El problema de la tesis: "Zuluaga y Santos son los mismo"

El problema de la tesis: "Zuluaga y Santos son los mismo"

Por: Frank Molano Camargo
junio 03, 2014
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El problema de la tesis:

1. LO MALO DE LA TEORÍA DEL MAL MENOR

Pensar la política como un escenario del bien y del mal, del bien absoluto, que puede rayar en mal absoluto, es situarse en una perspectiva de análisis de tipo liberal - moralista, un escenario lineal que empieza en un punto de bondad natural, y luego se prolonga perdiendo bondad, volviéndose, malo, muy malo, hasta alcanzar la maldad absoluta, que termina confundiéndose con el punto de la bondad absoluta. Sobre ese moralismo liberal surge una cómoda fórmula que va de extrema izquierda a extrema derecha, por eso al poner sobre esa matriz a los actores políticos, la decisión es simple, es mejor la derecha que la extrema derecha. El liberalismo piensa la sociedad como una agrupación de individuos que toman decisiones autónomas, acorde a los criterios morales que posee, escogiendo lo bueno y rechazando lo malo, bueno casi siempre. El liberalismo, que no es ateo, toma la doctrina del mal menor de Santo Tomas de Aquino, quien sostuvo que "es propio del sabio legislador permitir transgresiones menores para evitar las mayores".

Pero hay otra posibilidad de análisis, el análisis de clase. Es más exigente pues obliga a ver a las clases como entidades colectivas dinámicas, con elementos no solo económicos, sino también políticos, ideológicos y culturales. A la gente no le gusta el análisis de clase, porque es más fácil clasificar las acciones socio políticas en términos de buenos y malos, y más fácil autodefinirse, si yo soy bueno hago parte de los buenos, los demás son el mal. Es más fácil juzgar al adversario, al que piensa distinto, como irracional, inmoral, inhumano

Ese esquema curiosamente le ha sido útil al pentágono EE.UU., a los fascistas, e incluso a algunos columnistas intelectuales y hasta a algunas fuerzas políticas colombianas, en la actual coyuntura política, para valorar lo acertado o no de sus decisiones. El eje del mal, el mal menor, tienen en esencia el mismo soporte ético - cultural, el moralismo liberal.

2. ZULUAGA Y SANTOS NO SON LO MISMO

El reto, para los que partimos del análisis de clase, es investigar la realidad dinámica y categorizar las propuestas políticas, no como buenas o malas per se, sino como referentes de sentido y visión de futuro de agrupamientos sociales que luchan por el poder político, con la perspectiva de garantizar que sus apuestas colectivas, se viabilicen.

Intentemos un análisis de clase de OSCAR IVAN ZULUAGA y de JUAN MANUEL SANTOS

OIZ: Es un político caldense de 55 años. Perteneciente a una familia burguesa industrial exportadora, ASESCO S.A. Aserias Colombianas S.A., cuya principal planta de producción está en Barranquilla. En eso es distinto a Uribe Vélez, de origen latifundista ganadero. Su habitus de clase está formado por esa doctrina de empresarios caldenses, que en la década del 40 en medio de la "violencia", acumularon pasando de la economía del café, a la industria, en este caso metalúrgica. Esos empresarios ultracatólicos y falangistas, militaron en las filas del conservatismo laureanista y alzatista. Pero al acabarse el alzatismo, el padre y el hijo fueron fervientes seguidores de las tesis de Alvaro Gómez Hurtado. Zuluaga estudio economía en la muy católica Universidad Javeriana de Bogotá, y luego finanzas públicas en la Universidad de Exeter, Reino Unido en pleno furor de la academia neoliberal en tiempos de Margaret Thatcher. En Caldas fundó con Luis Alfonso Hoyos, el Movimiento Cívico, y debido a su catolicismo puritano emprendedor y en defensa de las buenas costumbres, resulta siendo parte de los grupos políticos caldenses relacionados a través de los amigos de Hoyos, con el jefe paramilitar Ernesto Baez. Entonces tenemos a un industrial autoritario, católico, y fundamentalista patriota, es decir una de las expresiones del fascismo colombiano. En es clave hay que leer su programa de 10 puntos, que a decir verdad, si le quitamos el lenguaje tradicionalista, resulta parecido al de Juan Manuel Santos. Pero no olvidemos que el programa político presidencial responde a una coalición de empresarios, políticos, parapolíticos, curas, militares, académicos que ven en OIZ el hombre que ha de generar la restauración moral y el desarrollo económico. OIZ cree en una paz como resultado de la mayor derrota política e ideológica de la insurgencia, como el fin de la amenaza.

Pero quien es JMS. Es un político de 63 años, perteneciente a una familia de políticos liberales y empresarios de la industria editorial quienes entre 1956 y 2012 fueron dueños del diario de más poder en el país El Tiempo y su grupo económico Casa Editorial El Tiempo, hoy controlado por el multimillonario Luis Carlos Sarmiento Angulo. Estudio su bachillerato en el burgués Gimnasio Moderno y su formación superior la obtuvo en el exterior entre la Universidad de Kansas, el London School, y Harvard, las escuelas de pensamiento económico neoliberal. Se dice activo partidario de la denominada Tercera Vía, de Tony Blair. Su ideología es el pragmatismo, cuya concepción de la acción política está orietada por el principio de que la medida de la verdad depende del éxito que tenga en la práctica, por eso puede aliarse con personas de cualquier ideología, cristianos, marxistas, fascistas, neoliberales, keinesianos, siempre que den resultados exitosos, de ahí su discurso del eficientismo. Por su pragmatismo no le importó ser ministro del fascismo uribista, de economía o de defensa, y no tuvo remordimiento en traicionar a Uribe y crear su propia coalición política, que hoy es una confusa y variopinta mezcla de acuerdos con gentes provenientes del fascismo, la parapolítica, la tecnocracia neoliberal, los grandes grupos monopólicos, e incluso socialdemócratas como Gustavo Petro y dispuesto a recibir el apoyo y llegar a compromisos con sectores de la izquierda. Su propuesta de paz, la hace para viabilizar el proyecto gran burgués extractivista, que luego de golpes contundentes a los mandos guerrilleros, les ofrece un acuerdo para que salgan o permitan en los territorios la implementación de megaproyectos minero energéticos.

Es decir no son lo mismo, pero no son buenos o malos en sentido tomista, para el pueblo ninguno es el mal menor. Ellos agencian fundamentalmente proyectos de clase, de sus socios. El punto es que uno de los dos va a gobernar el país, y para un proyecto alternativo, que reivindique la utopía, el asunto no se reduce a quien "me hace más pasito", sino que ambos deben ser confrontados.

Conclusión, no hay mal menor, ni dos versiones del mismo modelo, sino dos estrategias de coaliciones de clases dominantes, que además están en un peligroso equilibrio de gobernabilidad independientemente de quien triunfe. Confrontación que no solo se está dando en estos tiempos preelectorales, sino que se continuará una vez se establezca el nuevo gobierno. Zuluaga es claro en su anticomunismo, santos pondrá a bailar a los comunistas e izquierdistas y a los espíritus bondadosos del mal menor, como peones a su favor. Solo nos queda resistir, luchar, ser derrotados y volver a luchar, hasta triunfar.

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