Peor que el Katrina y el Andrew. Sin avisar. Sin contemplaciones, muy democrático el huracán Odebrecht en su incursión. A lo largo y ancho de América Latina y el Caribe. Y en Colombia, por parejo, azota al Centro Democrático y, por confirmar, a la campaña del Presidente. Los daños son incalculables, incluido el riesgo de minar la puesta en marcha del proceso de paz.
No se hubiera sabido de la corrupción sistemática promovida por Odebrecht y acogida por personalidades latinoamericanas a lo largo del siglo de no ser por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos. Otra bomba, la de los escándalos de la Fifa, fue soltada en ese país por la Fiscal General y el director del FBI, en el 2015.
Parece que viviéramos un capítulo de una serie de la mafia en Netflix aunque, a diferencia de Pablo Escobar y House of Cards, no sabemos cuando termina, ni si hemos visto ya las partes mas dramáticas. Primero el viceministro, luego el exsenador, después la campaña de Zuluaga, luego la del presidente, más tarde la renuncia de los árbitros del caso Odebrecht. ¿Qué más viene?
El modelo de negocios de Odebrecht, sustentado en la corrupción, ha funcionado con éxito. Coimas de altísima rentabilidad. Si, por ejemplo en 2014 Odebrecht tuvo ingresos totales de 31000 millones de dólares en el 2014, algo así como el equivalente al 7 % del producto interno bruto colombiano, ¿qué peso tiene en su estado resultados unos cuantos sobornos a personajes dispuestos, ganosos, colaboradores?
¿Qué son 800 millones de dólares, pagados a lo largo de varios años, en sobornos a un puñado de corruptos latinoamericanos cuando Odebrecht obtiene USD 3340 millones en utilidades en un año? Un negociazo.
En el modelo de corrupción de Odebrecht
somos los más baratos
Sin embargo, mirando adentro en la Patria, hay que ser críticos y levantar la voz por la miope visión de nuestros sobornables. En Venezuela los pagos fueron USD 98 millones, en Argentina de USD 35 millones y en Ecuador más de USD 33 millones. Solo Toledo, el expresidente peruano, parece haber recibido USD 20 millones. Lo recibido en coimas en Colombia no corresponde a nuestras dimensiones de país emergente de ingreso medio alto, a menos que sepamos que hubo más de lo que se conoce (exviceministro García y exsenador Bula, repartidores de los USD 11 millones para pisar contratos). En el modelo de corrupción de Odebrecht somos los más baratos.
Son varias las resonancias del escándalo, aunque el inventario de daños está lejos de haberse realizado. A diferencia del 8.000, en el que había buenos y malos, el de Odebrecht en Colombia parece incluir gobierno y oposición, ganadores y perdedores de la última elección. Similar al desenlace de El Expreso de Oriente de Agatha Christie: el detective Poirot, muy desorientado ante el asesinato, en primera clase, de un hombre malo en el tren Estambul – Londres, descubre que todos los pasajeros del vagón eran los asesinos.
Un primer damnificado, Óscar Iván Zuluaga. Arrinconado por parte de sus colegas del Centro Democrático, como si la campaña no hubiera tenido esquemas de gobierno corporativo, es decir, comités financiero, programático, gerente, jefe de campaña, asesor general, consejera estratégica, director de medios, amén de los comités programático y financiero.
La salida del fiscal apuntando a la campaña de Santos en el 2014
y matizada al día siguiente, ya caló en la opinión:
unos y otros están metidos
La salida del fiscal apuntando a la campaña de Santos en el 2014 y matizada al día siguiente (lo dijo Otto Bula, no hay pruebas, señaló) ya caló en la opinión: unos y otros están metidos. Es seguro que Santos no supiera nada; imposible mejor gerente que Prieto. Sin embargo, el cuento de Andrés Giraldo, amigo de Prieto, sobre su encuentro con Bula deja inmensas dudas, como, desde luego, las que deja el mismo Bula. Ensuciar a otros y hacer favores políticos también está en el repertorio.
Ricardo Galán, en Libreta de Apuntes (9.02.17) sugiere una posible relación entre las ventas de una pequeña empresa, Rivergráficas Ltda., de propiedad de Andrés Giraldo, productora de impresos gráficos, muy activa en el año electoral (2014) y unos pagos no cubiertos por la campaña Santos Presidente. ¿Con qué dinero se cubrieron? El encuentro Bula Giraldo podría ser la respuesta, según Galán. No lo sabemos áun…
La lista de daños es interminable, aunque hay una preocupación de fondo. Las imágenes de exguerrilleros en lanchas, a pie, en buses, dirigiéndose a las zonas veredales jalándole al proceso de paz, confiando en su incorporación a la sociedad, dejan la preocupación de si sus vidas serán respetadas.
Las noticias de bandas criminales que copan los espacios dejados por las Farc, el asesinato de dirigentes sociales, apuntan a otras macabras posibilidades. Si, además, la campaña de Santos hubiese recibido, en efecto, dinero de Odebrecht, la credibilidad política para la puesta en marcha del proceso se desinflará aún más y los riesgos de un nuevo auge de la violencia podrían materializarse. Gracias, en buena parte, a la corrupción de cuello blanco.
Publicada originalmente el 13 de febrero de 2017
