“En mi próxima película me gustaría mostrar la dimensión moral de los políticos y sus pactos con la delincuencia” Víctor Gaviria.

“En mi próxima película me gustaría mostrar la dimensión moral de los políticos y sus pactos con la delincuencia” Víctor Gaviria.

El director de cine, tal vez el único colombiano nominado dos veces en Cannes, busca pasar la página de las calles de Medellín para reflejar la realidad de la corrupción nacional

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diciembre 23, 2013
“En mi próxima película me gustaría mostrar la dimensión moral de los políticos y sus pactos con la delincuencia” Víctor Gaviria.

Sebastián Díaz López: De sus películas, ¿cuál considera que refleja mejor la realidad social del país?

Víctor Gaviria: “Yo creo que Rodrigo D: no futuro”.

S.D.L: ¿Qué tiene esa película?

V.G: “Nosotros en esa época servimos como altavoces de todos esos muchachos, y el guion está hecho con un rigor y con respeto por todos los testimonios que escuchamos. Prácticamente, yo no metí nada mío. No metí una idea, ni mezclé con otra cosa. Eso es experiencia directa de lo que nosotros vivimos y de lo que vivían los muchachos en esa época en Medellín”.

S.D.L: Hay una situación muy paradójica con sus películas. Nosotros sabemos que tenemos un conflicto armado, bandas criminales, sicariato, y siempre que salen sus películas causan polémica. ¿Por qué cree que sucede eso?

V.G: “Yo creo que es porque exponen una situación social directa, donde hay un sentido que está más allá del argumento cinematográfico. De alguna manera la película está empeliculada y muestra una realidad social que tiene unas voces, unas personas que sabemos que existen, pero que molestan cuando se exponen porque se hace de frente”.

S.D.L: He escuchado decir de sus películas que se han encargado de hacer ver más mal la imagen de Colombia en el exterior. ¿Qué le responde a quienes lo dicen?

V.G: “Eso es lo que dice todo el mundo y creo que es más bien un prejuicio, porque el cine siempre se ve como cine a no ser que sea un documental. Pero lo que la gente está viendo es un proceso artístico a través del lenguaje del cine. Una realidad. En cada país hay una serie de cineastas que se encargan de utilizar el cine para exponer la realidad social del país. Eso no es solamente de Colombia y de Víctor Gaviria. Eso se da en todas partes. No deben ser tan maliciosos con ese tipo de películas al pensar que unos van a hablar mal. Al contrario, cuando uno muestra esa películas se dan cuenta de un país que tiene procesos culturales y cinematográficos que ayudan a encontrar la verdad de lo que somos”.

S.D.L: ¿Y qué ha podido conocer y aprender usted de esa realidad social que expone en sus películas?

V.G: “Muchísimo. Sobre todo cuando hice Rodrigo D y cuando nos enfrentamos a esta generación de jóvenes del no futuro, nos cambió la vida. Mejor dicho, nos dio un garrotazo en la cabeza del cual no hemos salido. Yo porque me quedo en Medellín. Yo no he ido a vivir a Bogotá ni he cambiado de tema para hacer mis películas como pudo haber sido. Yo insisto en mi tema, por eso yo vivo confrontando este país constantemente”.

Archivo Particular

Archivo Particular

S.D.L: Pero, ¿específicamente qué aprendió de Rodrigo D?

V.G: “Yo aprendí que la ciudad tiene que encontrar unos mecanismos de dialogo, que pueden ser el periodismo, el documental, el cine, la literatura, la sociología, la política para no estar todo el tiempo ignorando lo que somos. La ciudad tiene que estar en una actitud en la que todo el tiempo sepamos lo que está sucediendo. Nosotros porque por casualidad la confrontamos, pero esa juventud si no hubiera sido por Rodrigo D y por los esfuerzos de algunos periodistas como Alonso Salazar, no hubiera podido expresa lo que era. Ese dolor, esa orfandad, ese desasosiego tan inmenso, esa violencia no se hubiera podido manifestar. Se hubiera manifestado y hubiéramos visto las consecuencias de esa violencia, pero no hubiéramos conocido lo que esas voces nos estaban diciendo ahí. ¿Qué aprendí? Que nosotros habíamos creado una ciudad que llegó del campo con sus familias y que cuando llegaron nadie los estaba esperando. Estaban en completo abandono y excluidos de todo. Lo único cierto para ellos era la muerte”.

S.D.L: Para seguir con este tema, ¿comparte lo que dijo Alonso Salazar que los verdaderos evangelizadores fueron los traquetos en la década de los 80 y 90?

V.G: “Sí. Ellos fueron los únicos que rescataron a esas personas. ¿Qué les dieron a ellos? Ese extravío absoluto que es la muerte”.

S.D.L: Cambiemos de tema. ¿Por qué Lady Tabares, la Vendedora de Rosas, no se pudo reinsertar?

V.G: “Porque ella, como tantas personas de esa realidad donde priman los caminos ilegales y la violencia, sufrió una pérdida muy grande. Su novio fue asesinado frente a ella y esa experiencia la arrojó a un desánimo, a una furia y a un sentimiento de resentimiento que la hizo caer en un grupo de loquitos desadaptados que pensaron que podían robarse un carro y así ganar algo. Se robaron el carro, mataron al taxista y eso terminó en una inculpación, y ella terminó en la cárcel como una asesina”.

S.D.L: Si le llegaran a preguntar qué hizo usted por ella, ¿qué respondería?

V.G: “Es que son procesos que son individuales, que le ocurren a una persona, pero no es solo ella, es su familia, es su mamá, sus hermanos, y que tienen el peso casi inevitable. A veces no sabes cómo revertir esas experiencias sociales que son a su vez individuales”.

S.D.L: Ahora hablaba de la situación del sicariato en los 90. ¿Usted cree que ese fenómeno evolucionó o se mantiene?

V.G: “Yo creo que ha evolucionado. Esa sociedad delincuente que convive con esa otra sociedad colombiana, esa forma de hacer parte de sociedades delincuenciales ha tomado su dinámica y su evolución. Mira, se convirtió en paramitarismo, luego en Bacrim y todo eso está mezclado con el narcotráfico, y hoy la delincuencia común ya es organizada. La situación del país ha evolucionado y esos nuevo Rodrigos D ahora son otra cosa muy distinta”.

S.D.L: ¿Qué tema va a tratar en su próxima película?

V.G: “Me encantaría tratar todo lo del conflicto. Hacer un retrato moral, sobre todo de los políticos que viven en las ciudades y que de un momento a otro entran con experiencias sociales distintas de conformación de grupos paramilitares. Me gustaría tratar ese proceso de la guerrilla y su enfrentamiento con grupo de paras que ambos son nacidos de ese mismo no futuro del país”.

S.D.L: Díganos nombres de políticos que se verían representados en esa película.

V.G: “Me gusta mucho la experiencia del político que tiene su familia, que vive una vida institucional adscrita a la ley, pero en otros escenarios se encuentra con comandantes guerrilleros y paramilitares. Mirar cómo se cruzan esos dos mundos: el de la legalidad e ilegalidad. De pronto hay unos personajes que no comprenden muy bien su rol, que han perdido toda dimensión ética y moral, y que tampoco entienden esos acuerdos y pactos que hacen con esos grupos. Una película que muestre que todos somos testigos y que son decisiones morales. Me gustaría mucho mostrar esa dimensión moral de esos políticos que han hecho pactos con la delincuencia”.

@sebastiandiazlo

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