El sindicalismo mundial le dijo Sí a la paz en Colombia
Opinión

El sindicalismo mundial le dijo Sí a la paz en Colombia

El 17 de agosto las centrales sindicales colombianas lanzaron sus campañas de respaldo a los acuerdos de La Habana, decisión apoyada por el movimiento sindical internacional

Por:
agosto 23, 2016
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El pasado miércoles nos visitó Víctor Báez Mosqueira, Secretario General de la Central Sindical de las Américas (CSA), para hacer público el respaldo del movimiento sindical internacional a la decisión de los trabajadores colombianos de votar Sí en el plebiscito por la paz en Colombia. Trajo además mensaje de la secretaria general de la Confederación Sindical Internacional —CSI—, SharanBurrow, que decía:

La promesa de paz es la esperanza de futuras generaciones. Los sindicatos apoyan la paz y más allá del referendo, una paz duradera va a requerir la inclusión de los sindicatos, los trabajadores, las trabajadoras y la sociedad civil para asegurar que los dividendos de la paz traigan fuentes de trabajo y cohesión social. Le felicitamos a Ustedes y traemos el espíritu de 180 millones de miembros de todo el mundo para estar con ustedes en el apoyo a voto por el SÍ, SÍ a la paz, SÍ a los puestos de trabajo, SÍ a una Colombia unificada y prospera… la CSI les saluda.

Al llegar a Bogotá Víctor recordó como en el gobierno de Uribe Vélez había sido expulsado de Colombia y para él había significado una “condecoración”, después de una batalla más en solidaridad con los trabajadores colombianos.

El compañero Báez nos recordó que el movimiento sindical siempre ha respaldado los procesos de paz como un importante paso hacia la solución pacífica de los conflictos sin que “nos pongan una pistola en la cabeza”.

Víctor, empezó por recordar la reunión del movimiento sindical boliviano y paraguayo de 1929 que concluyó en una declaración conjunta de respaldo a la paz entre esas dos naciones hermanas y muy pobres que terminarían yendo a una guerra inútil para sus pueblos en el conflicto bélico sudamericano más grande del siglo XX.

En efecto, Bolivia y Paraguay, entre 1932 y 1935 lucharon a sangre y fuego en la conocida “guerra del Chaco” en la que se perdieron más de 150 000 vidas de sus menguadas poblaciones. La razón de esta guerra inútil fue la disputa entre dos multinacionales que querían quedarse con el petróleo de la región. La Standard Oil of New Jersey y La Royal Dutch Shell. Bolivia y Paraguay luchaban por el petróleo. Los paraguayos eran el arma de la Shell aliada a la Argentina. Los bolivianos el arma de la Standard Oil, que tuvo igualmente la ayuda de Brasil.

Recordando ese terrible episodio para nuestros pueblos, Víctor afirmó con seguridad: “Nosotros los trabajadores no queremos pelear para defender los intereses del capital”.

Con ese breve recuerdo el representante continental de los trabajadores explicó porque respaldaban el Sí a la paz y el Sí en el plebiscito que se convocará en Colombia.

 

El movimiento sindical en otras partes de América Latina
ha protagonizado procesos de posconflicto parecidos al nuestro

 

Y es que el movimiento sindical en otras partes de América Latina ha protagonizado procesos de posconflicto parecidos al nuestro.  Juan Francisco Martínez, asesor de la Central Sindical de Trabajadores de El Salvador (CSTS) nos explica, por ejemplo que, en medio del proceso de paz en ese país, dado a principios de los años 90, “el movimiento sindical fue clave porque resultó un factor de integración, de acercamiento y, si se quiere de cohesión, de la agenda popular que permitió que la negociación terminara con la paz. Una de las reflexiones que yo puedo compartir es que la paz es tarea de todos, la paz no es una situación aislada, porque las situaciones de guerra, los conflictos, terminan afectando a toda la gente y terminan encubriendo los grandes problemas estructurales e históricos que los países padecemos de marginalidad, de exclusión, de altas concentración de la riqueza y de dictaduras bajo las fachadas democráticas”.

El pasado 17 de agosto las centrales sindicales colombianas lanzaron públicamente sus campañas de respaldo a los acuerdos de La Habana. La CTC y la CUT, por su parte, en el evento donde estuvo Víctor Báez y la CGT por su lado con presencia de la ministra Clara López.

 

Desde el exterior los sindicatos globales IndustriAll
y Uni Américas hicieron lo propio

 

Todos los sindicatos del país se hicieron parte de esa jornada haciendo pedagogía sobre los acuerdos. La USO y Fecode pidieron a sus afiliados y a sus familias promover y votar Sí el plebiscito por la paz. Desde el exterior los sindicatos globales IndustriAll y Uni Américas hicieron lo propio.

Y es que el movimiento sindical tiene autoridad para hablar de conflicto armado y sobre la urgencia de terminarlo. Desde 1977 el sindicalismo ha sido perseguido de manera sistemática. Más de 14 000 víctimas de violaciones de derechos humanos, casi 3.200 homicidios. La paz entre el estado y las Farc-EP no es definitiva pero es el paso más importante en la reconciliación nacional.

Por ello, tal y como lo recuerda el asesor del movimiento sindical salvadoreño, el movimiento sindical colombiano, frente al proceso de paz, necesita tres elementos para que ese respaldo se eficaz en Colombia: “la unidad sindical, la capacidad de reflexión sobre los temas nacionales y de los trabajadores y la capacidad de generar alianzas entre nosotros mismos como organizaciones sindicales, pero con acompañamiento de institutos de investigación…”.

El 17 de agosto es solo el comienzo de la movilización de los trabajadores a los acuerdos de La Habana, las centrales se inscribirán como organizaciones sociales en la promoción del respaldo al plebiscito gracias a las normas de participación ciudadana y a que la Corte Constitucional autorizó a los servidores públicos (salvo los de los órganos de control) para hacer campaña en respaldo al plebiscito.

Así las cosas, la campaña por el #SíALaPaz apenas empieza y el movimiento sindical tiene una gran responsabilidad, pero sobre todo el gran reto de vincularse activamente a él. Nada más importante en estos tiempos que derrotar la guerra y desmovilizar miles de armas que tanto daño le hacen a tantos territorios del país y en nuestro caso a las relaciones laborales, que en Colombia también han estado atravesadas por la violencia y las lógicas del conflicto armado.

 

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