Cecilio Botella, el español que convenció a la juez de que nadie mató a Colmenares

Cecilio Botella, el español que convenció a la juez de que nadie mató a Colmenares

En esta audiencia de mayo de 2016, en la que se enfrentaron las versiones de Máximo Duque y el forense español, cambió el curso del caso Colmenares

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mayo 11, 2016
Cecilio Botella, el español que convenció a la juez de que nadie mató a Colmenares

La audiencia  empezó pasadas las 10 am en el cuarto piso del complejo judicial de Paloquemado, en el centro de Bogotá. El primero en presentarse  fue el antropólogo Botella, un perito aportado por la defensa de Laura Moreno y Jessy Quintero. Llegaron luego los abogados de las acusadas, en representante de la Procuraduría, los padres de Luis Colmenares y su abogado suplente del titular Jaime Lombana. Con un retraso que justificó llegó el fiscal María Victoria Parra.

Al forense español, antropólogo de formación, le tomó más de dos horas dar cuenta de sus credenciales académicas: doctor con tesis laureada de 1.750 páginas titulada Poblaciones Prehistóricas de la Península Ibérica; coautor de cincuenta libros especializados y autor de 189 artículos en revistas científicas; director del Laboratorio Interfacultativo de Antropología de la Universidad de Granada con una laboratorio de 5000 esqueletos humanos. Después de una pausa, a las 2 p.m. la juez retomó la audiencia a la que se unió el médico legista exdirector de Medicina Legal Máximo Duque quien actúa en el juicio como perito de la Fiscalía y de cuyo análisis en la exhumación del cadáver está soportada la tesis del asesinato de Luis Andrés Colmenares.

El cuerpo del joven fue exhumado un año después de haber sido enterrado, por solicitud de la familia, el entonces fiscal Antonio Luis González le encomendó la tarea al forense Máximo Duque quien viajó hasta Villanueva, Guajira, para ello. Su informe de peritaje concluyó que “la probable manera de muerte de esta persona (Colmenares) es un homicidio”.

Con este argumentó el fiscal González ordenó la captura  de Laura Moreno y Jessy Quintero como presuntas responsables del crimen. El fiscal fue relegado del caso acusado por su propio fiscal auxiliar de haber fabricado tres de los cinco testigos que anunció ante los jueces que tenía. González salió de la Fiscalía y hoy está investigado por sus métodos. El caso fue trasladado a la fiscal Marta Lucía Zamora y luego al actual fiscal Parra. Ambas defensoras la tesis del crimen. Sin embargo, todos los testigos se desmoronaron en sus mentiras, hoy están condenados por ello, y la Fiscalía cuenta ahora solo como soporte de la acusación con el dictamen de 25 páginas de Máximo Duque.

Al forense Duque le interesaba escuchar en primera fila las observaciones que sobre su labor tendría su colega y contraparte, el antropólogo Botella. Duque –que ya tuvo su turno ante el estrado donde reafirmó, de viva voz, que a Colmenares lo asesinaron– ingresó ayer a la sala de audiencia y se situó adelante, muy cerca de la fiscal Parra. El experto español no ahorró adjetivos para descalificar el trabajo de Duque al punto de afirmar que presentaba el caso a sus alumnos en Europa como “el mejor ejemplo de todo lo que no se debe hacer”.

Esta es una de las 210 fotografías que documentan la exhumación de Máximo Duque. Se le ve trabajando en piso destapado, con un balde de construcción un asistente sin guantes, cuando lavan una pieza con agua.

Esta es una de las 210 fotografías que documentan la exhumación de Máximo Duque. Se le ve trabajando en piso destapado, con un balde de construcción un asistente sin guantes, cuando lavan una pieza con agua.

Fue más lejos. A partir del documento de exhumación practicado al cadáver de Colmenares y del análisis de 210 fotografías que documentan esa diligencia, el antropólogo español cuestionó por entero todo el procedimiento de exhumación y las conclusiones de Duque. “El procedimiento practicado no sólo no es compatible con los protocolos de exhumación, sino que los contradice en absoluto”, dijo al señalar que además el forense violó todos los protocolos internacionales tanto por el lugar en donde practicó la exhumación, como por el personal que participó y el procedimiento realizado. Señaló que el cuerpo exhumando debió haber sido trasladado a un lugar adecuado, como una sede oficial de Medicina Legal.

