Repasando las concepciones de lo que se celebra (o se conmemora) el primero de mayo, es evidente que se posee una clara conciencia respecto a lo que es: el día del trabajo, mas no se tiene muy claro lo que realmente implica. Suele considerarse, por ejemplo, que se trata de una celebración religiosa: el día de san José obrero. Otros simplemente pensamos en la obviedad de celebrar el día del trabajo con un festivo. Pero lo que se debe tener en cuenta es la reivindicación de la clase trabajadora perseguida por aquellos que fueron los artífices de que el primero de mayo sea considerado el día del trabajo.
Albert Parsons, August Spies y otros líderes sindicales marcharon el primero de mayo en Chicago de 1886 para exigir la jornada laboral de ocho horas, jornada que gracias a este tipo de luchas disfrutamos hoy en día como la jornada laboral estándar. En su concepción, comunista y terrorista para algunos, era una aberración que los trabajadores nunca vieran a sus hijos a la luz del día, o que fueran tratados como perros, según palabras de uno de los líderes compañeros de Parsons y Spies. En aquella jornada histórica de 1886 los medios de comunicación cumplieron con su labor de informar que los agitadores se encontraban sublevando a la comunidad trabajadora. Tras la marcha un artefacto explosivo, presumiblemente de la policía, estalló y los líderes obreros fueron culpados del incidente. Nuevamente los medios de comunicación informaron falsamente de disturbios, de incitaciones de parte de los obreros y de otro sinnúmero de acciones terroristas de los mismos. Convenientemente informado, Parsons logró escapar, aunque su compañero Spies fue apresado. Por convicción existencial, Parsons regresó de su escondite y se entregó a las autoridades. Ellos junto con otros cuatro líderes fueron ahorcados por quienes estuvieron al frente de su juicio.
A través del tiempo las conquistas laborales han seguido lográndose, aunque debe admitirse y es evidentemente lógico que falte aún mucho por alcanzar. El subempleo, las OPS, la falta de vinculación laboral a través de un contrato estipulado según lo condensado en la ley, y las mismas condiciones laborales del presente justifican una protesta como la del pasado. Hoy en día el principal tema de la agenda gubernamental es el proceso de paz, y aunque esto no es negativo pues no queremos la presencia de un grupo alzado en armas, tampoco debemos tolerar las condiciones sociales y laborales que justifiquen la presencia de un grupo de estas características (aunque es sabido que hace mucho tiempo las Farc dejaron de ser vistas como los “Robin Hood” colombianos y su lucha pasó de ser por la reivindicación de la justicia social para convertirse en un anacronismo nostálgico). Hay cosas que siguen siendo iguales desde 1886 hasta hoy, como la manipulación mediática ejercida por los medios de comunicación masiva, los cuales representan unos intereses políticos y económicos bien definidos, pero no suelen concordar con los intereses de la clase trabajadora. Prueba de ello es el ensañamiento de algunos medios con la labor del alcalde de Bogotá, al cual suele señalársele cualquier inconsistencia cometida, pero rara vez se mencionan sus logros al frente de la capital, y si se mencionan se hace con cierto señalamiento de populismo. La amalgama entre el poder económico y el cuarto poder permite un corto circuito en la capacidad reflexiva de quienes consumimos lo que los medios de comunicación nos ofrecen, y rara vez se busca más allá de lo que informan, que suele ser la verdad.
De igual manera, la jornada laboral soñada y lograda por los mártires de Chicago es una realidad para muchos, aunque para otros sigue siendo un desafío. Y aunque se tenía por un hecho que quien trabajara más allá de sus horas diarias fuera compensado económicamente por sus |horas adicionales, nuestro mesías criollo logró desaparecer tales horas extras, con la excusa de la generación de empleo. El mismo mesías que suele tachar de terroristas de civil a aquellos que con frecuencia luchan por la reivindicación de la clase obrera, y tristemente ocupa en la actualidad una silla en el senado, elegido por una alta votación y entre cuyos votantes se encuentran obreros, campesinos y asalariados explotados por un sistema laboral injusto. Uno de los desafíos de la clase obrera actual es la generación de una conciencia colectiva que no permita la polarización lograda por partidos políticos cuyos intereses se alejan de lo eminentemente social. Mientras tanto, disfrutemos del día festivo y celebremos con júbilo el día de San José obrero.
