preferible ver a unos niños compitiendo por quién tiene la ‘mejor’ voz, que verlos compitiendo por quién hace más bullying al compañero, quién se ‘come’ o ‘parcha’ más niñas, quién se ‘conquista’ más niños, o quién tiene el arma de juguete más grande y bonita.

No sé si recuerden el triunfo que obtuvieron niños como Camilo Echeverry, Andrés Hurtado, o de aquella Shaira Selena, los tres ganadores del Factor Xs en diferentes temporadas; o de Dylan Fuentes, no ganador pero que salió adelante gracias al eco que le hizo ese programa a su talento. Si programas como estos no hubieran existido, independiente del lucro, niños como estos no hubieran cumplido sus sueños de ser artistas reconocidos, y hasta actores, en el caso de Andrés Hurtado. Y como ellos hay muchos.

Una cosa es cuestionar lo establecido y otra cosa es cuestionar por cuestionar. Nada más falta que salgan con la payasada de que las Olimpiadas del Conocimiento de la Gobernación de Antioquia violan los derechos de los niños porque los que pierden se van a "frustrar".

 

@TiiagoMolina

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