Don Héctor Velásquez nació en una familia campesina de San Juan del Rio Seco, Cundinamarca el 2 de febrero de 1948. A los diez años se fue a vivir con un tío a Bogotá, y desde allí inició una vida de aventuras, pues como su tío era muy pobre, Héctor se independizó al poco tiempo vendiendo buñuelos. A los veinte ya había sido confeccionista, lancero destacado del ejército, relojero y hasta electricista.
A comienzos de los años setenta cogió para el Caquetá, se puso unas botas de caucho, un machete al cinto y se hizo colono en la Unión Peneya. Allá estuvo unos años, hasta que el florecimiento de la guerrilla lo hizo salir de su tierra, pero él, aventurero y todo, no quiso irse lejos y se radicó en La Montañita, a una hora de su tierra.
Fue en la Unión Peneya donde se hizo un compositor de la vida. Héctor compone desde lo más profundo de su alma las historias de los lugares que conoció durante sus aventuras, pero especialmente a esas tierras del Caquetá que han sufrido, como él, los embates de la violencia.
Allí vive solo de hijos, pero rodeado de amigos, pues desde que llegó a La Montañita, se dedicó a hacer canciones y compartir sus conocimientos con todos aquellos que así se lo solicitan, como Jennifer Poveda Sáenz quien le pidió le escribiera una canción, y ahora la cantan a dúo en eventos culturales del municipio.
Don Héctor siempre anda con su guitarra y su manera de conversar con las comunidades es a través de su música campesina porque, como dice, "es una forma para que las personas superen sus penas".
En su guitarra se marcan los tantos años que se han acompañado, andando por las tierras de Florencia, pero ahora se ve renovada por la pintura con la que don Héctor la engalanó para presentarse en el Festival Colonos de Oro a inicios de noviembre:
Su gran sueño es ser apoyado en su carrera musical, pues él dice que esa es su forma de hacer la paz, y que por eso ya tiene con qué hacer un disco de más de 100 canciones, todas escritas y cantadas por él. Canciones en las que habla de la guerra, pero también de la paz, de la vida y de la dignidad que no podemos perder a pesar de la violencia.
