Assa en la revista víacuarenta
Opinión

Assa en la revista víacuarenta

Noticias de la otra orilla

Por:
enero 28, 2017
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Con la edición de este número monográfico de víacuarenta se cierra realmente la programación que iniciamos a mediados de 2016, con motivo de los 20 años de la muerte del gran maestro de la educación y la cultura en Barranquilla, el nunca bien lamentado profesor Alberto Assa.

assa

Esta entrega de un nuevo número doble enteramente dedicado a distintos matices, históricos, personales, culturales, educativos, políticos y sociales, de la vida, obra y legado de este personaje “humano, demasiado humano” que llegó en 1952 a Barranquilla para escribir en su memoria histórica lecciones trascendentales de construcción espiritual e intelectual, basadas en la disciplina, el servicio, la solidaridad, el amor, y, ante todo, una fe indeclinable en lo que era posible lograr a través de la educación y la cultura.

Esta edición recoge así, entonces, textos muy diversos que registran  testimonios y experiencias, percepciones, recuerdos, opiniones, análisis y valoraciones de una serie de colaboradores que, por un lado, fueron alumnos de Assa en algún momento; y por el otro, amigos suyos, testigos de excepción de sus días de recién llegado a Barranquilla y de sus luchas denodadas por la realización de sus proyectos educativos o culturales. Y también las aproximaciones de quienes lo conocieron y se relacionaron con él desde otras instancias pero siempre en referencia de sus obsesiones por la educación y la cultura.

Hay también quien se asoma a su pasado casi heroico, a sus días de juventud y formación; a sus preocupaciones por la humanidad y sus  luchas idealistas; a sus tribulaciones políticas y sueños de la más clara realización humanista. Y también quien se asoma a su faceta de esmerado traductor de obras literarias, especialmente de autores alemanes que él amo y que eran referentes permanentes en su labor de educador y de promotor cultural.

Una amplia nómina que integran personajes que lo conocieron y trataron escribe en estas páginas. Como Emilia de Sáez de Ibarra, de cuya casa era asiduo visitante; Tita Cepeda, testigo de excepción de las curiosas y explosivas relaciones entre Assa y el “Cabellón” Cepeda; F.M. Peter, el educador y filósofo alemán que colaboró y compartió con Assa distintas iniciativas educativas y culturales; Helga Paulsen, educadora musical y directora coral, cercana a la gran labor de los Conciertos del Mes; el poeta, traductor y educador José Luis Hereyra, alumno y protegé de Assa, antiguo celador del IEA; Hipólito Palencia, escritor y periodista, uno de sus becarios destacados; Edgardo Solano; destacado melómano que reconoce en Assa un capítulo primordial de su experiencia vital; Paulina Delgado, exalumna destacada que arma un hermoso recorrido memorioso por el Instituto de idiomas de sus años; Diego Marín Contreras, que no fue nunca su alumno y que infortunadamente no pudo esperar a que esta  revista saliera a la luz, pero quien valoraba la grandeza humana de Assa y así lo  dijo en varias ocasiones.

Hay una reseña acuciosa y detallista de Assa como traductor a cargo del poeta y narrador Leo Castillo teniendo en cuenta algunas de las traducciones del maestro, proponiendo en su ejercicio algunos hallazgos y reparos en su oficio. Y en ese mismo sentido se acercan a su turno también Gustavo Bell y F. Manfred Peter, para destacar nuevos brillos y profundos diálogos entre traductor y traducido en el caso de la traducción que hace Assa de Cartas a un joven poeta, de Rilke, versión tantas veces ponderada por muchos entendidos, y a la que Bell califica como una auténtica joya.

 

Comentario aparte merece la inserción de un texto musical
de la autoría del joven pianista y compositor barranquillero Christian Renz

 

Comentario aparte merece, desde luego la inserción de un texto musical de la autoría del joven pianista y compositor barranquillero Christian Renz, quien paga tributo a la memoria de Assa a través de un sentido homenaje a su padre, el pianista Gunter Renz, uno de los más recurrentes protagonistas del piano en los Conciertos del Mes.

Y trae este número, también, una breve selección de textos de Assa, tomados de su colección de columnas recogidas en los Rincones de Casandra, una excepcional memoria cultural de la ciudad que poca gente conoce.

Hay textos también de otro exalumno de Assa, Samuel Wehlpley, y dos acercamientos a la experiencia del Concierto del Mes a cargo de una cercana colaboradora musical del maestro, la profesora de música Helga de Renz y del director y editor de esta revista.

En fin, un Alberto Assa reconstruido desde la memoria de todas estas personas que han dibujado un perfil que en cada caso eleva siempre mucho más la altura en la que ya está alzado, sin ayuda ninguna y desde siempre, la grandeza de este hombre que un día desembarcó en Puerto Colombia para seguir rumbo a Bogotá; pero que decidió probar suerte en Barranquilla y, como tantos otros, echó raíces en esta ciudad para escribir aquí una historia de vida que enaltece la discutible especie humana, y lo propone, con virtudes y defectos, como una figura modélica sin parangones en la historia de esta ciudad.

 

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