El África del escritor Andrés Hoyos

El África del escritor Andrés Hoyos

"Decir que África y América del Sur son parientes cercanos es desconocer las diferencias que existen entre sus multiculturalidades"

Por: José E. Mosquera
febrero 05, 2016
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El África del escritor Andrés Hoyos
Crédito larepublica.ec

El escritor Andrés Hoyos, publicó en El Espectador una columna sobre África el pasado 26 de enero, que me generó bastantes interrogantes por la manera tan superficial como enfocó su análisis y por las rebuscas comparaciones que hizo entre África y Suramérica. Un enfoque sustentado en los imaginarios racistas preconcebidos que crearon los europeos sobre África salvaje, atrasada y pobre. Fantasías que aún siguen vigentes en mentalidades como las de Hoyos, cuyo primer error fue mirar a África como si fuera un país y no un continente de 54 países y con diversidades de regiones. Lo que destaca es el África de los safaris “selvática, tropical, tribal, atrasada y pobre”, pero no hace referencia sobre las Áfricas de ciudades modernas, de los grandes centros académicos y menos a cerca de los niveles de desarrollo y de crecimiento económico que han alcanzado sus países.

Tampoco hace una distinción entre África del Norte y África Subsahariana, cuando dentro de ambas, existen diferencias geográficas, étnicas, sociales y culturales, inclusive entre un mismo país y de un país a otro, que son determinantes para comprender los problemas de sus países.

Ahora si nos detenemos a examinar al África Subsahariana no encontramos que dentro de ella, también hay varias Áfricas con marcadas características: oriental, central, occidental y sur. Además de subregiones con características peculiares como la de los Grandes Lagos y el Cuerno Africano, que hace parte del llamado Arco del Islam y ese es otro cuento.

Decir que “África y América del Sur son parientes cercanas” porque unas plantas como la palma de aceite de origen africana se cultiva acá y el cacao y caucho de origen americano se cultivan allá y por la herencia de la esclavitud, es desconocer las profundas diferencias que existen entre las multiculturalidades los países africanos y las de las naciones suramericanas.

Las Áfricas también son mestizas como Suramérica, producto de las migraciones. Por eso tratar de buscar similitudes rebuscadas no cuadra, porque dentro de esas multiculturalidades es poco lo que nos une más allá de los índices de pobreza y el color de la piel de la mayoría de la población de los países Subsaharianos y las minorías de las etnias negras en las naciones suramericanas.

Culturalmente somos totalmente diferentes. En consecuencia, resulta complejo hacer una comparación entre unas Áfricas con una mayoría de población que profesa el islam (sunitas y chiítas), con unos países suramericanos mayoritariamente cristianos, con visiones diferentes sobre la vida y la muerte.

Hablar de democracia como la entendemos en occidente en los países africanos es un asunto quimérico, porque el tribalismo, la etnicidad y la religión tienen mayores fuerzas de cohesión política en la gente que los partidos políticos. Además, la visión de los africanos de eternizarse en el poder como sus antiguos reyes.

Por consiguiente, es complicado encontrar cercanías como las que plantea Hoyos, entre una Suramérica cristiana con separación de Iglesia y el Estado, con un mundo islámico africano en crecimiento, donde Iglesia y Estado no son instituciones separadas. Además, donde ni la nacionalidad, ni la ciudadanía son fuerzas de cohesión identitarias, sino la pertenencia a la comunidad religiosa.

De allí que varios de los conflictos armados y políticos que hay actualmente en gran parte de los países africanos, tienen mucho que ver con luchas políticas por el poder para la creación de Estados islámicos. Los conflictos como los que se viven en Nigeria, Malí, Costa de Marfil, Níger y Somalia, entre otros, son de esa índole y tienen relación con la búsqueda de imposiciones de las leyes islámicas.

Como dice, el historiador Ferrán Iniesta, “conocer y aprender de las sociedades africanas pondrá fin al prejuicio como punto de partida de toda reflexión. Habrá que habituarse a analizar y estudiar África a través de sus propios parámetros históricos”. Es claro que no es fácil comprender, ni analizar los fenómenos políticos y sociales en las diversidades de países africanos con la visión que tenemos nosotros en occidente de democracia, sin detenerlos en examinar las cosmovisiones que tienen los africanos de gobierno y del mundo.

@j15mosquera

 

 

 

 

 

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