Gritó Cesar Badillo -mejor conocido como Coco y actor del Teatro La Candelaria- a los energúmenos vecinos que blandiendo palos, piedras y machetes se oponían a nuestro ingreso al lote que nos había otorgado -al Centro García Márquez- el Concejo de Bogotá en un comodato por 90 años. Corría el año 1984 y aunque no sumábamos más de 20 los miembros del grupo y los amigos que habían decidido acompañarnos en esta gesta histórica, la fuerza y la teatralidad del actor insignia de los candelos, aunada a la rapidez y decisión de todos los convocados, lograron detener la fuerza de Doña Marina y todos sus hijos. (Recordada vecina que en paz descanse y que nos tendería sus generosas manos en apoyo a los duros días venideros; pero que como antagonista ese día, y alzando una viga de un peso imposible, nos brindó un recibimiento tan solo digno del ESMAD).
Este recuerdo aparece porque el 24 de febrero del año en curso, se reinauguró el Centro García Márquez EL ORIGINAL en un avance casi total del proyecto inicialmente planteado por sus fundadores y con el diseño, entre otros, del arquitecto Mario Perilla. La persistencia, sabia prudencia y paciencia -unidas a una permanente producción teatral- de Hugo Afanador, más la acumulación de 36 años/obras/actores/dramaturgos y directores de este grupo, nacido al calor de la extinta ENAD (Escuela Nacional de Arte Dramático con la dirección y complicidad del maestro del teatro colombiano Santiago García), es un triunfo inmenso para el teatro independiente, original y crítico. Terminar una sala de teatro, concebida, diseñada, construida y destinada 100% para el teatro, en un país de quimeras y corruptelas, es una hazaña que pueden reivindicar pocos hacedores del teatro. De la larga lista de obras escritas, creadas, dirigidas y producidas por sus miembros, hago una caprichosa pero demostrativa de la diversidad y riqueza escénicas: Biófilo Panclasta de José Assad, que se convierte en una suerte de credo teatral y en un alter ego que encarna Hugo Afanador a lo largo de más de 45 años de creación escénica; La Boda Rosa de Rosa Rosas, alucinante reconstrucción del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán por Afanador y recientemente montada por estudiantes de la Facultad de Artes ASAB, bajo la dirección de su autor; Cenizas Sobre el Mar de Assad y que dio apertura al primer “cascarón” de la García Márquez el 20 de septiembre de 1991. El V Evangelio, Piano-Bar y QX, La Máquina del Disparate de Andrés Rodríguez Ferreira que se suman a Vía Láctea, Venganza en el año 2092 y La Pandilla del Cuarto Menguante, también de Afanador. Recientemente dos trabajos pertinentes y actuales: escritos y dirigidos por Sebastián Uribe Tobón: 15 Minutos y El Real Show, y la obra con la cual se reabren las puertas de la sala, ¡Ah, Qué Bella es la Guerra! escrita, dirigida y actuada por el orientador de esta empresa teatral macondiana: Hugo Afanador
De las aventuras, esfuerzos, peripecias aristotélicas, necesidades y anécdotas kafkianas que representan todos esos años de creación teatral, se escribirá en un futuro la obra completa; saga que ha de mencionar 3 actrices del grupo y creadoras de personajes inolvidables en los montajes señalados: Lucía Rengifo, Cristina Rodríguez y Adriana Mejía.
Basta por ahora cerrar con dos acotaciones:
Una: Que los “cien irruptores” iniciales se sigan trasmutando en los miles de espectadores que llenan día a día la remozada sala en su permanente y atractiva programación, y que a partir de ahora sigan acudiendo a ese hermoso espacio. Espacio de investigación, creación y formación abierto a las promociones de artistas escénicos que, mayoritariamente, egresan de la Facultad de Artes-ASAB, de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, y que ocupan, utilizan y enriquecen ese espacio maravilloso de la ciudad que sueña y necesita verdaderos espacios de creación.
Segunda: que los miles de perdones y agradecimientos lleguen a los que aportaron con su fructífero paso por “La García Márquez” a esta historia, y que solo por el corto espacio no son nombrados en este texto. -algunos de ellos gozando ya de la escena eterna.
