Se ha vuelto costumbre en la ciudad de Santa Marta que cuando pasa un hecho extemporáneo la desinformación toma curso.
Resulta que con días de anticipación se anunció un paro del sector transportador que congregaban a taxistas y buseteros por la falta de socialización de las llamadas fotomultas.
El asunto tomó un peso mayor cuando representantes del gremio automotor exigían la derogación de los comparendos y del sistema de las fotomultas por no incluir los temporizadores reglamentarios. A las exigencias le fueron apareciendo por añadidura otras de reglamentación nacional como la ley que los cobija con la seguridad social para los taxistas pero que el alcalde Carlos Caicedo no había decretado.
El gordo problema se pudo resolver según la directora de Tránsito Olivia de Lima en menos de 10 horas de reunión en los dos temas centrales como eran los comparendos y la seguridad social lo que llevaba a la cancelación del paro de transporte público. ¿Pero con quién se reunió la directora y los demás funcionarios de la administración?, porque el paro tuvo su efecto desde las primeras horas de la mañana perjudicando un amplio sector de la población.
Si los comparendos fueron categorizados como pedagógicos, se suspendió el sistema de las fotomultas hasta que la empresa no disponga de los temporizadores teniendo como prórroga 30 días y se concretó lo de la seguridad social que llevará a un aumento en las tarifas del servicio de taxis, que entre otras es pésimo, ¿por qué el paro? Si la Directora del Tránsito con júbilo había anunciado por la emisora Radio Galeón de Caracol y por Hoy Diario del Magdalena que el tal paro ya no existe, entonces porque por las calles de la ciudad la realidad es otra, ausencia de transporte público, mototaxis haciendo su agosto y vehículos particulares funcionando como colectivos, todo en detrimento del bolsillo del usuario.
La razón es simple, se desvirtúa la realidad para achacarles la responsabilidad a otros y segundo los voceros del gremio automotor que negociaron con el gobierno distrital en realidad como que no representaban a la mayoría de los agremiados, se improvisó para aparentar que desinflaban un problema que hoy transita por la ciudad, y es la no prestación del servicio público de transporte, la negligencia y la no socialización de los proyectos viales con sus respectivas señalizaciones.
La irresponsabilidad nace en que si la reunión efectuada entre los que dicen ser representantes de los transportadores y el gobierno distrital lograron en menos de 10 horas un acuerdo y un acta firmada, ¿por qué no se pudo lograr en días posteriores al anuncio del paro? La fecha de un paro se asigna cuando no hay concertación, cuando se han agotado todos los recursos de diálogo y por consiguiente se vota una fecha para exigir y presionar para garantizar la no vulneración de los derechos, pero en este caso fue flácida porque era notorio que ambas partes podían concertar sin estipular fecha, solo era un poco de conocimiento sobre normas legales de tránsito, consultar e indagar hasta el Ministerio de Transporte la viabilidad de las exigencias, las orientaciones del caso en materia jurídica y tener voluntad gubernamental para gestionarla sin determinar una hora del cesa de actividades que al final se dio pero que la Directora del Tránsito en Santa Marta ni cuenta se ha dado porque a lo mejor está organizando el tránsito espacial de Martes, y como siempre los más perjudicados, los estudiantes donde con circunstancias externas terminan perdiendo un día que nunca es recuperado y más cuando ni docentes ni estudiantes tienen la más mínima voluntad para hacerlo.
No se sabe si los medios de comunicación de la ciudad han caído en el juego perverso de la desinformación, un juego donde los más perjudicados son los ciudadanos, por lo que hay que tener en cuenta siempre una cosa, desconfiar de las declaraciones oficiales que cuando dicen blanco realmente es gris, igual al panorama que hoy vive esta ciudad.