Pero nada de ello ocurrió. El análisis de la exhumación se hizo allí, junto al hoyo de la sepultura recién excavada y al ataúd desastillado, en medio de la gente que visitaba el cementerio aquel día, sobre el piso de tierra, usando un cartón, y lavando con agua regular material diseccionado con lo que probablemente se perdieron fracciones de huesos y tejidos entre la tierra del suelo. Cuando hubo demasiado sol, Duque y su equipo pusieron una sombrilla.

El antropólogo español también encontró insólito que Duque usara para el procedimiento un gran cuchillo de cocina “recién comprado eso sí, porque hasta tenía la etiqueta”, además tijeras y pinzas comunes, y un jarro de plástico para el agua. Echó de menos los elementos especializados y asépticos que se deben emplear para estos procedimientos. “Se faltó al debido respeto por el cadáver de esa persona”, anotó Botella. También cuestionó que, quienes participaron en la exhumación prestando colaboración a Duque no se registraron como lo exige el protocolo que limita a los presentes a que cada uno tenga un rol señalado “pero acá apareció gente sin identificar, no se sabe para qué estaban, y además están sin guantes ni mascarilla. Algo verdaderamente insólito” Y más adelante agregó: “Hay una señora casi bailando ahí, luego hay una fotografía de conjunto teniendo en escorzo la bóveda craneana del señor Colmenares”.  Para el experto Botella también fue tan grave como irregular que Duque “decapitara” el cadáver con el mencionado cuchillo y haciendo uso de fuerza. Y que además luego lavara el cráneo con las manos y, aún más grave, “arrancando material, restos en estado de momificación, con lo que en definitiva el hueso se altera”.

El dictamen de Máximo Duque sostiene que las lesiones que propiciaron la muerte de Colmenares se produjeron en distintos eventos, y este es el argumento clave para que la Fiscalía califique de falsa la afirmación de las acusadas Laura Moreno y Jessy Quintero  quienes dicen que el joven simplemente cayó por accidente al canal el Virrey (un solo evento) impulsado nada más que por su embriaguez. Para la Fiscalía la afirmación de Duque concuerda con el libreto que repitieron quienes resultaron falsos testigos de que al joven lo molieron a golpes varias personas, le propinaron un botellazo contundente en la frente, se lo llevaron en un carro a otra zona de la ciudad, lo asesinaron, y luego secretamente pusieron su cadáver en el mismo canal. Esa cadena de situaciones serían los múltiples eventos que descubrió Duque en su dictamen al cadáver.

Es por todo ello que ayer la sala de audiencia enmudeció cuando se le preguntó al experto Botella si él también creía que las lesiones registradas se habían producido en más de un evento. A lo que este respondió: “Sí, hay dos evento tras las lesiones, estoy absolutamente de acuerdo con eso. Pero lo que ocurre es que el segundo evento lo causó Máximo Duque con su deficiente procedimiento sobre el cadáver”. E Insistió en que haber arrancado la cabeza al esqueleto, y emplear la fuerza para aislar huesos de tejidos, son errores inadmisibles en un procedimiento de esta índole. “Es que con ese cuchillo grande se desolló el material en una caja de cartón,  luego se diseccionaron las vértebras, con ese procedimiento es imposible analizarlas debidamente”.

La conclusión del español es solo una: “La persona perdió inmediatamente la conciencia, y por ello se ahogó sin posibilidad de defensa”. Y es en este único punto en el que coinciden la autopsia original de Medicina Legal, la Fiscalía, Máximo Duque y Cecilio Botella. La  causa de muerte de Colmenares es asfixia por inmersión en el agua, es decir, ahogamiento.

El gran desafío para la Fiscalía ahora es tratar de contra argumentar lo planteado por el antropólogo Botella contra el trabajo del forense Máximo Duque, y revelarle al país cómo fue que los supuestos criminales ahogaron a Colmenares y luego pusieron su cadáver en el canal el Virrey, en un juicio en donde ya fueron exhibidas todas la pruebas de cargo con que cuenta la Fiscalía, aunque aún falta mucho camino por andar.

*Autor del libro periodístico Nadie mató a Colmenares, publicado en 2010 por Random House Mondadori.

@josemonsal

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